aceptación

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Había terminado de peinar su cabello hacía un par de minutos, y aun así, seguía pasando el redondo cepillo entre su sedosa cabellera. Suspiró resignada.

-Esto está muy mal, Kagome. Estás muy mal-. Se decía a si misma al verse a los ojos en el espejo de cuerpo entero, colocado en un pequeño armario en su pieza. Bajó su mano con el cepillo en ella y mordió su labio preocupada. Jugó con un mechón de su cabello con la mano libre, y se observó de pies a cabeza; una falda de holanes blanca y una blusa lila de manga tres cuartos y hombros descubiertos, eran las que la vestían.

-Casi no me reconozco- volvió a mencionar en un susurro, pero no por su forma de vestir, sino por la extraña forma de comportarse con la que venía estado actuando.

-¡Kagome!- la voz alta de la castaña la hizo respingar al llamarla del otro lado de la puerta.

-Si- respondió al girarse y en el acto la puerta de su pieza se abrió, dejando ver a una desvelada Sango.

La castaña la vio con el ceño fruncido y con los brazos cruzados al ingresar y pararse frente a ella. Kagome pestañeó un par de veces y se sintió incómoda por su inescrutable mirada.

-¿Qué?- se atrevió a preguntar.

-¿Sigues con Bankotsu?- soltó al alzar una ceja y verla con suspicacia.

La pelinegra dio un respingo -ah...-, mencionó al quedarse helada - ¿qué?

Sango entrecerró los ojos -Yura dijo que te regresaste con él.

-Bueno, sí- aceptó al evadirla y caminar hacia la puerta.

-¿Y?- insistió al cerrarle el paso-¿por qué no lo mencionaste anoche?

-Estudiaste hasta muy tarde... no quise interrumpirte- respondió de prisa.

Sango ignoró eso - según Kouga te viniste con él porque tenías prisa y no vi que hicieras nada, salvo bañarte. Además llegaron bastante tarde-. Replicó la joven que temía que su amiga le estaba perdiendo la confianza.

Kagome desvió el rostro sin saber qué decirle.

-¿Qué ocurrió?

"Nos detuvimos a tener sexo... un muy buen sexo"pensó con culpa y su rostro enrojeció.

-¿Te sigue gustando?- le cuestionó con inseguridad.

-Él... él quería hablar. Solo eso-. Respondió nerviosa y se dirigió a la cama para sentarse.

-Supongo que te gusta, de lo contrario no estarías tan nerviosa. Pero entonces, ¿qué pasa con Inuyasha?- cambió de tema y la siguió.

Kagome suspiró al evadir su mayor preocupación -bueno... no te he contado pero, Izayoi ya sabe de lo de él y Kikyo-. Se detuvo al verla sorprendida -supongo que su relación se hará un poco más sólida.

-Kagome y... ¿todavía te afecta?

Ella movió nerviosa su pie -algo.

Sango la vio con pena.

Kagome negó en silencio, ya no quería pensar en Inuyasha, no al menos hasta no entender qué le pasaba con Bankotsu.

-¿Te puedo preguntar algo?- mencionó y sorprendió a la castaña que todavía lamentaba el mal de amor de la que consideraba su mejor amiga y casi hermana.

-P-por supuesto- mencionó y asintió rápidamente con la cabeza, ahora se sentía culpable por lo confundida o triste como se veía ya Kagome.

-Sango, tú...-, comenzó nerviosa- bueno... cuando una pareja tiene relaciones sexuales, es normal que... ¿Qué se sienta tan bien?

Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)Where stories live. Discover now