– Lo siento, ya vamos a... –las palabras murieron en su garganta al levantar la mirada y ver a la persona parada frente a ella. Esa persona que causaba instantáneamente que tragara con dificultad y no lograra pensar con claridad.


– ¿Qué? ¿no vas a atender a tu último cliente? –al escuchar su voz sintió sus piernas flaquear. Siguió con la mirada al chico, el cuál se movía con toda libertad por el lugar.


– ¿Q-qué haces... aquí? –terció la chica.


– Seokjin me recomendó su lugar. –Soomin se sorprendió al escuchar el nombre de su jefe. Se preguntaba si se conocían. Era creíble, ya que Jin era de esas personas sociables y agradables.


Jimin se acomodó en una de los sillones del lugar y la miró fijamente, entornando los ojos y esperando a que la chica se acercara. Soomin dejó salir un suspiro y se acercó al rubio, manteniendo cierta distancia, acción que hizo reír sonoramente a Jimin.


– ¿Qué le apetece ordenar? –habló entre dientes, tratando de sonar amable. El chico sonrió y fingió pensar seriamente. Acabando con la poca paciencia de la linda chica.

– Un frappuccino... o no, no, mejor un café negro sin azúcar. –Soomin anotó en el pequeño cuadernillo pero el chico volvió a hablar.– Nah, olvidalo, solo tráeme un frapuccino... o quizás un café ne–


– Un frappuccino será. –le cortó. Una sonrisa se asomó por los labios gruesos y rosados de Jimin.


La chica se dio vuelta, pero no pasó mucho cuando recibió un comentario obseno de parte del rubio. Fue algo que no dijo en voz alta pero que ella logró escuchar y solo ignoró.


Lo analizó furtivamente desde atrás de la barra. Llevaba un pantalón negro con un cinturón y una remera blanca, le quedaba demasiado bién y ella lo sabía. Se mordió el labio intentando calmarse. Sostuvo la bandeja con el frappuccino en sus manos y cambió su semblante a seriedad e indiferencia. Se acercó al rubio y la dejó sobre la mesa. Cruzaron una mirada efímera y la chica se dió vuelta dispuesta a irse. Pero la mano de Jimin sobre su muñeca la tomó desprevenida, la giró abruptamente, quedando frente a frente. Sus narices rozaban, casi tocándose, sus respiraciones profundas y cálidas se mezclaban, formaban un ambiente denso y pesado. La chica se mantuvo firme, pero era tal la sensación de derretirse que sus manos sudaban y sus nervios iban apareciendo de a poco. Ambos se miraban intensamente, una mirada que a Soomin le costaba mantener. Se quedaron de esa forma por largos minutos.

Los dos sabían lo que querían, pero ninguno se animaba a iniciar esa acción.

– Tú frappuccino. –luego de decir eso se alejó del chico. Una media sonrisa adornaba el rostro de éste.


– Si que eres mala, gatita. –gruñó apoyando su brazo en el respaldo del sillón azulado. La de tez blanca trató con todas sus fuerzas no mostrarse débil ni intimidada cómo al principio, pero tenía claro que si el rubio seguía mirándola de esa forma se volvería completamente loca e inestable.



– Estoy muy molesta... –murmuró con pesades. Aún así él logró escucharla y la miró suspicaz.

Dared✧ P. JiminWhere stories live. Discover now