Capítulo 5

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*Camila pov*

—¿Me puedes explicar qué fue eso, Camila?—Mi madre entró detrás de mi a mi habitación. Era de esperarlo, ella no iba a dejarme en paz.

Paz. Necesitaba estar en paz. Quizás Lauren me daría paz cuando viniera por mi. Aún faltaban algunos minutos para que llegara y deseaba tanto que toque el claxon de su auto avisándome que estaba aquí.

—Te estoy hablando. Deja de ignorarme.

—¿Qué quieres que te explique? ¡Ya lo viste! Le grité a Kevin que me dejara en paz, no hay mucho que explicar.—Dije de mala gana mientras caminaba por mi habitación intentando respirar calmadamente.

—¿Y qué fue lo que dijo de Lauren? ¿Estás con ella mientras sales con Kevin? Camila, yo no te he enseñado a…

—¡Mamá! No estoy saliendo con ninguno.

—Pero Kevin y tu…

—Kevin y yo nada. Me tiene harta. Todos me tienen harta. Pero él más. Es un posesivo de mierda, es tan machista a veces, me trata como si yo fuera una inútil, es un mentiroso, se cree que sin él me voy a morir y no, no es así. ¡Mírame, estoy perfecta! Y que se vaya a la mierda. No lo quiero ver más.

—Cariño…—Levanté mi mano para que no se acercara a mi. Se me escapó un sollozo y me cubrí el rostro con ambas manos.—No quiero que estés así. No te hace bien.

Lauren hizo sonar la bocina de su auto como le había pedido y solté un suspiro.

—Me voy.—Dije yendo por mi chaqueta que estaba sobre mi cama.—No te preocupes por mi. Ah, intenta que Kevin no me espere, no quiero verlo.—Mi madre asintió.

—Cuídate, cariño.

Salí rápidamente fuera del hogar y cerré la puerta, aproveché el estar de espaldas al auto de Lauren y solté un suspiro. Las lágrimas caían libremente de mis ojos. Debía verme como la mierda. Pero necesitaba salir de allí.

—¿Es más divertido ver la puerta que venir conmigo?—Sonreí limpiando mis lágrimas antes de girarme a Lauren.—¿Qué te pasa?—Rápidamente rodeó el auto para llegar hasta mi y negué.

—¿Me puedes sacar de aquí pronto? Por favor.—Asintió rápidamente y me abrió la puerta de su auto para que entrara del lado del acompañante.

Lauren no me preguntaba, me dejaba calmarme en silencio y estando tranquila. Lo que le agradecía porque era probable que esté teniendo un ataque de nervios y lo único que necesitaba era tranquilidad. 

Había teniendo un sábado horrible. Todo había estado mal y esperaba al menos terminarlo bien con Lauren ¿Por qué todo debía salir tan mal siempre?

En la mañana Kevin y yo discutimos, una vez más, sé que había sido dura con él, pero me sentía enojada porque me había dejado sola en la mañana otra vez. En la tarde fui a buscarlo para hablar, para que estamos bien, no quería seguir así, ni siquiera recordaba cuando fue que pasamos de estar tan bien a estar así. Pero no todo salió como esperaba, cuando fui al departamento que compartía con su familia no me encontré a nadie, así que me fui, pero en el camino al ascensor Kevin entraba de la mano con una chica. Su rostro lo dijo todo. Estaba asustado, nervioso y de quedó allí sin decir nada.

No lo culpaba, nadie iba a querer estar conmigo. Pero lo hubiese entendido, lo hubiese aceptado si él me decía que quería terminar conmigo, que no podía seguir con nuestra relación. Hubiese sido menos doloroso que el hecho de mentirme y que yo lo descubriera cuando le iba a pedir perdón por estar siendo una idiota con él.

De todos modos, a pasar de sentirme tan triste porque me había mentido, sentía cierta tranquilidad. Me sentía con una carga menos sobre mi. De todos modos, no estaba bien.

Me había pasado todo el camino en silencio. Lauren nos había llevado a un restaurante, que como era de esperar, no era para nada sencillo.
Me arreglé un poco antes de bajar del auto y luego de asegurarle que estaba bien, entramos al restaurante, nos sentamos en una mesa algo apartada de todas y ésta tenía vista al muelle, pues estábamos cerca de ahí.

—¿Trayéndome a cenar me dices que te gusta comer?—Pregunté mirando el mantel. Escuché su risa y sentí que se acercó más a mi sobre el asiento de una sola pieza, en forma de C, alrededor de la mesa.

—No, boba. Luego de que te vi así, mandé a la mierda todo. Además, no sé donde iba a llevarte, no tengo lugares favoritos o algo de eso.

—¿Y para qué propusiste el juego?

—Para que salieras conmigo hoy.—Giré mi mirada a ella y vi la sonrisa burlona en su rostro.—Tienes los ojos hinchados.—Dijo en voz baja.

Estaba sentada medio de costado, mirándome, y me ponía nerviosa. Así que llevé ambas manos a mi rostro para cubrirme.

—Siento vergüenza. Lo arruiné todo. Perdón.—Dije contra mis manos y sentí un brazo alrededor de mis hombros. Oh por Dios. Ella estaba abrazándome.

—No te preocupes, Karla Camila.—Dijo un poco divertida.—De verdad, no importa. Estamos aquí de todos modos, ¿no?—Asentí bajando mis manos de mi rostro.—¿Quieres hablar de lo que pasó?—Apoyé mi cabeza contra su hombro y suspiré.

El camarero había dejado nuestros platos de comida y luego se retiró dejándonos solas otra vez.

—Kevin me mentía.—Dije avergonzada y con la mirada en mi comida. No podía verla a la cara. Pero si vi como dejó a un lado los cubiertos de metal y se giró a mi.—Fui a buscarlo en la tarde y en su departamento no había nadie, pero cuando estaba saliendo, él entraba de la mano con una chica.

—Que hijo de puta.—Me giré a ella.—Lo siento. Es que… es que me molesta mucho la gente que hace eso. ¿Para qué estar con alguien si vas a mentirle? Para hacer eso, mejor deberían estar solos y hacer lo que se les de la gana. ¿Me entiendes? No lo mereces. Él no te merece. Ya sabía yo que esa carita de bueno tenía a un imbécil detrás.

Me quedé mirándola atónita por su reacción. Sin embargo, sonreí. Ella tenía razón y no sabia porqué sonaba tan enojada, pero no dije nada sobre eso.

—Soné como una gran idiota, ¿verdad? Lo siento.—Dijo con pena y bebió de la copa de vino.

—No, no sonaste como idiota. Tienes razón en todo. Yo hubiese preferido que sea honesto conmigo y me dijera que no quería seguir con lo que teníamos, pero  también agradezco haberlos visto y que no siguiera mintiéndome. Y estoy muy enojada con él, pero deseo que le vaya bien.

—Eres buena.

—Acercándome a idiotas.

—¡Hey! ¿Eso fue una indirecta?—Tenía el ceño fruncido y solté una risita negando.

—No, no lo dije por ti. Bueno, un poquito sí.—Rodó los ojos y sonrió de lado volviéndose a su plato de comida.

**

Lauren caminaba a mi lado mientras íbamos por la acera. Llevábamos un rato paseando por las calles, hablando de algunas cosas y riéndonos. Ella era tan divertida, no me sorprendía para nada haberme olvidado el mal día que tuve gracias a sus bromas y su compañía. 

Todo el tiempo, a pasar de sus bromas, se preocupaba por mi, me preguntaba si estaba bien o necesitaba algo. Otra vez sentía que me gustaba que se preocupe por mi y solo porque ella quería y no por alguna otra razón.

—¿Qué quieres que hagamos ahora?—Se giró un poco a mi sin dejar de caminar y también me giré para verla, por un segundo le miré los labios, pero luego miré hacia otro lado.

—¿Comprar helado de chocolate?—Sonreí de lado y se encogió de hombros.

—Lo que tú quieras.

Así que fuimos por helados para ambas y no me dejó pagar el mío. Elegí de chocolate y ella de dulce de leche con trozos de chocolate. Fuimos a sentarnos a una plaza, que para ser media noche estaba demasiado llena de gente.

Nos pasamos el rato hablando, con Lauren nunca me aburría, siempre teníamos algo de qué hablar. Recordé que con Kevin nunca hacíamos esto, siempre que estábamos juntos discutíamos, estábamos basándonos o haciendo cualquier cosa menos tomarnos el tiempo de hablar sobre nosotros, justo como estaba haciendo con Lauren. Ella me preguntaba, yo le respondía y lo mejor de todo es que nos interesaban la mayoría de las mismas cosas.

Hacía bastante tiempo que no me la pasaba tan bien haciendo nada más que caminar, sentarme con alguien y hablar. Además de que Lauren me agradaba demasiado, ella era tan buena, divertida y todo el tiempo era atenta conmigo.

—Oh. Mira ese cachorro. Que bonito.—Dije en voz baja mientras miraba a un chico que paseaba a un cachorro blanco. Lauren se rió en voz baja y luego se giró a mi.

—¿Te gustan los perros?—Asentí mirándola por un momento, luego volviendo mi mirada al cachorrito.—Tengo un Golden en casa.

—¿En serio?—Pregunté emocionada.

—Ajá. Se llama Junior. Algún día puedes conocerlo.

—Me encantaría.—Volví a sonreírle y me sonrió también.

No sé qué nos pasó o si solo fue  cosa del momento, pero nos sostuvimos la mirada entre ambas por, quizás, veinte segundos, veinte largos segundos. Sus ojos son verdes, pero no son un verde común, tienen un brillo que los hace ver lindos, son claros, muy claros y tienen varios tipos de verde a la vez. Dios. ¿Por qué nunca le presté atención a esto? Ah, claro. Es la primera vez que le sostengo la mirada tanto tiempo. Nunca lo hacía porque solía tener esa mirada intimidante.

—¿Tus ojos son tuyos?—Frunció las cejas y se rió.—Quiero decir, no usas lentes de contacto o algo de eso, ¿cierto?

—No, no uso eso. Mis ojos son míos.—Soltó una risa y asentí.

Eran los ojos más lindos que había visto en toda mi vida. Lo juro.

Se mordió el labio y luego miró hacía el parque dándome una vista perfecta de su perfil, se le marcaba la línea de la mandíbula y el ceño levemente fruncido lo hacía aun más perfecto. El pelo le caía justo del otro lado, ya que lo tenía hacía un costado cayendo por su hombro derecho. Ella es linda. De verdad lo es. Por Dios. ¿Qué estoy diciendo?

Más tarde decidimos regresar y Lauren me llevó hasta la puerta del hogar. Durante el camino continuamos hablando de otras cosas. Los temas para hablar parecían no acabarse nunca entre nosotras y eso era divertido. Me gustaba, porque en ningún momento me aburrí esta noche.

Lauren se bajó antes que yo y mientras me desabrochaba en cinturón, ella me abrió la puerta para que saliera.

—Gracias por ir conmigo.—Me dijo apoyándose de costado contra el auto.

—Yo lo siento. Ya sabes, no habrá sido divertido verme llorar y soportarme...—Negó haciendo que me detuviera.—Y la he pasado bien. Fue divertido. No eres tan aburrida como pensé.—Bromeé.

—No importa lo que pasó y no soy aburrida, ya ves.—Se miró las uñas.—Entonces… Ya que no soy aburrida… ¿Podemos salir otra vez?

—Vemos.—Me pasé un mano por el pelo y la vi fruncir las cejas. Intenté aguantarme la risa al ver su cara, pero no pude y solté una carcajada.—Era broma, tonta.

—Me caes mal.—Rodó los ojos.

—Bueno, lo siento. Hey, entonces nos vemos luego, ¿si?—Asintió mientras pasaba la lengua por sus labios, acción que se llevó toda mi atención y casi me infarto al darme cuenta de lo que estaba mirando. Mierda. No podía hacer esto.—Bien… Bueno… Me… Me voy.

—Buenas noches. Descansa.—Se inclinó para besarme en la mejilla y luego rodeó el auto.

Caminé de espaldas hasta la puerta y le sonreí una vez más antes de despedirme con mi mano, para luego entrar al hogar.

Oh por Dios. No. No me gusta. Solo me ha tratado bien y fue agradable conmigo, por eso me llamó tanto la atención.

—No puedes hacer esto, Camila.—Suspiré apoyando mi frente contra la puerta.

—¿Hablando sola?—Salté del susto al escuchar a Normani detrás de mi. Me llevé una mano al pecho.

—Me vas a matar.—Jadeé.—Estúpida.

—Lo siento.—Resopló en una risa. Me gustaba cuando me molestaba así y no era una cuida obsesiva conmigo.—¿Qué tal tu cita con Lauren?

—¡No fue una cita, Mani!—La empujé en el hombro un poco y se rió conmigo.

—¿Se besaron?—Dijo cruzándose de brazos y apoyándose a mi lado, contra la puerta.

Me dejé caer lentamente contra la puerta hasta quedar sentada en el piso y mi amiga hizo lo mismo. Apoyé mi cabeza en su hombro y suspiré.

—No, no nos besamos. No pasó nada de nada.

—Qué aburridas.—Bufó en forma de burla.—¿Ni siquiera te coqueteó?

—No, Mani. Somos… amigas. Nos estamos conociendo. Ella es agradable, pero no me gusta.

Mi amiga se rió, fue una risita llena de burla y rodé los ojos.

—¿Ya sabes lo que pasó hoy?—Murmuré en voz baja.

—Por supuesto, cariño. Y cuando vino más tarde, le dije que moviera su sucio culo de aquí y que te dejara en paz. Dijo que quería verte y le dije que no iba a verte nada porque estabas en una cita con Lauren.—Me contó orgullosa y la miré con los ojos abiertos como platos.

—¿¡Qué!? Oh por Dios, Mani. No pudiste haber dicho eso.—Me llevé ambas manos al rostro.—¿Qué se supone que haré ahora?

—Nada, estúpida. Solo no regreses con él.—Suspiré volviéndome a apoyar contra su hombro.—Mila, ¿Qué dices si el otro sábado salimos nosotras con Ally y la invitas a Lauren para que vaya con sus amigas?

Ya estaba acostumbrada a que me cambiara de tema, hablar con Normani era así. A veces me quejaba de eso, pero ésta vez no lo hice, me pareció buena idea lo que había dicho.

—Le diré luego.—Asentí.—Necesito descansar. He caminado casi todo el muelle.

—¿Estás bien?—Me levanté y vi que hizo lo mismo.—Tuviste un día difícil y pensé que podrías sentirte…

—Estoy perfecta.—Sonreí.—Te lo prometo. Fue un mal día, pero lo terminé bien.

Remove the chains {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora