malas noticias

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Volvió a hundirse en su cuerpo mientras continuaba besando sus labios, Kagome gimió y él absorbió el dulce sonido.

-Quédate esta noche- habló sobre sus labios el jadeante y ya completamente desnudo joven -...vuelve a dormir conmigo.

Los ojos de la pelinegra viajaron de sus labios a los ojos azules del moreno... jadeó una vez más antes de contestar -:sabes que no puedo...- se excusó y acarició su rostro ... una nueva y profunda embestida de Bankotsu la hizo gemir y cerrar sus ojos al echar su cabeza hacia atrás -Sango... Sango lo sabrá todo si no... llego- explicó al resbalar su mano de su mejilla a su pecho, sintiendo el pulso acelerado en su cuello y en su corazón.

Él gruñó frustrado y llevó sus manos sobre la cabeza de Kagome, provocando que su cuerpo se aplastara todavía más contra ella... siguió moviéndose despacio pero clavando su endurecida carne hasta el fondo de la estrecha cavidad femenina.

-Kagome...- la nombró roncamente, ¿cuándo pensaba contarle?, detestaba esos detalles que les impedían hacer lo que deseaban.

-S-se lo diré, pronto- aseguró la chica y sus manos viajaron a la espalda del joven, acariciándolo -...solo... no sé cómo lo tome- finalizó para morder su labio y ladear su rostro cuando el moreno comenzó a besar su cuello. Una de las manos del joven bajó hasta apoyarse en su cadera y se volvió a hundir en ella.

-Eso no es su asunto- cortó el agitado chico.

-L-lo sé, pero...- quiso hablar y ya no logró emitir una idea clara. Bankotsu mordió el lóbulo de su oreja y su respiración caliente la estremeció.

Kagome gimió y apretó más sus manos contra la amplia y dura espalda masculina... hacer el amor era diferente... Bankotsu era más tierno con ella. Ella alzó suavemente una de sus piernas y la enredó con una de él... Bankotsu dejó su cuello y separándose un poco de ella, bajó a besar sus senos... masajeó el que no ocupaba con su boca y lo apretó con sus dedos; observó a Kagome cerrar sus ojos luego de verlo y fue consciente de cómo luego de desearla tanto, había llegado a amarla, más que a nadie.

El teléfono del departamento del moreno sonó y la pelinegra abrió los ojos al instante... justo en ese momento volvía a ella la noción del tiempo.

-¿No vas a contestar?- preguntó al alzar suavemente su cabeza y verlo perdido entre sus senos y con los ojos cerrados... ella mordió su labio inferior al sentir su lengua juguetear con su endurecido y sensible pezón.

Él jadeó insatisfecho -¿cuándo me ha importado más el teléfono?- le preguntó al alzarse a sus labios.

-Pero... podría ser algo...

-No importa- aseguró y salió de su cuerpo. Kagome frunció el ceño cuando él la obligó a girarse, dejando su pecho apretado contra la suave sábana que cubría el colchón. Bankotsu se posó sobre ella y Kagome tembló cuando él le separó las piernas -ya desistirán- aseguró pensando en la persona que llamaba.

-Bankotsu...- lo nombró la pelinegra y sintió un estremecimiento recorrer todo su cuerpo y finalizar en una sensación caliente justo en la base de su nuca, cuando él volvió a penetrarla y respiró en su cuello. La piel de los brazos de Kagome se erizaron -Aahh...- gimió.

El ojiazul deslizó el largo cabello de Kagome hacia un lado y besó su oreja y su cuello... ella solo pudo morder su labio intentando callarse mientras lo sentía penetrar su vaginal entrada... el peso del cuerpo de Bankotsu sobre ella solo hacía incrementar el placer que estaba experimentando... los suaves y profundos movimientos del chico incrementaron su fuerza paulatinamente producto de su pasión. La sangre del joven estaba ardiendo, la humedad de Kagome era mucha y su pelvis chocaba contra los redondos glúteos de la joven provocando ese sonido constante que acallaba al acuoso de su unión.

Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن