Capítulo 22

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Narra Theo:

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Narra Theo:

Después de mi partida…

¿Acaso he dejado de existir? No es posible, si hubiese desaparecido para siempre, no estaría cuestionando mi existencia misma.

¿En dónde estoy? ¿Acaso estoy soñando? ¿A dónde se han ido Anthony y los demas? Tengo demasiadas preguntas. Esto... esto no es usual en mí.

Lo único que sé, es que reposo desnudo sobre el césped. A mi lado puedo ver mis rosas favoritas, las de color magenta. También puedo observar un centenar de mariposas, de todos colores.

Lo último que recuerdo, son las lágrimas de Anthony. No me gusta verlo llorar, pero creo que nunca se lo dije... ¿O sí? Estas preguntas me asustan, es como si fuese… Imperfecto, tal como Anthony o el chico que le gusta, o Marisa.

A propósito. ¿En dónde estará ella? Espero que tenga una caja de Blossom Sparks para mí, cuando regrese.

Me levanto del suelo. Algunas mariposas se marchan, otras quedan. Cae sobre mí la tristeza y el frío recorre todo mi cuerpo.

Esto es ser imperfecto. Y ahora que lo pienso, yo también conseguí amar a Anthony de manera imperfecta, porque si hubiese sido un amor perfecto yo no estaría aquí, y jamás lo hubiese abandonado.

¿Cómo sé que lo he abandonado? ¿Cómo es que conozco la imperfección? Ya no más preguntas. Ahora entiendo a Anthony y esas dudas que lo invadían diariamente. Él cargaba un gran peso mientras yo solo lo amaba y comía cereal.

Escucho una voz a lo lejos, es la voz de Cherry. Estoy seguro. Su hablar es imperdible, incluso en este extraño lugar.

Corro a toda velocidad para llegar hacia su voz. Las mariposas siguen batiendo sus alas a un compás armonioso.

Escucho lo que Cherry dice.

«—Theo, los pétalos no son algo de lo que dependa tu existencia en este mundo. Simplemente, cuando esos pétalos se acaben, tú serás un chico común y corriente...»

Recuerdo que Cherry dijo eso en la fuente Clavelrosa. El mismo día que Anthony y yo tuvimos nuestro primer beso.

Las mariposas a mi alrededor se agrupan y toman forma. Anthony está frente a mí.

Corro hacia él, para abrazarlo, pero se desvanece. Su figura vuelve a ser solo mariposas.

Esto es doloroso, mas antes de tal dolor, las mariposas se agrupan de nuevo.

Ahora, consigo ver un espejo. Me acerco cuidadosamente, para que tampoco se desvanezca.

Alcanzo a contemplar mi reflejo. Ese que —cada mañana— veía en el espejo del baño, mientras Anthony preparaba el desayuno.

Yo continúo siendo el mismo. Mis ojos permanecen tan verdes como hojas. Aún mantengo el cabello corto, y mi abdomen marcado, ese que tanto le gusta a él.

Theo, es el nombre que Anthony quiso darme cuando empecé a ser parte de su vida. Este espejo frente a mí —que recién se desvanece— provoca que lo recuerde.

Las mariposas se posan sobre mí, cubriéndome por completo, y todo mientras escucho la voz de Anthony...

«—Yo también te amaré por siempre, Theo».

Todo resulta grato, porque de todas maneras, cumplí ese deseo tan puro que Anthony tenía: ser amado por el chico de sus sueños.

Mi nombre es Theo, y ahora mismo tengo el presentimiento de que a la vida de Anthony Spring, volverá la primavera.

Volverá la primaveraWhere stories live. Discover now