Capítulo 15

539 59 5
                                    

La primavera no acaba, de hecho está su mejor momento. Por lo general, puede durar de ocho a diez meses en Lavelcville; es decir, casi siempre es primavera.

Los ancianos del pueblo creen tal duración es un regalo de las hadas. Yo les creo. ¿Por qué? Bueno, una de ellas me concedió un deseo, hace algunos meses.

Hoy —al mediodía— tendrá lugar el Festival Clavel; la mejor celebración. Todos los habitantes visten de rojo y adornan su ropa con claveles. Durante dicha fiesta hay bailes, comidas, juegos inflables para los niños, y mucha cerveza para los adultos.

Lo que más me gusta del evento es la danza del clavel, en la que invitan a los enamorados a la pista de baile, y, mientras suena una balada, los niños sostienen una especie de jaula, de la que liberan mariposas, siempre rojas. Según la creencia popular, es un ritual para bendecir a los enamorados y rezar por su buena suerte.

Desde que yo iba en primer año de secundaria, soñaba con ser parte del baile y contemplar las mariposas, junto con Asher Woods abrazándome. Pero bueno, eso fue antes de caer en cuenta que él es un verdadero idiota, y por supuesto, mucho antes de conocer a Theo.

Por esa misma razón, he planeado algo especial para este día. Con un dinero que ahorrado quise comprar un traje de color rojo para Theo. Quiero ir al baile con él y así cumplir mi sueño.

No tuve que comprar un traje para mí. Ta tengo uno guardado en mi clóset. Lo había comprado hace tiempo, con la esperanza de usarlo para Asher.

Me lo he probado, y al parecer todavía me queda bien. Definitivamente, lo usaré para Theo.

—Oye, deja de comer cereal tan rápido —le hablo al chico de mis sueños—. Vas a ensuciar tu traje.

—Descuida, Anthony —responde con la boca llena—. Tendré cuidado.

—Bueno, apresúrate —le digo—. Rowena nos llevará en su nueva camioneta. Por cierto, el baile será en media hora.

La camioneta de Rowena era enorme. Papá, la abuela, Theo y yo, entramos cómodamente.

—¿Están listos para el festival? —preguntó Rowena.

Gritamos con emoción.

Al llegar al bulevar donde se celebraría el evento, pude ver a tanta gente vestida de rojo, con claveles en sus trajes, vestidos y camisetas.

Nosotros, no éramos la excepción. Theo lucía adorable en su traje rojo. Rowena llevaba un vestido largo, y su peinado era muy elaborado. Para mi sorpresa, el traje que yo llevaba estaba un poco ajustado, pero definitivamente se podía usar.

—Marisa, estás aquí —exclamé de pronto, alegre—. Mírate, esas sandalias van de maravilla con tu vestido rojo.

—¿No es genial? —sonrió para Theo y para mí—. Oigan, pero a ustedes les falta un detalle.

Sin aviso, Marisa se acercó a una mesa, tomó dos claveles y quiso colocarlos sobre la solapa de nuestros trajes.

—Recórcholis. ¿Cómo pude olvidar los claveles? —dije—. Son mis favoritos.

—Oye, Theo. —Marisa le dirigió la palabra—. ¿Te agradan los claveles?

—Me encantan —dijo, mirándome.

Las horas pasaron, entre comida deliciosa, risas y más claveles. Después, se anunció la danza del clavel, pero en ese momento, yo no encontraba a Theo por ningún lado.

«Quizá está en el baño o se fue a la tienda por una caja de cereal». —Quise pensar

Estaba tan solo en medio de la pista, aún esperando a Theo, porque en verdad no quería perderme la danza. Para mí, era tan importante vivir ese momento con él.

Volverá la primaveraOù les histoires vivent. Découvrez maintenant