-Yo jamás haría algo como eso ¡Tenéis que creerme!- Lucy intentaba hacerlos entrar en razón, pero no funcionaba- Por favor...

     -¡Dejadla en paz!- grito con ira Igneel con las pocas fuerzas que quedaban en su cuerpo. Sus ojos verdes poco a poco se estaban oscureciendo dejando ver un inicio de la transformación de su Dragon Force- No ha hecho nada. ¡Esto es injusto!

En uno de los rincones más alejados del gremio, alejado de toda la discusión y los gritos se encontraba un pelirosa sentado con los codos apoyados en la mesa mientras bebía de la jarra de cerveza que tenía entre las manos.

Estaba enfadado, cabreado más bien, los ojos los tenia enrojecidos y una diminuta sombra rodeaba sus pupilas. Estaba cegado por la rabia y el dolor.

¿Qué es lo que había pasado?

     -Papa... ¡Por favor ven!- ese grito hizo que levantara de golpe la cabeza para dirigir su verde mirada el pequeño rubio y a su madre- Por favor...

Lo último era un susurro que chorreaba dolor. Mucho dolor.

Con lentitud se levantó dejando la jarra medio vacía en la mesa. Con pasos pesados y cortos se acercó al gran grupo de gente que miraba con odio, rencor y tristeza todo lo que pasaba. Lo que les pasaba a los rubios.

     -Natsu...- ese susurro casi inaudible salido de los algo amoratados labios de Lucy hizo que por un momento su cuerpo se detuviera, pero siguió avanzando hasta detenerse a un lado de la escena ante la mirada expectante de todos.

Cana se había tranquilizado cuando lo vio aparecer, pero al ver la fría mirada de Natsu clavada en Lucy, su cuerpo se tensó sin poder evitarlo. Nada bueno iba a pasar en ese momento.

     -¿Sabes?- empezó con humor frío mientras se cruzaba de brazos y una sonrisa ladina y fría empezaba a aparecer en su rostro- Todo esto es solo culpa tuya. Eres una carga. No sé si quiera que haces aquí y cómo puedes seguir todavía. Sabía que tarde o temprano caerías.

Acercándose un poco más se colocó al lado de los hermanos Strauss que lo miraban todo con indiferencia.

     -No creo si quiere que merezcas llevar la marca del gremio- hizo un gesto de indiferencia con la mano, pero una pequeña llamarada lo suficientemente potente quemo parte de la mano donde Lucy llevaba la marca de Fairy Tail.

Después de eso se quedó quieto unos segundos, antes de que su rostro volviera a ser neutro.

Lucy estaba paralizada. No se podía creer todo lo que había pasado en tan poco tiempo. Y todo... ¿Por qué? Ni si quiera podía contestar a eso porque no tenía ni la más mínima idea.

Centro su mirada en la gran mancha de sangre de su destrozada camiseta y los rasguños por casi todo el cuerpo. Observo con dolor la gran herida en su mano que dolía como el mismísimo infierno.

Su marca. Su antigua marca. Su gremio. Su antiguo gremio. Su familia. Su antigua familia.

Su mirada se ensombreció. Las lágrimas corrieron libres por su rostro. No podía más. Ya no le quedaban fuerzas. Ni físicas, ni emocionales.

Cana estaba paralizada. No podía salir de su asombro por todo lo que acababan de presenciar sus ojos.

¿Había pasado algo en el tiempo que había estado fuera?

Sin darse cuenta, Igneel se deshizo de sus brazos y corrió para colocarse delante de su madre con los brazos extendidos mientras los sollozos hacían que su cuerpo se sacudiera un poco y las lágrimas aguantaran lagrimas que estaba a poco de salir.

     -Mama no es mala. ¡Ella no hace nada malo!- dijo con la voz lo suficientemente alta para que todos los presentes lo escucharan- Papa, ella no...

     -Yo no soy tu padre, ni ahora ni nunca- dijo con voz fría y sin quisiera mirarlo a los ojos- Quiero que los dos os vayáis de mi casa, de mi gremio y de mi vida.

Hasta ahí llego toda su fuerza. El pequeño observo con impotencia y mucho dolor como su padre se quedaba al lado de todas esas personas que le habían causado tanto dolor a su madre. Esas personas que, hasta ese mismo momento el consideraba su familia.

Los sollozos aumentaron, las lágrimas se escaparon y algo dentro de él se destruyó.

     -Nats... -no pudo terminar porque recibió otro ataque que la envió fuera del gremio.

     -¡Mama/Lucy!- Igneel intento ir a defender a su madre, pero Cana intentando cumplir el pedido de Lucy lo cogió fuerte de los brazos. Esta vez Igneel empezó a patalear con fuerza y pequeñas llamas casi inofensivas empezaron a salir de su cuerpo.

     -¡No volverás a poner un pie aquí nunca!- todos se prepararon deshacerse de ella.

Lucy no podía hablar, ni levantarse. No podía defenderse. Todas las heridas habían acabado con ella. Estaba en el suelo con la cabeza agachada tapada por su pelo, con sus manos todavía cubriendo su estómago.

Un hechizo combinado salió disparado contra Lucy creando una gran explosión que levanto mucho polvo.

Después de eso, no se escuchó nada. No se veía nada. Todo quedo en silencio. En calma.

La calma antes de la tormenta.

     -¡Mama!- Igneel se libró de los brazos de Cana que permanecía inmóvil incapaz de creer lo que acababa de pasar. Se acercó corriendo a la gran nube de polvo que se había levantado mirando horrorizado todo y buscando desesperado a su madre.

Pero... no había nada.

Si pudiera volver a verteWhere stories live. Discover now