Repentino

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No resistía más. Se me cerraban los ojos sin poder evitarlo.

Luego de leer aquellas palabras no conseguí dormir nada. Al día siguiente estuve en toda la hora de trabajo con el perro de mi jefe, que me veía en todo momento, fijándose en las descomunales ojeras que cargaba.

Le comenté que la noche anterior no pude dormir absolutamente nada.

Y él, con su notorio enfado, realizaba mal cada una de las cosas que estaba haciendo.

Al verlo en ese estado, medité y pensé...

¿Por qué seguía trabajando en aquel lugar?

Si odiaba ese trabajo...

Ah, verdad que... trabajaba ahí por el tonto de mi ex.

A ese estúpido le gustaba verme en esa detestable panadería, que cada nuevo día venía menos gente a comprar panes.

Y claro, quién querría comprar un pan allí, si el sitio se mantenía asqueroso.

Todo porque mi jefe no se dignó a limpiar o al menos a conseguir una buena empleada para la limpieza.

Solo por desear ahorrarse unos dolares de más, sin saber que eso iba a arruinarle el negocio.

Bueno, al menos sabía que con mi último día de trabajo llegarían unas hermosas vacaciones para intentar encontrar una vez más a ese misterioso hombre.

—Ocho de la noche, hora de cerrar Stella—dijo mi jefe muy enojoso.

...

Cerré totalmente la panadería guardando todas las vitrinas sobresalientes de la parte de afuera del negocio.

—Listo, felices vacaciones Don Eusebio—exclamé con soltura mientras me volteaba para irme.

—¡Espera Stella! ¿no vas a dejar que te pague el mes? hoy es el último día.

—Ahh verdad jefe, discúlpeme es que ando algo distraída—repliqué sorprendida, ya que el jefe rara vez me pagaba el mes finalizado el día para comenzar vacaciones.

—Ten, cuídate mucho y felices vacaciones.

—Gracias jefe igualmente...

¡Caray! ¡impresionante!

De forma inaudita mi jefe me había dado 3500 dolares. Nunca habría pensado en mi mente que el jefe terminara de buena gana por primera vez en tantos años.

Es muy extraño. Seguro se consiguió nueva novia.

Ahora sí. Me di media vuelta y fui rumbo a la parada del bus.

...

Hum... ya faltaban cinco para las once y no llegaba ningún bus.

No hay ni un alma por allí y todo estaba muy oscuro.

Solo pude ver un faro de luz al otro lado de la esquina del parque, pero de aquella parte no había nada... de nada.

Al parecer me tendría que ir caminando para casa.

Igual desde aquel lugar eran solo once cuadras. Calculando me tomaría llegar como unos veinte minutos...

Cuando iba a mitad de camino sentí a una persona caminar detrás de mi...

Y luego sucedió lo peor...

Un hombre me tapó la boca con su mano.

Intenté resistirme gritando, pero ya tenía su mano apretándome con toda su fuerza.

Después salieron adelante dos hombres más. Ambos con mascaras.

Me tomaron uno de las piernas y el otro del cuerpo mientras el primero me vendaba los ojos y la boca.

¡Me estaban secuestrando! y no conseguía gritar.

¡Maldición! ¿ahora qué era lo peor que me podría pasar?

Ni modo que llegaría un súper héroe a salvarme.

No era tan especial para esas cosas. Siempre había sido un cero a la izquierda en la vida, una equis.

Comencé a llorar pensando en lo triste que era ahora mi vida.

Sin mis padres ambos fallecidos, hija única y con mi verdadera gran amiga que estaba más pendiente a sus estudios que a cualquier cosa.

También venía de terminar una relación larga con quien pensé sería el hombre con el que me iba a casar y formar mi familia.

Aunque no era las más hermosa de todas tenía mis encantos. Según Markus, yo era su mayor trofeo. Pero creo que solo fui eso, un trofeo. De esos que tienes en la vitrina y nunca más te acuerdas de ellos...

Y posiblemente violada.

Me lanzaron al piso y caí en una caja que se arrugó por completo.

¡Ouch! ¡Mi trasero, tengan cuidado!

Ash, ni siquiera me podían escuchar esos idiotas.

No sabía en donde estábamos. Pero olía a baño viejo, tal vez podría ser que fuera el baño publico del centro de la ciudad.

A esas horas siempre estaba solo...

—Patrón, bueno ¿quién le va a dar primero?

—Déjame a mi primero que esta zorra está bien buena.

¡DESGRACIADOS!

¡LOS ODIO!

¡NO HAY NINGÚN HOMBRE BUENO EN ESTE JODIDO MUNDO!

Seguidamente me desvendaron los ojos. Y los vi.

Caras de enfermos los tres con perturbadores ojos saltones.

Comencé a llorar...

Y pensé fugazmente que sería lo más genial del mundo que alguien viniera a salvarme.

Así como en las películas de acción.

Pero de inmediato lloré el doble al saber que no era una protagonista de esas historias.

Cuando se aproximó uno de esos enfermos mentales y comenzó a acercar sus repugnantes labios a los míos... 

Vi un destello rosa en la puerta.

Y apareció ese hombre como una fiera.

Dios mío.

¡Corbata rosa!

Corbata rosaΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα