Capítulo 7

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Louis logró convencer a su padre de quedarse más tiempo con él. Tal vez estaba de buen humor o algo así, pero Robert no le negó volver.

Lo que no sabía Louis fue que él olió la esencia indiscutible de un alfa en su piel, siendo esa la verdadera razón de su respuesta. Algo beneficioso y algo espeluznante también. Si era alguien de su trabajo, que por obviedad lo era, lo primero que se le vino a la cabeza fueron los alfas mayores, ya muy mayores como para parecer correcto. Un poco paranoico y exagerado, pero es lo que había.

A pesar de sentir antipatía, algo dentro de él se retorció al imaginar al inocente omega entre los brazos de algún alfa asqueroso. Por primera vez, su instinto paternal podrido salió del fango. Al menos, si lo que estaba pasando con Louis y ese tipo se hacía mayor, él verificaría que no fuera perjudicial para el castaño.

Louis entró con una sonrisa ávida a la habitación de siempre y esperó paciente a la hora del descanso. Según lo que dijo Harry, tenía libre una hora y los que merodeaban por él lugar desaparecían en las cafeterías aledañas.

Sentándose en el cómodo sofá, llevó sus piernas al pecho para reposar su cabeza en las rodillas y, sacó su celular mientras esperaba la llegada de cierto alfa.

Una hora o tal vez más, y muchos cambios de posición sobre el aburrido sofá, la puerta se abrió y Louis inmediatamente se acomodó recto.

Su mueca de decepción no pasó inadvertida por Robert a pesar de su esfuerzo por ocultarlo.

—Hola —saludó incómodo—, tu madre hizo esto para ti, no vi tu interés por salir a comer conmigo, así que mejor le dije que preparara algo.

Robert le tendió un recipiente de plástico y se removió impaciente en su lugar.

—Oh —Louis estaba impactado por ese gesto amable por su parte—, supongo que gracias —se levantó y tomó la comida.

—Sí—su padre salió de ahí sin decir más.

Louis soltó un risita incrédula y burlona ¿Quiénes eran ellos y que les habían hecho a sus padres?

Le dio la espalda a la puerta y un instante después se volvió a abrir.

—Qué. Olvidaste mi lechita caliente con chocolate —soltó una risita burlona que estaba seguro irritaría a su padre. Por una vez en toda su vida fueron amables, pero eso no quitaba los malos tratos del ayer. Si ellos se enojaban y decidían no hacer un gesto bueno por él, no iba a morir por eso.

—No, pero podría darte algo mejor —Louis se sobresaltó y volteó al escuchar la voz grave.

Harry se encontraba recargado en la puerta con los brazos cruzados y una sonrisa divertida.

Las mejillas de Louis se tiñeron de rojo, una magnífica vista para el alfa. Tan tierno y tímido, todo lo que nunca vio antes.

—Dudo mucho que puedas mejorar eso —su sonrisa se acentuó a pesar de su vergüenza.

—¿Estás haciendo algún tipo de incitación?

—¿A ti?

Harry se acercó a él y lo acorraló entre el escritorio y su cuerpo mirando a los costados. —No veo a otra persona aquí.

Louis se puso muy nervioso cuando el ojiverde se inclinó sobre él y sintió la calidez y firmeza del cuerpo más grande, pero antes de que pudiera decir algo, Harry colocó sobre el escritorio una bolsa de papel marrón.

—Muero de hambre —el rizado sonrió alegre y se sentó sobre la silla al lado del escritorio.

Louis se quedó parado frente a él sin saber lo que tenía que hacer.

Trágicamente Omega|Larry Stylinson|OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora