Capítulo 2

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Lo que bien había comenzado, de pronto dio un vuelco y comenzó a surgir la verdadera naturaleza de esa relación. El matrimonio del año, frente a todos, comenzó a ser una miserable vida de puertas para adentro.

Emma no paraba de salir a fiestas, llegando casi siempre a la mañana siguiente, y Dante ya ni siquiera esperaba a beber cuando sus colegas le invitaban, ahora lo hacía solo, porque sí, porque era mejor que estar esperando a esa fría mujer. No era la chica agradable y linda que parecía meses atrás.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Acaso el matrimonio les había afectado?

Dante no entendía, y tampoco quiso darle muchas vueltas al asunto, sumiéndose en la bebida y el trabajo ya ni siquiera le importaba. Aunque había algo, estaba casado, y su esposa ni un beso le concedía, no iba a serle infiel, ella se enteraría y sería un motivo más, una razón para que los problemas aumentaran, aunque la frialdad y distancia comenzaban a pesar.

Ese fue el detonante. Sus necesidades, contra la indiferencia de su esposa, lo llevaron a buscar una solución, aunque no imaginó cómo terminaría.

Una tarde llegó a casa, fue a la cocina por una cerveza y se topó con su pequeño Omega, que trataba de cocinar algo y estaba a punto de quemarse.

- ¿Qué estás haciendo? -cuestionó sin importarle lo que ocurriría, abriendo el frigorífico sin mayor preocupación.

Yune volteó, y al hacerlo el sartén resbaló por completo. Soltó un grito de dolor y brincó hacia atrás por reacción, el aceite había alcanzado a salpicar sus pies y fue demasiado doloroso, aunque no grave.

- ¿Dónde está la cocinera? Tú no deberías usar la estufa.

- ¿Por qué me preguntas? -murmuró el chico frunciendo el ceño con cierta molestia, eran las primeras palabras que cruzaban desde que se comprometió. -Hace semanas no trabaja aquí la señora Marina.

- ¿Qué? ¿Y eso por qué? Eso no lo sabía. -y al parecer la noticia no le agradó.

-Emma, tu esposa la corrió.

-Seguro tendrá sus razones, yo no he comido aquí hace mucho, tal vez ni siquiera sea necesario, al parecer estás aprendiendo a cocinar.

Yune ladeó el rostro viendo el plato de huevos revueltos que preparó, estaban horribles, quemados y llenos de tanto aceite que escurría. ¿Por qué era tan difícil? Suspiró tomándolos y los colocó en el frigorífico, de pronto olvidó el hambre, se dirigió a la salida suponiendo que no había mucho qué decir.

- ¿A dónde vas?

-A dormir.

- ¿Y por qué sales?

- ¿Tampoco notaste esto? -le miró con ironía, pero el reproche en esos ojos verdes era inminente. -He dormido en la casa de cristal hace meses, me gusta ese lugar, aunque, se ha acabado la comida.

- ¿Comida? Yo no dejé comida, eran golosinas.

-Bueno, yo no sé cocinar, y corrieron a Marina, pensé que no me moriría de hambre si me comía todo antes de intentar cocinar.

-Mañana contrataré a una cocinera para ti, te ves muy delgado, ¿cuánto tiempo hace que no comes?

-Lo suficiente para quemarme intentando prepararme algo.

Dante no dijo más, no pensaba en Yune ahora, ya ni siquiera le importaba dónde dormía, ni qué comía, sólo pensaba contratar a alguien para que su mascota no muriera de inanición. Sí, había olvidado el cariño y sentido de protección que tenía hacia el pequeño, ahora su mente estaba nublada y no veía más allá de sus problemas maritales.

NO FUE MI CULPAWhere stories live. Discover now