amor, dolor II

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AMOR, DOLOR II


Hola :)

Esta vez quisiera compartirles las canciones que me acompañaron al escribir este capítulo, no sé, igual les guste como tal vez no, pero no está de más si prestan atención a la letra y al fondo tras ellas. Ambas son de Taylor Swift, pero a mí me gustan más en covers.

I knew you were trouble, (Madilyn Bailey)

Y para la última parte, Last Kiss (Boyce Avenue ft Megan & Liz) un acústico precioso, les dejo enlace en el grupo.

—Por favor, Kikyo, espera— una voz femenina que intentó ser discreta llamó su atención.

«¿Kikyo?» Kagome volteó su rostro extrañada.

—Mph— los labios de Kikyo se torcieron en una sonrisa victoriosa —, así que sí viste bien después de todo, Tsubaki— soltó la fría chica que tuvo que apoyar su mano en la pared para no perder el equilibrio.

Tsubaki cerró los ojos lamentando el lapsus brutus que tuvo al decirle a su convaleciente amiga que le pareció ver a Kagome subir a ginecología.

—… Kikyo… qué… ¿qué haces aquí?— le preguntó al verla vestir una bata hospitalaria blanca con pequeñas flores de un azul vivo que, a pesar de su demacrado estado, la hacían lucir bonita. Los ojos de Kagome temblaron incrédulos cuando la chica endureció su mirada.

—¿No lo imaginas?

Esa pregunta y el tono amargo y resentido de la lacia pelinegra le generaron un mal sabor de boca a Kagome.

Su respiración suave y calmada escapaba despacio por sus labios al esperar que Kikyo hablara, a decir verdad, no tenía idea de lo que hacía ahí. Los ojos de ella y los de Tsubaki no dejaban de ver a la convaleciente pelinegra, aunque los de esta última, con algo más que preocupación.

Kikyo sonrió con burla y autosuficiencia al acercarse un par de pasos a Kagome, la misma que la vio con recelo pero que no se apartó un milímetro de ella.

—Y dime, ¿Tú a qué has venido?— cuestionó sin disminuir un poco el grado de su autosuficiencia e incluso, elegante altanería. Kagome la vio de medio lado cuando Kikyo se colocó a su lado, terminando de analizarla, como siempre, subestimándola, mientras se negaba a aceptar su derrota por culpa de esa chica un par de años menor que ella — Mph— sonrió con ironía y un tinte de molestia —, ¿me dirás que también estás embarazada?— preguntó tensando a Kagome que abrió los ojos sorprendida.

«¿También?»

Tsubaki ladeó su rostro y dejó escapar silenciosamente el aliento, al darse cuenta que Kikyo de verdad iba con todo. La pregunta era, ¿qué tanto estaba dispuesta a destrozar a esa niña?

—¿También?— preguntó la descolocada azabache, pero contrario a esto, no se permitió exteriorizarlo. Le sostuvo la mirada a Kikyo y vio cómo ésta la observaba fría y directamente.

La astuta y pálida pelinegra curvó apenas sus labios, lo que le dio una respuesta a Kagome.

—Mph— ella sonrió sin ánimo —, no me estarás queriendo decir que…

—¿Qué es de Bankotsu?— completó Kikyo y después sonrió orgullosa, lo que volvió la seriedad a la mirada castaña de Kagome — ¿No te lo había contado ya?

Kagome negó despacio, sin creerle — Es absurdo— dijo y desvió su rostro dejando de ver a su eterna rival, por un segundo su mirada se encontró con Tsubaki y ésta la vio con pena, para luego desviar su rostro. Kagome tragó despacio.

Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant