Capítulo 18

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Despierto con una sonrisa, pues he soñado con Asher Woods.

El reloj de pared marca las seis de la mañana. Será mejor apresurarme si no quiero llegar tarde a la secundaria.

En la cocina, encuentro una nota que ha dejado mi abuela.

Buenos días, Anthony. Tu padre y yo fuimoz al centro de la ciudad, a una reunión del comité de vecinos. Posdata: Hay cereal sobre el refrigerador.

Sigo la indicación y busco ese cereal, pero de repente siento algo extraño.

¿Y si mejor elijo un tazón de plástico en vez de vidrio? ¿Tendrá buen sabor este cereal? De marca Blossom Sparks.

¿Por qué será que el desayuno siempre se vuelve un detonante para filosofar? Es mejor comer mi cereal y ponerle freno a mis pensamientos.

Rápidamente, salgo de casa y subo a la bicicleta.

El clima parece un poco frío. Las flores en la pradera están todas marchitas.

«Si pudiese hacer algo para que vuelvan».

Por alguna razón —en esta mañana particularmente—, ver las flores me provoca tristeza.

Un rato después...

Recién llego a casa de Marisa. En cuanto bajo de mi bicicleta percibo que está más ligera, como si faltase alguien, o quizá solo he bajado de peso.

—¿Qué tal, Marisa? —saludo.

—Buenos días, Anthony. —Marisa me saluda con un beso en la mejilla—. Oye, ¿no crees que amaneció un poco nublado hoy?

—Patético —mascullo—. Y se supone que es primavera, ¡Patético!

—Sí —me dice— Espera un momento, Anthony.

—¿Qué sucede?

—¿No sientes como si faltase algo?

—Es cierto —concuerdo—. De hecho, siento lo mismo desde la mañana. —Hago una pausa—. ¡Oh, ya sé! —exclamo—. Es tu bicicleta.

—¿Sabes? No creo necesario llevarla, puedo ir cómoda en tu bicicleta.

—Tienes razón —le sonrío—. Súbete entonces.

De camino...

—Marisa, ¿de casualidad sabes qué ocurre en el centro de la ciudad?

—Sí, según escuché es una junta de vecinos. Van a discutir lo de la primavera

—¿Qué sucede? —inquiero, desbordándome de curiosidad.

—Solo mira a tu alrededor —indica Marids—. La vegetación está tan seca, y da un vistazo a los árboles de Cerezo; todas sus flores están en el suelo.

—Tienes razón, algo extraño sucede —supongo—. En mi pradera, las flores también están marchitándose.

Unas horas más tarde...

No dejo de mirar el reloj cucú del salón. Los minutos parecen eternos, y lo que más deseo, es poder salir para hacer mi rutina.

—Buenas tardes, estudiantes —dice la señorita Walker.

—Todos de pie —ordena la profesora.

—Hola, alumnos —saluda Rowena—. He venido a dar un pequeño mensaje. Como todos saben, algo sucede con la primavera. Por esa razón, quiero invitarlos a que cuiden el ambiente y hagan buen uso de sus recursos.

Todos ponemos atención al mensaje de la directora. Ella prosigue.

—Nuestro planeta es importante, y debemos cuidarlo —aconseja—. Probablemente, la ausencia de la primavera sea un resultado del daño ambiental o el cambio climático.

Volverá la primaveraWhere stories live. Discover now