Capítulo 35

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—Olvídalo —Louis apartó la pesada bufanda que Harry intentaba colocar en su cuello— ¿Acaso quieres matarme con un golpe de calor?

—Bebé, debes abrigarte. —Harry suspiró frustrado— ¿Qué si te resfrías?

—¿Estás loco?, ¿el clima del mediterráneo dañó tu cerebro? —Louis se cruzó de brazos— No me pondré eso, ya hace el calor suficiente para usar ropa ligera.

—Bien —Harry evadió los ojos azules.

—¿Estás haciendo un puchero? —Louis sonrió sorprendido y se acercó al rizado a través del auto. Con su mano giró el rostro enfadado de Harry— Eres tan adorable.

—No te burles, sabes porque lo hago. —Harry recibió sin chistar el beso de Louis y tiró de la cintura pequeña para pegar sus cuerpos lo más que le permitía ese lugar estrecho— No te has estado sintiendo bien en estos días.

—Es porque hemos estado visitando muchos restaurantes en esto últimos días. Esas citas mortales que has estado planeando van a terminar por darme una indigestión mayor —Louis ocultó su rostro en el cuello de su alfa, adoraba su olor y su calor, también la suavidad de esa franja de piel. Tantos días separados en los viajes de negocios debían ser recompensados adecuadamente.

—Es porque eres un glotón —Harry sonrió como siempre lo hacía. El alfa no lo veía, pero su omega sí podía ver ese brillo cálido que estaba ahí para él.

—Tengo que irme o volveré a llegar tarde —Louis le robó un último beso y tomó la manija de la puerta—. Te amo.

—Solo tienes que decirme y arreglaré tus faltas —Harry le guiñó un ojo—. Te amo más.

—Por supuesto que lo harás —Louis giró lo ojos y con un último beso de despedida, bajó del auto dejando atrás a Harry.

Louis suspiró aún aturdido con sus besos, sus brazos eran el mejor lugar donde quería estar, pero esta vez tenía una presentaciónimportante. Harry ya ni siquiera tenía que decir algo, las voces corrían veloces y gracias a la discreción que pidió, solo las personas que importaban sabían lo de ellos. Se estiró y caminó a través de los ahora verdes campos, las plantas empezaban a tener esas flores con olores dulces y el café ahora era una mezcla de verde y policromático.

Las voces a su alrededor ya no eran novedad para él, hacía mucho tiempo que dejó de importar y dañar, también se dio cuenta de que no era el único con ese tipo de reputación en ese lugar. Por ser una universidad de máximo prestigio, muchos ahí provenientes de familias poderosas se relacionaban únicamente con personas de su mismo nivel. Si bien existían otras que no eran tan relevantes por su linaje, estas tomaban un papel destacable gracias a sus parejas.

Louis cargaba con el prejuicio de ser un prostituto con suerte, un cazafortunas astuto, porque de ser nadie, pasó a ser alguien con un nombre puesto en muchas bocas, y todo por el rumor de ser pareja de un alfa importante. Aquello era verdad, pero erróneamente la diferencia de edad era lo que marcaba para los demás su relación. Estaban muy equivocados con él, porque para algunos con su misma reputación, ese distintivo sí era verdadero.

Ese día volvió a estar agitado para sus oídos, al estar a la vista la marca en su nuca, de pasar a tratar de adivinar quién era su proveedor, ahora apostaban a saber quién sería ese tonto atrapado en la codicia de un joven omega. Por supuesto sería un viejo alfa de aspecto desagradable, ¿un político? ¿un magante? algo peor quizá, pero todos decían que el omega desesperado por ello no le importaría la apariencia del alfa.

Ese lugar era una cueva de lobos, Louis estaba un poco desesperado por el día en que saldría de ahí. Aunque por infortunio estaba seguro que podría llegar a toparse con un par de ellos en su vida venidera gracias a que los Styles tenían negocios o conocidos en familias donde sus hijos asistían a su misma universidad.

Trágicamente Omega|Larry Stylinson|OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora