Flashito

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Capitulo 20

Domingo en la mañana soy despertada por la empleada de servicio. Me siento sobre la cama y veo que ella sigue articulando palabras por como mueve su boca, pero no entiendo nada de lo que dice.

— ¿Podría empezar desde el principio?

—Sus padres le han enviado un paquete, señorita. — dice con su voz de viejecita, si no le tuviera tanta estima y respeto la habría arrojado a la ventana. La pobre es muy pequeña y delgada pero insisten en continuar trabajando para la familia cuando mis papas están lejos. Tampoco es que su trabajo sea muy arduo, da mandatos y correazos a todo aquel que se le ponga en frente.

Con pereza pasó por la habitación donde Brandon debe estar durmiendo aun, o quizás ya se haya ido. Anoche nos acostamos muy tarde haciendo… galletas. Un antojo de embarazada me agarró a las dos de la mañana y por suerte quedaba una caja para hornear. Giro mi vista de vuelta a la puerta, corro hacia ella y le doy con mis puños, salgo corriendo espaleras abajo.

En el recibidor hay una gran caja de madera. Con una palanca que hay sobre ésta, la tomo y la incrusto por un extremo de la caja haciendo tripas corazón para abrirla.

 La caja ya lleva unos minutos abierta pero no sale nada y dentro esta oscura, apenas me atrevo asomarme. Veo algo, ¿garras? Se arrastra más bien la cosa que sea, y tiene brazos peludos. Como puede, continúa arrastrándose hasta salir de la caja. No. Puede. Ser.

— ¡Es hermoso! — grito, tomando a la masa arrastrante de lo que resta para salir de la caja y lo acomodo en mis brazos. Observo su cara aburrida como diciendo “mátenme de una vez”.

 — ¿Qué es esa cosa? — pregunta Nancy.

—Es un perezoso, Nancy. — Lo acuno en mis brazos y lo meso. — Uno muy lindo ¡Es muy rápido viste! — me mira como si estuviese loca y se va hacia algún lugar de la casa.

 Veo encima de la caja una pequeña carta con la escritura de mama que debió ser doctora por qué no se entiende tres demonios. Malditos doctores. Maldita la escritura de mama. Tomo la carta y la desdoblo. Leo todo el contenido y luego fijo mi mirada en el pobre perezoso que está en mis brazos. Su especie puede estar en peligro de extinción, mis padres como buenos samaritanos se han ofrecido para crearle un hábitat para… ¿Cómo le llamaré? ¿Flash? Fue rápido cuando salió de la caja, si es que media hora saliendo se puede denominar como rápido.

— ¿Cómo te llamare perezosito? — Pregunto a la masa muriente —o eso parece— en mis brazos, que me mira con esa mirada de agotamiento, debió haber gastado muchas energías saliendo de la caja, pobre.

Dentro de la caja en una aparte hay alimento para Flash, creo que se llamará así. Hay alimento para al menos esta semana. Lo deposito con cuidado en el piso cerca del sofá y voy a la cocina por un plato donde servir el alimento que, cuando abro la bolsa resultan ser un montón de hojas y tallos, tiene mejor dieta que yo ¿Debería llamarle Sid al igual que el de Ice Age? Sería muy cliché, aunque flash también, decidiré el nombre luego mientras, le digo Flash.

— ¿Qué demonios? ¡Despégate cosa! — escucho a Brandon gritando en la sala de estar y corro hacia allá.

I Am The Queen (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora