Capítulo 37

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—Hazz —Louis agitó más fuerte el hombro del alfa con la esperanza de despertarlo esta vez.

—Mhm —Harry se incorporó desorientado— ¿Qué sucede, bebé?

Louis hizo un puchero y batió sus pestañas. —El otro bebé tiene hambre.

—¿Qué quieres que te prepare? —Harry suspiró y talló sus ojos tratando de quitar el sueño de su sistema.

Louis mordió su labio y miró hacia otro lado. —No creo que tengamos en casa.

—Está bien, saldré a buscarlo —Harry tomó su móvil y vio la hora, 1:30 am. Regresó la mirada a su omega y decidido a consentir a sus bebés, no mostró su duda y preocupación del cómo conseguiría su pedido, esperaba que no fuese muy exigente.

—Quiero papas fritas y un pedazo de pastel de café —Louis sonrió no muy convencido de decirlo.

—Bien, lo conseguiré. —Harry se acercó a Louis y besó su frente. Sin poder evitarlo posó su mano sobre el ahora abultado estomago de su compañero— No tardo.

Harry reemplazó su pijama por ropa sencilla y tomó sus llaves, abrigado con una simple sudadera subió a su auto y desde ahí buscó lugares donde pudiesen vender las exigencias de sus pequeños. Un par de minutos encontró algunos y se dirigió hacia allí.

Por desgracia no tuvo mucha suerte en los contados lugares que le marcó el buscador, no tuvo más opción que ir al supermercado como última opción, era el único que seguía abierto a esa hora. Estacionó cerca de la entrada y salió con la esperanza de encontrar lo buscado, sabía que Louis se entristecería si no saciaba su apetito.

A simple vista no había nadie más que él en el establecimiento, entre un pasillo que incursionó vio a un hombre mayor acomodar un par de cajas y acercándose preguntó por lo necesitado, por fortuna encontró un pastel de café en los refrigeradores que le señaló. Sin embargo, el tamaño era demasiado para su consideración, no muy convencido buscó entre los diferentes sabores tratando de encontrar un tamaño normal, pero después recordó que posiblemente no sería tan grande para el omega glotón que lo esperaba en casa.

Salió de ese pasillo con el pastel en mano y buscó las papas fritas, desafortunadamente solo encontró congeladas, suspiró porque tendría que freírlas el mismo y no sabía si su omega esperaría tanto por ellas. Pagó por las cosas al cansado hombre parado en la única caja abierta y con pasos apresurados llegó a su auto retomando el camino a casa.

A Harry realmente no le molestaba salir a altas horas de la noche en busca de los deseos de su omega, por más que estuviese cansado de la jornada laboral casi interminable, había algo, una clase de instinto que le daba energías para atender a su pareja. Y más lo deseaba el mismo ahora que supo que por un tiempo Louis estuvo conteniendo esos antojos nocturnos para no incomodarlo.

Aparcando el auto en la entrada y tomando las cosas, caminó hasta la puerta principal, al abrirla vio a lo lejos el reflejo de la televisión en la sala de estar, al parecer su impaciente Louis ya lo esperaba sentado en el sofá envuelto con una manta. Cuando lo vio llegar, el omega le dio una sonrisa deslúmbrate y expectante que, hizo de esos ojos aguamarina ser más claros que de costumbre.

Harry atraído sin salvación, llegó hasta él y besó sus labios como saludo, después se dirigió a la cocina, abrió el paquete de papas y metió todo el contenido en una freidora de aire. El medico recomendó que la dieta de Louis debía ser balanceada para que el bebé y él no tuviera complicaciones, las grasas debían estar fuera de ella y los azucares en cantidades no recomendables debían evitarse. Aunque Harry era consciente de que ahora la alimentación de su pareja era específica, él no podía borrar los antojos de Louis y negárselos no era opción, así que decidió que haría de ellos algo un poco más saludables.

Trágicamente Omega|Larry Stylinson|OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora