Ponts des Arts

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Capítulo 29

 Brandon

 Mi mente solo repetía una y otra vez lo imbécil que era, ¿Qué no la necesitaba? ¡Dios sabia lo mucho que necesitaba a esa chica en mi vida! ¿Qué era lo peor que me había sucedido en la vida? Si ella fue quien devolvió felicidad a ella. La necesitaba más que nunca, y todo por ser un imbécil. Pero sabía que no podía perder esa beca. Entre momentos mientras hablaba con Savannah, miraba hacia Kyle, quería encontrar un resquicio de arrepentimiento. Sí de verdad quería a esta chica, la dejaría ser feliz a mi lado. Pero una sonrisa ladina me respondía todo lo contrario, estaba gozando con esto.

 Lo más que me dolió fue escuchar de su boca que jamás podría estar con alguien como yo ¿Quién quisiera estar con alguien como yo? Eso fue lo que le dije a ella, pero pensaba sobre mí. Un maldito mujeriego que va besando chicas a ver si alguna se convertía en su princesa ¿Patético, no? Esta vez no era la chica quien iba besando sapos. Pero Savannah sí era mi princesa. Hoy me di cuenta que había llegado a amarla, ¿Cómo no hacerlo? Y, en tan poco tiempo. Amo sus cambios de humores, su apetito, el olor que desprende su cabello, la ironía con la que siempre habla y hasta sus insultos.

 Me había invitado a Paris, ¿Sería parte de su plan? Sabía que debía estar pasándola fatal ahora mismo. Miranda la había traicionado y de la peor manera posible, tal y como Kyle lo había hecho conmigo. Y eso, que se ven mosquitas muertas ¡Un bledo! Habían pasado los días, noche buena, mi familia se había ido a una fiesta de unos amigos y yo me ahogue en mis penas, con más alcohol.

 —¿Estas contento? —escupo las palabras hacia Kyle que se encuentra recostado a su auto.

 —Bastante, no sabes cuento. Por cierto, me decidí por Stanford. — un vistazo a su sonrisa socarrona, esto lo había planeado hace mucho.

 —Serás hijo de perra.

 No bastó más. La ira se esparció por mi cuerpo en calor y me lancé sobre él. Maldito hijo de su madre ¿No le basto destruir la relación? Tras todo, había sido una mentira. El sabía ya a donde iría una vez se graduara, Brown para él no significaba nada. Savannah era a quien quería, quería a la única chica de la que yo me había enamorado. Los celos de su hermana hacia Savannah eran los mismos que los de él hacia mí. Quizás era algo de familia al final de todo.

 Caímos sobre el suelo, obviamente, con nuestros trajes rodamos limpiando todo el asfalto. Le tenía  bajo de mi golpeando su rostro, que en ningún momento había borrado esa maldita sonrisa y eso hacía que más odio hacia él fuera despedido de mí a golpes. Se escucharon unos gritos a lo lejos y las luces de una patrulla se podían divisar también. Alguien golpeaba un poco fuerte mi espalda continuamente, pero yo no podía detenerme. Unos brazos me agarraron por mis hombros y me sacaron de encima de Kyle. Su cara era irreconocible, así se veía mejor, pensé.

Los próximos tres días pasé entre la inconsciencia y el dolor. El alcohol se había convertido en mi mejor amigo, y él me entendía. Mis padres no se daban cuenta la situación en la que me encontraba y es que delante de ellos disimulaba mi estado de ánimo. No sé cuántos días llevaba así, solo sé que tampoco me importaba. Necesitaba a Savannah, la necesitaba como nunca había necesitado a nadie. Como una maldita maldición todo me recordaba a ella.

I Am The Queen (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora