Me quedé los últimos días en mi casa, mi ventana daba al pasaje y mi escritorio estaba en la ventana. Vi dos veces a la Becca salir de su casa, las dos veces a la misma hora, pero siempre volvía temprano. Podía notar que le echaba un vistazo a la casa, pero nada más de eso.

Era la tercera semana que no salía de mi casa a otra cosa que no fuera ir a comprar, era un orgullo y a la vez penoso.

Pero para variar organizamos una junta en mi casa con los cabros. En mi casa, por lo que no contaba salir, seguía aquí veraneando.

Estábamos jugando mortal Kombat con los chiquillos, el Jaime estaba sentado mirando como jugábamos mientras tomaba cerveza.

Tocaron la puerta y los chiquillos pausaron el juego.

-¿Invitaste a alguien más?- me preguntó el Naiko.

-No weon, les iba a preguntar eso a ustedes. Calmao- me puse de pie y fui a abrir.

La Becca estaba detrás de la puerta con una bolsa en las manos. Usaba un vestido ancho azul, le llegaba hasta los muslos y se veía más delgada de lo que era. Subió los lentes de sol a su cabeza y me dio una sonrisa amplía.

-Buena- me saludó risueña. Miró hacia dentro y vio que estaban los chiquillos, todos los weones nos miraban atentos- ah, estay ocupado.

Cubrió su boca con la mano. Las que antes eran manos tiritonas con uñas larguísimas, ahora eran manos pequeñas con uñas mordidas y cueros salidos.

-Sí, pero pasa- la hice pasar y ella entró dudando.

-Hola- saludó a todos tímida.

-Hola- saludó el Nico- tú eri la weona del negocio.

-Sí- dijo ella y miró al Bestia- holi.

-¿Queri algo de tomar?- le ofreció el Naiko una cerveza, ella bajó la mirada y me miró.

-No, ¿no tienes bebida?- me pidió y yo me puse de pie para ir a buscar otro vaso y la botella de bebida- No tomo, gracias.

-Puta, perdona- dijo el Naiko, noté la vergüenza en su voz.

Volví con un el vaso con bebida y se lo pasé, ella aceptó con una sonrisa.

-Traje lomitos- puso la bolsa sobre la mesa y dio un sorbo- pero con dos no alcanza ni cagando.

-Vamos a comprar más po- dijo el Jaime. El weon se puso de pie apenas dijeron la palabra "lomitos".

-Hagamos una vaquita- propuso el Nico- ¿Cuánto cuestan?

-1.100- dijo ella y el weon sacó su billetera y puso la plata justa - voy a comprar yo, ¿Quién apaña?

-Yo voy contigo, Jaime, juega por mí- dijo el Bestia pasándole el control al Jaime.

Ella asintió y se puso de pie esperando que el Bestia guardara toda la plata.

-Vamos- dijo el Bestia y salieron.

La Becca cerró la puerta suavemente y se fueron conversando.

-Avísame si la cago- dijo el Naiko agarrando su cara- no sabía que no podía tomar weon.

-Da igual, igual es bueno que sepa decir que no- tranquilicé al Naiko.

-Que penca no poder tomar- dijo el Nico poniendo haciendo una mueca rara.

-La cago weon. ¿A qué vino? ¿Se están comiendo?- preguntó el Jaime alzando y bajando las cejas.

-No, hace semanas que no hablaba con ella.

-Ganas no te faltan de comértela, aunque teni poco pa agarrar. Personalmente me gustan más rellenitas- dijo el Nico sin despegar la vista de la pantalla.

-Para mí ella es perfecta- susurré mientras jugaba, ellos escucharon lo que dije y uno pausó el juego.

-¿Te gusta?- me preguntó el Naiko alzando una ceja.

-Desde que la conozco- admití y el Jaime soltó una risa estruendosa.

-Me estay webiando, ¿y qué estay esperando?- el Nico me empujó del hombro y le pegué un manotazo para que no webiara.

-Es complicado.

-No lo es, es una mina, declárate, dile que la amas y weas mamonas. ¿Eso te cuesta?- me resumió el Jaime.

-Es mucho más complicado que eso, ella no es una mina de la universidad, es distinta.

-Distinta en el sentido que era una drogadicta que salvaste de morir tirada por ahí, la weona debería estar chupándote el pico por haberla salvado y darle la oportunidad de resurgir como ave fénix- dijo el Jaime. Me ardió la sangre cuando dijo esa wea y habló así de la Becca, pero no dejaba de ser verdad. Odiaba su sinceridad a veces.

-Tampoco porque el weon la haya salvado deben estar juntos, pero igual se nota que está agradecida. No cualquiera viene con un lomito a ver a alguien- la defendió el Nico- yo creo que deberías decirle, la peor wea que te puede pasar es que te rechace.

-Ahí veo qué hago- dije y volvimos a poner el juego.

Al rato escuchamos voces, habían llegado. Les abrí y entraron con dos bolsas. Pusimos la mesa entre los seis y nos pusimos a comer.

Miré a la Becca que tomaba sabrosamente el lomito entre sus manos y comía masculinamente a mordiscos. El Nico me miró y soltó una risa, no sé qué me quiso decir con eso, espero que no me esté webiando.

Editado 14 de Mayo 2017.

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