¿Resuelves tus problemas con comida?

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Capítulo 4

Luego de dar nuestro testimonio solo me dieron el día de hoy de detención. Al contrario de las otras chicas que deben ayudar al personal de limpieza a limpiar no sé qué, me alegro. Todo porque ambas ya debían conocer las normas, en cambio yo era un alma en pena y era la nueva del curso. Las chicas quedaron en muy malas condiciones, cuando salimos del despacho habían extensiones en el piso y de ambos colores de cabellos. Lo peor de todo es que perdí las clases de por la mañana, no es sarcasmo, soy una matada en mis estudios ¡Nah! Matados mis pantalones que ya están desgastados por tanto lavarse, oh Dios, no tengo vergüenza.

En la dirección aproveché para preguntar por el revuelo de esta mañana. Juraba que ayer cuando mis manos y las de Brandon se rosaron vi una luz, fue un flash, una foto exactamente en el momento en que mis manos y las de Brandon estaban juntas. Todo igual que un episodio de Gossip Girl. Lo peor de la foto fue que salí con un ojo medio cerrado y el otro bizco, no me explico cómo, debí salir como esas chicas de Gossip Girl, ellas siempre salen perfectas, yo salí como una retardada  en todo el sentido. Cuando entré en la cafetería podía notar aún las miradas y no se hicieron esperar murmullos por mi presencia mí, incluso más que esta mañana, y eso es mucho decir. Con toda mi parsimonia me dirigí a tomar mi almuerzo, cuando estaba a punto de pagarlo ha venido un chico de la nada— dándome un susto de madre— ha sacado un billete de cinco dólares y se lo ha entregado a la señora de la cafetería. Con la calma que aún me quedaba, he sacado un billete de cinco para atrás y se lo he estampado en la cara, luego de haberle dicho gracias con una sonrisa más falsas que los senos de Nicky Minaj.

 He buscado a Miranda con la mirada encontrándola al final de la cafetería. Pero a medida que voy acercándome a la mesa me doy cuenta que esta está llena de desconocidos que en mi desgraciada existencia he visto. Quizás porque solo llevo dos días aquí, creo que ese es el problema; igual no creo haberlos visto en alguna de mis clases. Observo detalladamente que solo había chicos con bandejas de comida llenas sin comer, ni tan siquiera las tocaban. Miranda se veía muy nerviosa en la mesa mientras yo me acercaba. Todos los chicos levantaron su mirada hacia mí, ya me siento como una celebridad con tanta atención hacia mi persona.

—Te he traído esto, Savannah. — rompió el silencio un chico de tez canela tendiéndome la bandeja que tenía sobre él. De pronto todos se han puesto a pelear a gritos, todos querían que tomara sus bandejas. He puesto una mueca en mi cara en dirección a Miranda como de que no sabía qué diablos andaba ocurriendo. Ella se ha levantado y se ha acercado a mí, me ha susurrado unas palabras en el oído, he soltado mi bandeja con toda mi hermosa comida en ella. No podía creer lo que acababa de escuchar, no podía ser cierto. No se ha atrevido.

 Con la mirada he buscado al que decían era el creador de tal rumor. Me ha acercado a su mesa, he tocado su hombro y he estampado mi puño contra su cara. Escuché como todos se quedaban en silencio y algunas chicas soltaron grititos de susto. Le he estampado mi puño al gran Brandon Shaw por decir que me compro comida el día de ayer y yo le pagué con sexo ¿Se podía ser más imbécil? Merecía una palabra peor, mucho peor. Él puso su mano en su nariz de donde se podía ver un hilillo de sangre, seré una flacucha, pero tengo fuerza. Ahora me mira con un signo de interrogación –metafóricamente— en su cara.

— ¡Que sea la primera y última vez que inventas un rumor así de mí, cretino! Dale gracias a Dios que hoy estoy casi de buenas porque si no te hubiera roto cada puto hueso de tu puto cuerpo, y eso va para todos ustedes también –señalé a los que estaban en la mesa, en especial las neuronas moribundas femeninas— a él casi le rompo la nariz pero una perra de ustedes se mete conmigo y ni el mejor cirujano del jodido mundo podrá hacer algo con ustedes ¿también entienden? —todos asintieron repetidamente. Brandon aún me miraba perplejo, desde que lo conozco esa es la expresión que casi siempre tiene, sorpresa ¿Qué no ha vivido para ver cosas como estas que son comunes? Bueno, no es común que una don nadie casi le rompa la nariz al chico más guapo de la escuela. — ¡Y al que vuelva escuchar decir ese rumor también le romperé los huesos ¿entienden también?- grité viendo a la multitud de hurones que veían la escena como si fuera la novela favorita de todos.

I Am The Queen (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora