Capítulo 34.

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(EDITADO)

Narrador externo

Al día siguiente los chicos notaron la ausencia de Emma. Al principio no le dieron mucha importancia ya que pensaron que había salido a dar una vuelta, pero cuando vieron que las horas pasaban y ella no volvía a casa, la incertidumbre y la preocupación les invadió.

—Carol, tranquilízate. Me estás poniendo nervioso.—Le dijo Zac, ya que Carol no paraba de ir de un lado a otro.

—No puedo.—Dijo Carol sentándose en una silla para luego volver a levantarse, intranquila.

—Vamos a ver, centrémonos. Emma dijo que se iba a dar una vuelta. ¿La escuchaste volver, Ty?—Habló Dani.

Negó con la cabeza.

—Seguro que le ha pasado algo. Tenemos que ir a buscarla.—Carol cada vez estaba más impaciente por la ausencia de Emma.

En ese instante, sonó el móvil de Tyler, quien se quedó petrificado.

—Es Hache.—Afirmó y descolgó el teléfono mientras los demás no perdían detalle de aquella conversación.

«Dave la tiene. Tenéis que daros prisa si queréis sacar a Emma y a Lisa de ahí. No tenéis mucho tiempo, te mando la ubicación por mensaje y no hagas preguntas.» y colgó. Tyler esperó a que Hache le mandara el mensaje. No entendía nada, no sabía cómo podía saber dónde estaban.

—Lombard Street.—Miró a sus amigos. No hacía falta que les comunicará lo que Hache le había dicho, ellos ya lo habían oído.

—Este es el plan.—Habló con decisión Dani. No podían irrumpir en su casa sin uno, se trataba de la vida de su hermana y de su novia, Lisa.

- - -

Emma y Lisa estaban siendo torturadas por dos de los matones de Dave.

—¿Vas a decirme ya dónde está Hache?—La tenía cogida de una manera muy brusca.

—Te repito que no lo sé.—Emma intentaba mantenerse firme, pero lo único que consiguió fue otra bofetada por parte de aquel matón. En el rostro de Emma no predominaba otra cosa que no fueran moratones.

—¡Maldita zorra!—Gruñó el otro. Y volvió a golpearla al ver que no había una reacción por parte de ella.

—¿Acaso no la has oído? Te ha dicho que no lo sabe.—Ya no había rastro de la Lisa débil que llegó aquí hace meses. La Lisa de siempre había vuelto más fuerte que nunca.

—Enséñale modales a la listilla.—Dijo el matón que tenía agarrada a Emma.

Lisa se llevó la paliza de su vida. Así como Emma solo había recibido golpes en su rostro, a petición de Dave; ella había recibido golpes por todo el cuerpo.

—Ya vale por hoy.—Dio una última bofetada a Lisa y los dos matones salieron riéndose. Cerraron con llave, pero se olvidaron de poner el candado, y de eso, se dieron cuenta las chicas.

—¿De dónde sacaste el móvil cuando me llamaste?—Aprovechó la oportunidad Emma.

Lisa estaba tumbada en el suelo.—En cuanto Luke supo que te conocía no dudó un segundo en traérmelo.

—¿Qué?—Emma no daba crédito a lo que estaba escuchando.

—Sé que cuesta creerlo, pero Luke es de los buenos.

Y lo cierto era que Lisa no se equivocaba en cuanto a Luke. Podía ser que Luke hubiera hecho cosas desconcertantes, pero él tenía un papel que cumplir.

«Me pasa que a veces hay que tomar la decisión más difícil de tu vida para ponerle fin a algo o a alguien.» Recordó Emma las palabras que Luke le dijo en el puente y lo supo: era de los buenos. No entendía por qué había hecho todas esas cosas, pero el caso es que Luke estaba en el mismo bando que ella.

Emma se dio cuenta que todavía llevaba las horquillas en el pelo. Cuando era pequeña, Dani le enseñó a abrir candados y cerraduras con ellas. No era una profesional, pero se le daban muy bien.

—Lisa, vamos a salir de aquí.—Afirmó quitándose una horquilla.

Ensanchó la horquilla y se la colocó en la boca para intentar liberar las manos: los grilletes le hacían daño, apretaban demasiado. Al principio le costó atinar, pero cuando lo consiguió, el grillete que sujetaba sus manos, cayó al suelo ruidosamente y sonó un «clack.»

Liberarse de los pies y liberar a Lisa fue pan comido. Cuando las dos estaban completamente libres de grilletes, se fundieron en un emotivo abrazo.

—Cuando abramos esa puerta, tendremos que enfrentarnos a dos matones. Al subir las escaleras, podemos encontrarnos con cualquier cosa, incluido Dave.

La idea de encontrarse con Dave cara a cara no les gustaba un pelo. Sabían que podía tener un arma a su disposición mientras que ellas iban desarmadas.

—Podemos desarmar a los matones y coger sus armas.—Propuso Emma.

—¿Cómo?

Emma dudó un segundo.—Sé pelear y sé que tú también sabes, solo tenemos que buscar su punto débil.

Emma le indicó a Lisa que se quedara en una esquina mientras ella abría la puerta.

Miró a los lados para buscar a los matones, pero no había ni rastro de ellos.

—El jefe ha dicho que no. Tiene una reunión en su despacho ahora.—Escuchó la voz de uno de ellos mientras se oían los pasos.

Emma se movió, nerviosa, dentro de la oscura habitación.

—¡Eh! Mira—Le dijo un matón a otro.—La puerta está abierta.

—Si se han escapado, Dave nos va a matar.—Ambos se miraron con miedo.

Uno de ellos entró e inspeccionó el lugar. Ambas se quedaron, quietas, sin saber muy bien qué hacer. Lisa encontró un hierro en el suelo, que se lo mostró a Emma.

Aprovechando que ambas estaban descalzas, Lisa se acercó sigilosa al matón y le golpeó con el hierro.

Lisa esperaba que cayera al suelo inconsciente, pero lo único que consiguió fue aturdirlo un poco.

«En las películas todo es más fácil.» pensó. Debido a su aturdimiento, con un movimiento rápido consiguió atarle el pie con un grillete y le quitó el arma de las manos. El cual le pasó a Emma.

—¿Ben?—Entró, despacio, el otro matón debido al ruido que había dentro de esa oscura habitación.

—¡No entres!—Intentó advertirle Ben, pero ya era tarde, los dos habían caído.

—Las manos donde yo las pueda ver. Deja tu arma y las llaves en el suelo.—Salió Emma de la oscuridad apuntándolo con el arma.

El matón hizo lo que Emma le había ordenado. Dejó el arma y las llaves en el suelo y con el pie, llegaron hasta donde estaba Emma. Lisa se acercó a él y le colocó otro grillete en el pie.

—Al suelo.—Ordenó Emma. El matón le hizo caso y Lisa les colocó los grilletes en las manos. Luego se acercaron a Ben e hicieron lo mismo.

Cogieron el arma y las llaves del suelo.—¡Malditas zorras!—Se les oyó gritar antes de cerrar la puerta y poner el candado.

—¿Sabes usarla?—Le preguntó Lisa a Emma refiriéndose a la pistola.

—Nunca he usado una ¿y tú?

Lisa sonrió de lado.—Dani me enseñó a usarla. ¿Sabes comprobar el cargador?—Emma se quedó sorprendida debido a esa confesión, pero decidió no hacer preguntas.

Emma asintió. Se lo había visto hacer a Hache la noche en que se conocieron.—¿Y ahora qué?

—Ahora vamos a por Dave.—Contestó Lisa, comprobando el suyo.

Hache. Saga H1 ✔️Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang