Capítulo 18

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Su sonrisa se borró e inmediatamente empujó el cuerpo lejos de él, porque las manos extrañas se habían colocado sobre su cintura sin permiso.

Un poco de pánico se instaló en su interior cuando vio al alfa tan cerca de él. La sonrisa felina que adornaban sus labios perfilados no le gustaba para nada a pesar que tenía un toque amigable y divertido.

—¿Acaso no me vas a agradecer? —el extraño hizo un puchero triste y dio un paso más cerca, mismo que el omega retrocedió.

Sí, Louis debía de admitir que el alfa era encantador con su cabello negro cayendo a un costado de su rostro y sus enormes ojos grises que lo escrutaban con interés, diría que el extraño destacaría entre una multitud con facilidad. A pesar de sus bonitas pecas sobre sus pómulos altos y su nariz recta y respingada, al ojiazul no le interesó en lo más mínimo, porque con simpleza él no era Harry, y nadie era mejor que su alfa con sus adorables hoyuelos.

—Gracias —Louis se cruzó de brazos y su expresión fue de recelo por la invasión en su espacio personal.

No podía alejarse más del alfa ya que su espalda chocó contra la pared, y debía evitar el miedo que empezaba a sentir con un nudo en su estómago.

Estar solo en presencia de un alfa que era más alto y fuerte, todavía causaba incomodidad y pavor en Louis, el estar encerrado en un espacio pequeño como ese con una puerta siendo bloqueada por el pelinegro, ponía sus sentidos en alerta.

Y en ese instante se dio cuenta de algo terrible. Él no olió al extraño cuando entró y menos al acercarse a él ¿Tan ofuscados seguían sus sentidos después de la noche intensa que había tenido con Harry?

Louis tragó saliva cuando vio al pelinegro acercase. Harry era muy amable y amoroso, pero nunca Louis conoció un alfa que fuera una mínima parte como el rizado, y tenía el presentimiento que el que estaba enfrente no era diferente de los demás.

—¿Eso es todo, lindura? —su sonrisa blanca de dientes perfectos únicamente logró que Louis se estremeciera.

—¿Qué quieres? ¿un ascenso? —el omega río sarcástico.

Dejando a un lado su miedo, Louis empujó el costado del alfa y salió de su agarre colocándose cerca de la puerta por si tenía que huir de posibles amenazas.

—Me encantan las excentricidades agridulces como tú —soltó una risa divertida y pasó una mano sobre su cabello negro dándole un toque encantador. Sí, Louis debía admitir eso.

—Información irrelevante —Louis rodó los ojos pensando si sería buena idea ponerle azúcar a su té o debería salir corriendo de una vez.

—¿Cuál es tu nombre, omega? —el alfa se recargó en la encimera cerca de Louis y sus ojos jamás abandonaron sus movimientos tensos.

La última palabra había sonado totalmente despectiva porque la mayoría siempre tomaba a los omegas como la clase más baja de la sociedad. Algo muy lamentable.

Dos, dos tazas estaba ahí. Él frunció el ceño extrañado porque era claro que el castaño no esperaba a alguien más, y si fuese verdad, sólo sería un beta o un omega sin importancia ¿En qué parte trabajaba el omega? porqué él jamás lo había visto.

Louis no notó el tono que utilizó para la pregunta, ni siquiera podía pensar en algo más que no fuera el calor de Harry y su olor embriagante. Una, dos, mil noches no serían suficientes para satisfacerse completamente del rizado. Su anhelo y su amor crecía exponencialmente sin tregua, no lo podía frenar, y sólo pensaba en cuando se largaría aquel tipo para regresar con el ojiverde.

Trágicamente Omega|Larry Stylinson|OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora