Capítulo 22

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[¿Hola? ¿Hola? ¿Puedes oírme?
Puedo ser tu muñeca china, si quieres verme caer.
Chico eres una droga, tu amor es mortal.
Me dejas en claro que la vida es bella.
Todos creen que lo tengo todo, no tengo nada sin ti.
Todos mis sueños y todas las luces no significan nada sin ti]

La tarde pasó tan extraña que ninguno de los dos se encontraba a gusto en su propia piel. El aire tenso y lento los estrujaba con cada paso de las filosas manecillas.

Louis estaba encogido en el sofá mientras Harry trabajaba. Sentía a su omega rasguñar su interior sangrando lo último que quedaban de sus lágrimas.

No hubo palabras demás ni caricias que decían que todo estaba bien ¿Acaso algo estaba bien?

Louis quitó su mirada del lloroso vidrio y esta voló hasta el único que ahogaba su interior. Harry, su alfa, estaba concentrado en la computadora y su mandíbula tensa y sus ojos verdes distantes lo hacía parecer ajeno a su amor.

Por favor no me digas adiós con la misma mirada con la que me prometiste un por siempre.

Louis creyó que al estar en los brazos de Harry su inseguridad que lo abordó sobre estar con él en un nivel más íntimo desaparecería, porque parecía ser un tema sin importancia. Pero todo parecía caer a pedazos, así como la lluvia caía moribunda sobre la gris ciudad.

Él no quería estar equivocado al único latido que le gritó la solución. Las inseguridades ya habían sido dejadas atrás, pero la distancia de Harry rompía su piel como cristales puntiagudos sobre el asfalto. Ahora más que nunca ese tema lo estaba quemando por dentro.

Posiblemente a eso se debía el comportamiento de Harry. Quizá Zayn le dijo algo más y Harry quería buscar diversión con el otro alfa. Diversión en alguien que no era él, libertinaje en otro cuerpo. Él quería intimidad con alguien porque su omega no se la daba. Louis no quería perder a Harry, no cuando él creía que eran felices.

Si Harry quería eso, entonces él se lo podría dar. Él debía atender las necesidades de su alfa. Sacrificar su primera vez siendo especial era una minúscula cosa que haría con tal de detener a Harry. Los sacrificios era algo que debían existir para que algo pudiera funcionar ¿o no? Louis estaba inseguro y dañado a la intemperie, pero no importaba nada si a cambio Harry podría quedarse una noche más.

Sus ojos picaban por las lágrimas retenidas, y no sabía qué hacer. Todo se sentía tan mal. El cielo lloraba con él y estar encogido sobre el sofá no ayudaba nada. Louis no quería nada que hacerse diminuto para no sentir la distancia que de pronto apareció entre los dos. Él anhelaba sentarse en su regazo y distraer a Harry con tontos besos, pero no podía, se sentía tan asustado.

La seguridad de entregarse a Harry era sólida en encuentros pasados, pero no está vez. No se sentía bien con ello. Si Harry no lo apresuró ¿era por qué no lo deseaba? ¿era que le daba asco? Tal vez no debía culparlo por eso.

Pero las decisiones apresuradas a veces eran la peor de todas.

(...)

—Quiero ir a mi casa —Louis susurró viendo sus manos.

Esa simple frase era la primera que intercambiaron después del pesado silencio.

Harry no contestó, sólo cambio de carretera y se dirigió hacia la casa del castaño. La afonía era sofocante y Louis se sentía romper cada vez más. El trayecto no fue largo, así que cuando llegó simplemente se bajó tembloroso y diciéndole un simple ya vuelvo, corrió a buscar lo que necesitaría para esa noche. Esa terrible y desastrosa noche.

Trágicamente Omega|Larry Stylinson|OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora