Prólogo

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Nunca pensé que terminaría siendo una acosadora. Al principio era raro si quiera pensarlo, mucho más decirlo, pero ahora, después de tanto tiempo haciendo lo que hago, ya no me incomoda usar esa palabra para referirme a mi.

Desde pequeña estoy perdidamente enamorada de mi vecino Alex, tenemos la misma edad, aunque él parece más grande que yo. Ya no estoy tan segura del cómo terminé siendo su acosadora, todo se fue dando con el tiempo. Cada día Alex me gustaba más, su apariencia, su rostro y cabello... Todo de él me gustaba más y más.

Recuerdo el día que nos conocimos, Tayler, nuestro vecino, me invitó a su fiesta, y cuando llegué lo vi. Estaba sentado un poco apartado de los otros niños, con la cara muy seria, sus labios formaban una línea y su frente se arrugaba levemente. Desde ese momento supe que me gustaba. Intenté acercarme a él después de haberlo visto sin parar durante tres horas seguidas, pero cuando estabamos a unos metros de distancia la mamá de Tayler llegó para decirme que mi madre había llegado por mi. Pasé toda la tarde pensando en él, y cuando me acerqué a mi balcón me di cuenta que la ventana de su habitación se podía ver desde allí. A partir de ese momento no dejé de intentar verlo siempre que podía. Todos los días me sentaba en mi ventana y miraba la suya, pero al parecer siempre fui invisible a sus ojos.

Los dos fuimos creciendo al igual  que mi amor por él. 

Mis tácticas de espionaje se fueron perfeccionando, desde buscarlo en sus redes sociales, hasta deducir sus horarios. Fue más difícil porque vamos a diferentes institutos. Él va a una escuela privada, y yo no. Pero, con el tiempo llegué a identificar a sus amigos, y saber los lugares que frecuenta...

Así que sí, soy la acosadora de mi vecino desde que tengo cinco años. Pero, estoy segura de que si ustedes lo vieran, también lo acosarían, aunque sea desde el balcón...

Desde Mi BalcónWhere stories live. Discover now