31. "Tin-tin, el que no se encuentra pierde..."

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Soltó una carcajada.

—¿En serio piensas que te ibas a zafar de la venganza? Por favor, amor, sé razonable, nunca dejo de insistir y menos en las bromas.

—¡No me interesa! Suéltame porque si no... —decía hasta que él me interrumpió.

—Créeme Smith, ésta fue la gota que rebalsó el vaso, ¿cómo te atreves a teñirme el cabello? —cerró los ojos tratando de ser pacífico y de no matarme—, ¡¿sabes lo que te costará esto?! —me gritó.

Retuvo mis muñecas con una sola mano y sacó algo de su pantalón, cuando lo pude reconocer, abrí los ojos como platos.

—Mierda —murmuré.

—Sí, mierda —me sonrió, miró a sus costados encontrando un banco vacío y sin problemas sujetó una parte del objeto, enganchándolo en el asiento—, todos hemos estado preparados para esto —encerró mi muñeca en la otra esposa y se paró del césped—, tin-tin, Smith, el que no se encuentra pierde... pero recuerda que para eso necesitan de la hermosa llave...

—¡Asher! —grité cuando vi que estaba yéndose—, ¡esto no es parte del juego! —pareció escucharme porque se giró levemente y sonriéndome, se encogió de hombros—, ¡Asher, soy claustrofóbica! —mentí, se rió negando con la cabeza, él sabía que no lo era—, ¡estúpido Asher!

Estuve alrededor de media hora pensando cómo soltarme del asiento y sacarme una de las esposas que tenía en mi muñeca, pero no había caso.

Asher había sido inteligente, pero nosotros más.

Creo.

Cuando pensaba que era el fin y que él había ganado, visualicé a un pelirrojo un poco familiar.

Abrí mis ojos sorprendida y traté de silbar.

No había caso, era malísima.

Realmente, era malísima en todo.

—¡ELLIOT! —grité con todas mis fuerzas.

El pelirrojo se giró un poco preocupado por semejante grito, hasta que de forma desesperada, comencé a agitar mi brazo desesperadamente.

Caminó confundido hacia a mí.

—Eh Ashley, ¿todo bien? —preguntó arrugando la nariz.

—En perfectas condiciones, ¿y tú?

—Bien, gracias por preguntar —me sonrió.

—De nada... Eh, ¿por qué hoy había una chica en la recepción escuchando música? —pregunté casual.

Abrió su boca con asombro y rió levemente.

—Era mi reemplazo, es la hija del director... —asentí sorprendida, él se aclaró la garganta—, cambiando de tema... ¿qué te pasó? —preguntó arrugando la nariz.

—Un idiota me esposó a este asiento, no puedo soltarme —expliqué desesperada.

—¿Guerra de bromas? —cuestionó, asentí dudosa.

—¿Cómo sabes?

—Nena, yo era el capitán de Alpha Psi Omega en mis tiempos... —sonó nostálgico, sacó su llavero—, así que siempre estaba preparado —clavó una llave en la pequeña cerradura de las esposas, giró hasta escuchar un "clic" y las esposas cayeron al suelo.

Me paré del césped y lo miré agradecida.

—Gracias Elliot, casi me muero.

Rió.

—De nada, Ash, buena suerte en la guerra... —hizo una especie de saludo del ejército.

Le sonreí rodando los ojos y desaparecí corriendo hasta la casa.

¡Esto es guerra! © #2 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora