Capítulo 3

1K 88 30
                                    

Mi mal humor empeora. Es necesario que vaya a casa y me encierre en mi habitación, ojalá por varias horas.

Lavelcville es un caos total en este momento. La gente corre de un lado a otro con los preparativos del festival de primavera, que será dentro de una hora.

Puedo ver una enorme carroza adornada en su totalidad con margaritas. Además, algunos puestos de comida han sido colocados en el bulevar. También hay pétalos de flores por donde sea que se mire. La estatua del león primaveral, ha sido decorada con rosas recién cortadas.

En un asiento del parque están Chad y Asher besándose apasionadamente, como si la primavera fuese a terminar.

El chico que me gusta, besa a su novio, mientras paso al lado de ellos y finjo una sonrisa. Definitivamente, este día empeora a cada minuto.

¿Qué tiene Chad Hall que no tenga yo? ¿Por qué Asher le coloca una corona de flores y lo mira con ternura?

Ellos parecen tan enamorados.

—Oye, chico de los chocolates. ¿Por qué no llegaste hoy? —inquiere Chad con voz enérgica, mientras Asher acaricia su cabello.

—Hola. —Saludo al larguirucho—. Um... digamos que tuve un inconveniente.

—No hay problema —aclara Chad—. Te esperamos mañana con esos chocolates.

—De acuerdo —le contesto con timidez.

—Y algo más, chico de los chocolates —repite—. Mantén esa sonrisa.

Luego de esa corta conversación con Chad —en la que mis emociones eran un desastre, a causa de mi amor platónico por Asher—, salí rápidamente del centro de la ciudad.

Veinte minutos después, y aún de mal humor, llegué a casa.

—¿A dónde van? —le pregunté a la abuela. Ella y papá parecían tener prisa.

—Al festival inicial de primavera —me responde ella—. Ya sabes que vamos cada año.

—¿Sabes, abuela? —Resoplé—. No iré este año.

Papá muy asombrado me dirigió la palabra.

—Hijo, ¿te sientes bien?

—Sí, estoy bien —le mentí.

—¿Seguro? Amas la primavera y siempre vas con nosotros —me recuerda el hecho.

—Lo sé, pero solo quiero descansar.

—Bueno, en ese caso, nos vamos. —informa—. La cena está en el refrigerador.

—Grascias, y espero que se diviertan mucho —les dije.

7:01 p.m

Para este momento, el festival ya debe haber iniciado, pero no estoy ahí.

He dejado la cena a medio terminar, pues caigo en cuenta de cuánto detesto la comida congelada.

10:30 p.m
Encerrado en mi habitación, me despierta el rechinar de la puerta. Papá y la abuela han llegado del festival.

10:59 p.m
Hace mucho frío, y por alguna razón, no logro conciliar el sueño.

De repente, percibo una brisa extraña sobre mo rostro. Se siente como si el viento me estuviese dando las buenas noches.

¿Viento? Imposible; las ventanas están cerradas.

Enciendo una vieja lámpara en la mesita de noche, y lo que veo me deja atónito.

Cherry, aquella chica rubia —que salvé en el puente— está frente a mí.

Volverá la primaveraWhere stories live. Discover now