Capítulo 34

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*Camila pov*

Cuando amamos somos capaces de cualquier cosa, no importa lo que sea que tengamos que hacer o decir si es para no perder a alguien especial.
Yo sé que me equivoqué, las cosas me salieron mal, pero tenía mis razones. No quería perder a Lauren, la idea me aterraba y no podía soportarlo, yo no lo soportaría realmente. Aquella mujer se había vuelto una parte de mí, era algo que hacía buenos mis días y soy sincera, aquel día en el que a pesar que me negué a la operación, lo poco que colaboré era por ella. Aunque nunca supe si al salir ella iba a estar o no, pero estuvo y por alguna razón yo estaba enojada pero el verla allí hizo que todo fuera diferente, que algo dentro de mí de aferrara a ella a pesar de la distancia que nos había puesto.

Muchas veces hacemos locuras cuando estamos enamorados, no nos importa el resto y simplemente nos volvemos ciegos de amor, lo único que vemos es a la otra persona, la relación de ambos y nos preocupamos porque todo vaya perfecto para no sentir ese miedo, la sensación de vacío al imaginarte el perder a esa persona. Yo soy un caso, lo hice, al estar total y completamente enamorada de Lauren hice lo posible para que nada arruinara lo que somos y las cosas no me salieron bien. Pero yo tenía suerte de tener a alguien como Lauren a mi lado, a pesar de todo y de que le fallé de alguna manera seguíamos siendo una pareja fuerte.

Yo podía jurar que nuestro amor era real porque ni las peores cosas nos separaron, nuestro amor era fuerte y duro de romper. Podía asegurar que era real porque ni siquiera esto lo acababa, incluso nos hacía más fuertes, cada problema nos hacía más fuertes, más unidas y eso era algo que me hacía feliz. Lo que más ayudaba en esto era Lauren, una persona hermosa, madura, seria y que no se rendía fácilmente. Lauren amaba con pasión, amaba realmente, jamás haría algo que no quisiera, jamás diría algo que no sintiera y eso era algo que aprendí a valorar. Lauren era perfecta para mí y me amaba. Me amaba de la misma manera en la que yo la amaba y era demasiado, era real y eso me importaba, eso era lo principal y lo fundamental para mí, que nos amamos porque cuando el amor es mutuo y real no hay nada que lo rompa, que lo acabe o haga dudar de ello.

Después de aquella noche, después de que habláramos sobre nosotras me fui, aunque me costó convencerla de que estaríamos bien y que yo también lo estaría me fui a mi casa. Recordaba perfectamente su rostro, el miedo y la inseguridad que sentía al dejarme ir. Me pidió que no lo haga, que no era necesario y me dolió ver eso, pero de todos modos me fui porque ambas necesitábamos espacio, ella más, necesitaba pensar, estar tranquila y segura de querer esto aún, de querernos a nosotras. 

No nos vimos por cuatro días, pero sí nos hablábamos por teléfono y nos mandábamos mensajes todo el tiempo. Siempre insistía con que no era necesario esta distancia, que quería verme, que ya no importaba nada y por suerte pude mantenerme firme y le dije que no cada vez. Era obvio que yo no iba a tener la última palabra y dos veces vino a buscarme pero me encargué de que supiera “que no estaba” o que “dormía”. Yo quería que me extrañe, que me necesite porque yo la extrañaba y la necesitaba, de esa forma al encontrarnos de nuevo íbamos a vernos de otra manera y no solo por querer estar sola como sé que le pasaba a ella. Lauren estaba enamorada de mí, pero a lo que más le temía era estar sola.

Por supuesto, habían sido cuatro días horribles para mí y todo el mal rato que pasamos Lauren y yo no se me había pasado, incluso lloré, seguí llorando después de aquellas dos noches. La extrañaba demasiado, extrañaba que estuviera todo el tiempo abrazándose a mí y besándome cada segundo porque así era ella, no podía estar ni un segundo sin quitarme las manos de encima, sin este diciéndome cosas lindas. Extrañaba escucharla hablar sobre las cosas que le molestaba, sobre lo que pasaba en el trabajo o lo que quería hacer algún día y es que todos los días tenía algo nuevo que decir o de qué hablar y me encantaba, me fascinaba escucharla hablar mientras yo me quedaba a su lado, abrazada a ella o simplemente mirándola porque hacía mil gestos al hablar.

Estaba tan acostumbrada a estar con ella que se hicieron cuatro días poco fáciles y sobre todo porque insistía en verme y yo quería darle ese espacio.

Pero finalmente allí estaba frente a ella en la cama porque había llegado hace unas horas para prepararle el desayuno y luego despertarla. Era una sorpresa porque sí, íbamos a vernos hoy, pero ella no sabía que vendría en la mañana temprano.

Ahora estaba dormida boca abajo con los brazos debajo de la almohada, tenía los labios entre abiertos y el pelo despeinado. Era un desastre para dormir. Un desastre demasiado hermoso y me encantaba.
Le quité el pelo que caía por su rostro y lo pasé por sus hombros suavemente para no despertarla, le acaricié la mejilla y pasé mi brazo por su espalda quedándome cerca de ella. Vi que sonreía mientras me acomodada y entonces me reí también.

—Te estabas haciendo la dormida ¿eh?—Se acomodó pasando un brazo por mi cintura y acercándose a mi cuerpo.

—Me encanta que me acaricies así.—Cerró los ojos escondiendo el rostro en mi cuello y la abracé fuertemente mientras dejaba besos en su mejilla.—Te extrañé.—Su voz fue suave, casi me rompía a llorar otra vez.

—Yo también te extrañé, mi amor.—Llevé una mano a su mejilla e hice que me mirara, dejé un pequeño beso en sus labios y sonrió sin abrir los ojos porque la claridad que entraba por la ventana le molestaba.—¿Cómo estás?

—Ahora que estás aquí, bien. Pasé días de mierda, Camila y tú no querías verme.—Fruncí el ceño.

—No era eso, Lauren. Ya te dije que quería que pienses, que estés segura y…

—Yo estoy segura. Quiero estar contigo siempre, Camila. Te amo.—Se alejó un poco para verme, tenía las cejas bajas y los ojos con lágrimas. Ambas seguíamos sensibles, era obvio.—Solo no quiero que vuelvas a guardarte nada, que hables conmigo como yo lo hago contigo siempre. Prométemelo.

—Sí… Te lo prometo.—Junté nuestras frentes.—Y lo siento mucho por todo, ¿sí? No quiero hacerte más daño, sabes que no podría nunca, yo no quise.—Asintió envolviéndome con ambos brazos hasta que estuve encima de ella.—Y te amo. Mucho. Mucho.

—Nah. Yo te amo más.—Me dio un beso fuerte en los labios haciéndome reír.—¿Podemos pasar el día juntas? Tú y yo. Solas. Y con Junior.

—¿Y el trabajo, tontita?

—Yo soy la jefa.—Levantó las cejas.—No te preocupes.

—Bueno, jefa, ¿Tienes hambre? Porque preparé el desayuno para nosotras.—Sonrió asintiendo y me dio varios besos en los labios.—Te espero en la cocina. No te tardes.

No tardó nada en aparecer en la cocina, tenía shorts que le llegaban a la rodilla, esa no era ropa de mujer y no me sorprendía que se comprara ropa de hombre, tampoco es que me molestara porque me encantaba, me volvía loca la forma de vestir que tenía. Arriba tenía una remera de mangas cortas gris y venía viendo el teléfono. Y yo allí con cara de idiota viéndola. Hasta que llegó Junior y le saltó encima haciendo que se le cayera el teléfono al piso.
No hace falta decir que insultó todo lo que pudo y Junior se quedó a un lado hasta que se le pasó el enojo a Lauren y fue con ella nuevamente.

—¿Tú también estás contento de que mamá haya vuelto?—Solté una risa.

—¿Mamá?—Fruncí las cejas y ella asintió llevándose una tostada a la boca.

—Ajá. Júnior es nuestro hijo. El único por ahora.—Casi escupí el café mientras que ella sonreía. La sola idea de lo que había dicho me había hecho alterar el corazón y hacerme miles de ideas sobre aquello.

Luego me ayudó a recoger todo y mientras yo terminaba se había ido a hablar por teléfono, según escuché era Mike.

—Es el cumpleaños de mi abuelito.—Dijo abrazándome de la cintura por detrás.—Y hacen un cena hoy. Por favor, ven conmigo.

Estaba claro y era obvio después de aquella llamada de Lauren noches atrás, que su familia sabía sobre lo que había pasado. Me daba vergüenza. ¿Cómo iba a mirar a la cara a su familia?

—No. No puedo. No quiero. Ellos deben...—Suspiré y saqué sus brazos de alrededor de mí.—Te escuché hablando con tu madre esa noche y… Deben odiarme, Lauren.

—Espera, mira, voy a decirte una cosa. A mí nadie me dice qué tengo que hacer y si yo quiero estar contigo porque te amo es mi puto problema. Sí, esa noche hablé con mamá, pero tiene claro al igual que todos los que me conocen que si yo les cuento algo no significa que pueden meterse en mi vida y decidir por mí. Tú eres mi MI problema. Mío, ¿Entiendes? Ellos no van a decirme con quien puedo o no estar. Y te amo mucho, no me importa lo que los demás piensen.—Me abrazó dejándome contra la mesada de mármol y escondí mi rostro contra ella.—¿Entendiste?

—Eso no quita que me tengan rencor por hacerte daño.

—A ti debería importante lo que yo piense, no ellos. Además solo saben mamá y papá. Quédate tranquila que va a estar todo bien, amor.—Asentí.—Además no puedes faltar mis abuelos quieren verte.—Sonrió dándome un beso.

—Te amo.—cerré los ojos sonriendo, sus labios contra los míos.

—Yo también y nunca me voy a cansar de decírtelo.

*

—Así que… ¿Anoche saliste?—Me preguntó Lauren mientras se quitaba el pelo húmedo de la cara ya que estaba metida en la piscina.

—No, bueno sí, pero solo fuimos a cenar a la casa de Troye con Ally y Normani.—Lauren asintió y se acercó al borde donde yo estaba sentada con mis pies metidos en el agua.—¿Tú que hiciste?

—Nada.—Frunció los labios.—Estuve hasta media noche en el estudio terminando algunas cosas y luego vine a casa.

—¿Todo bien ahí?—Asintió mostrando media sonrisa y se puso entre mis piernas. Llevé ambas manos a su cabeza para tirarle el pelo hacía atrás y me incliné para darle un beso en la frente.

—Sí, la semana que viene tenemos bastante trabajo. ¿Sabes? Marie consiguió trabajo para nosotras en un evento donde los tatuajes serían gratis para las personas.—Frunció el ceño.—Digo, a nosotros nos pagan, pero las persona no. Supongo que son los dueños del evento.—Se encogió de hombros.—Pero van Marie y Vero. Es loco, nunca pensé que hacían esas cosas.

—Qué bueno.—Asintió.—¿Y tú por qué no vas?

—Porque no.—Negó.—Prefiero que vayan ellas. Además, creo que a Vero le gusta Marie.

—¿Pero no salía con esa chica…? No me acuerdo el nombre.

—Ah sí, es una imbécil. Que bueno que se alejó de ella. Vero puede ser una estúpida a veces, pero se merece alguien mejor.—Me reí asintiendo.

Ella estaba hermosa con el pelo mojado y el bikini que tenía puesto. Nos habíamos pasado toda la mañana y la tarde juntas. Almorzamos y nos quedamos en su jardín hablando de muchas cosas. Sobre nosotras más que nada y me di cuenta de que la amaba más que a mi vida también, en realidad, sólo me lo recordaba. Yo tenía a una persona maravillosa conmigo y no debía perderla, no quería.

—Tengo algo que… que decirte.—Pasó la lengua por sus labios y apoyó ambas manos en el borde de la piscina, inclinándose hacia arriba para salir. Se quedó sentada junto a mí, con un  brazo por detrás de mi espalda y puso su mano en mi cintura quedando cerca de mi cuerpo. La miré curiosa y me dio un beso antes de darme una mirada descarada.—Te queda hermoso ese bikini, por cierto. El blanco te va perfecto.

—Vamos, dime.—Me reí moviendo mi brazo, dándole un suave empujón.—Lauren.—Rodé los ojos cuando se había quedado viéndome las tetas.

—Uhm… Bueno, es que no sé como decirte.—Frunció un poco las cejas y apoyó la barbilla en mi hombro.

—Puedes decirme lo que sea, amor.—Asintió y yo sabía que estaba nerviosa. Debo confesar que me daba un poco de miedo por lo que quería decirme.—¿Qué pasa?

—Bueno… Es que hace dos días rompí la llave de la puerta, se quebró dentro de la cerradura.—Levanté las cejas y ella me miró un poco nerviosa.

—No entiendo. ¿Era eso?—Negó.

—No, no. Es que mira, mañana van a cambiar la cerradura por otra, entonces voy a darte otro juego de llaves, pero… pero quiero que la uses todos los días. ¿Entiendes?—Fruncí las cejas negando y me giré un poco para  tenerla frente a mí. Su mano en mi cintura me daba caricias y le quité un mechón de pelo de la cara hasta que ella volvió a hablar.—Que quiero que vivamos juntas. Que vengas a vivir conmigo.

Soltó aire y me miró a los ojos. Estábamos cerca de la otra y ella parecía nerviosa. No podía creer que me estaba pidiendo eso. Por Dios la sola idea me hacía feliz.

—¿Qué?—Se me escapó una sonrisa.—Pero es que… Es tu casa y yo no…

—Hace tiempo dejó de ser solo mi casa, Camila.—Me quedé viéndola a los ojos y juntó nuestras frentes.—En mi armario hay más ropa tuya que mía, mi baño tiene todas tus cosas también, vienes aquí cuatro o cinco noches a la semana, sin contar los días enteros que pasamos juntas o los que pasas sola aquí mientras me esperas. No me digas que no, es como lo mismo, solo que… lo haríamos oficial o algo así.—Se mordió el labio. Me miraba con cariño y eso hizo que mi corazón se acelerara.

—Aww. Lauren.—Llevé mi mano a su mejilla y la acerqué a mí para besarla cortamente en los labios.—Gracias, bebé y sí. Quiero todo contigo.—Ella estaba sonriendo ahora.—Pero necesito hablar con mamá primero.

—Sí, sí, lo sé. Voy a esperarte. Tú ponte cómoda de a poco, ¿bien?—Asentí sonriendo y volví a besarla.

—¿Estás segura? Digo, ese es un gran paso para nosotras, ¿Sabes? No es lo mismo que venga a veces a tenerme contigo todo el día. ¿Qué si te cansas de mí?—Se rió negando.

—Yo nunca me cansaría de ti.—Me dio un beso.—Y sé que es algo importante, pero quiero esto contigo, quiero todo contigo yo también. Estuve pensando mucho estos días porque lo único que hacía era pensar en ti y entonces decidí que quería dar éste paso. No lo tomes como un compromiso por favor.

—No, no, nunca podría, mi amor. Yo también pensé mucho en ti, en nosotras y te extrañé muchísimo.—Le di un pequeño beso en los labios.—Te juro que haremos esto cada vez mejor, te lo prometo.—Lauren asintió.—Te amo tanto.—Cerré los ojos cuando Lauren presionó sus labios mi su mejilla y luego se movió con besos pequeños hasta mi boca.

*

La cena de la que me había hablado Lauren resultó ser demasiado agradable. Mi novia estaba feliz de que su abuelo cumpliera un año más de vida y todos allí lo estaban. El hombre estaba encantado de verme y yo igual, él era tan amable y cariñoso. Me había hecho prometerle que cuidaría de Lauren siempre y lo hice obteniendo la sonrisa hermosa de mi novia.

Por otro lado, Mike no había actuado molesto conmigo, él parecía tranquilo, me había saludado bien y no me sentí incómoda estando con él. En cambio Clara, sí había estado un poco rara y yo lo entendía. Lauren me había dicho que no me preocupara, que estaba bien y me había abrazado un rato hasta que me sentí mejor.

No fue hasta que la mayoría de las personas fueron al jardín, incluso Lauren lo hizo junto a sus primitos, cuando Clara me pidió un momento. Estaba tan nerviosa por lo que iba a escuchar en breve. Simplemente la seguí hasta la cocina en silencio y ella dio una mirada al jardín por la ventana antes de hablarme a mí que estaba con una mano apoyada sobre la barra desayunador pasando mis dedos por allí un poco nerviosa. Bueno, un poco mucho.

—Lauren habló conmigo sobre todo lo que pasó—Tenía su rostro serio. Yo preferí quedarme en silencio.—Mira Camila, no voy a meterme porque mi hija es una mujer madura, ella sabe lo que quiere y sé que jamás haría algo de lo cual alguna vez se arrepintiera. Tú le hiciste daño, le hiciste mucho daño, pero decidió seguir contigo por simples razones para ella, porque te ama, está total y completamente enloquecida por ti, te ama incluso más que a su propia vida, me lo dijo. ¿Sabes lo mucho que es eso? ¿Sabes lo que significa para una madre escuchar que su hija ama a otra persona más que a su propia vida? Lauren lo haría todo por ti, por verte bien y feliz.

Ella me hablaba tranquila, seria y hasta podía sentir un poco de dolor en sus palabras.

—Lauren es una persona maravillosa y estoy orgullosa de ella, de lo que es, de los valores que tiene y de la forma en la que lucha por lo que quiere. ¿Sabes? Siempre pensé que nadie la merecía porque ella es demasiado para una persona, pero… Pero a ti te ama como nunca amó a nadie, te lo puedo asegurar. Tienes a Lauren a tus pies, la tienes toda para ti y quiero pedirte por favor que no vuelvas a hacerle daño porque no lo merece. Yo no quería hablar de esto porque ella me aseguró que todo estaba bien y le creo, pero necesito pedirte que pienses las cosas la próxima vez. A ti te entregué a mi hija desde el momento en que me habló sobre la chica que vio sola frente al parque. No tienes idea de como la traes desde aquella vez y quiero que la cuides, quiero que la respetes y la ames tanto como ella a ti. Confío en ti otra vez, Camila.

Tenía un nudo en mi garganta y los ojos me quemaban por las lágrimas pero no dejé caer ninguna. Asentí apretando los labios y tragando saliva para intentar pasar el nudo en mi garganta.

—Sí… Lo sé y lo siento mucho. Yo amo a Lauren como a nadie en el mundo y me equivoqué, pero lo hice porque tenía miedo, no quería perderla y las cosas salieron mal. Lo siento mucho y gracias por confiar en mi aún.—Ella asintió dando una mirada por la cocina.—Es muy importante para mí tener el apoyo de ustedes.

*

Remove the chains {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora