Capítulo 2

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—¡Ya es tarde! —un gritó molesto se escuchó desde el primer piso— Es un maldito día importante y ese niño torpe no se apresura —gruñó en frustración.

—Tranquilízate, no vale la pena enojarse tan temprano —la castaña quitó las manos de su esposo y se apoderó de la desordenada corbata que, en un intento fallido por su molestia, el alfa no pudo atar correctamente.

Pasos suaves se escucharon desde el segundo piso y en un segundo Louis apareció ante ellos.

—No, ni se te ocurra ir así —Robert tomó bruscamente del brazo a Louis y lo jaló escaleras arriba hasta llegar a la habitación del castaño más pequeño—. Cambia tu ropa a algo formal, no te llevaré vistiendo como un vago.

—Pues así me visto y si no te gusta no me lleves, por mi estaría mejor —Louis cruzó los brazos y le dio una mirada asesina a su padre.

A pesar de ser un omega, él nunca se doblegaba por nadie. Ya no más.

Un par de años atrás pasó un mal rato en la escuela media, el maltrato y acoso por parte de sus compañeros de escuela no era su predilección. Lloraba todas las noches, curaba sus raspones y escondía sus moratones con maquillaje esperando que el día siguiente fuese mejor que el anterior. Cuando comprendió que nadie lo salvaría, algo en su interior se rompió y desarrollo una naturaleza cortante. Un escudo que lo alejó de todos aquellos que lo lastimaban. Si no había un héroe que lo salvara, el mismo se salvaría.

Sorprendentemente después de todo eso, la voz alfa ya no le afectó, al menos no la de los alfas de su edad, aquellos estúpidos que buscaban cualquier cosa con piernas para poder poseer. La de aquellos más imponentes le llegaban a marear, su naturaleza omega se sacudía con la orden, pero su determinación era más grande.

Las barreras que estaba en su exterior sólo se quedaban ahí, afuera, porque nadie realmente lo conocía lo suficiente como para darse cuenta que su interior era frágil y lleno de sentimientos adorables. Él consideraba su naturaleza omega totalmente ingenua y soñadora, pero eso no significaba que todos debían saberlo. Estaba completamente seguro que sólo la voz de aquel complemento podría afectarlo, y entre más pasaba el tiempo, más seguro estaba de eso.

Algunos llegaban a creer que era beta por la falta de sumisión y su carácter seco solitario, sin embargo, su embriagante olor lo delataba.

—Te doy dos minutos para bajar —lo amenazó.

—Y si no ¿qué? —levantó una ceja retándole a seguir con su amenaza.

—Le diré a tu tía que pasaras todas tus vacaciones con ella —sonrió victorioso al ver la expresión horrorizada de Louis—. Dos, ni uno más.

Louis azotó la puerta cuando su padre salió. La tía Grean era peor que una bruja, si sus padres lo odiaban con toda su alma, estar con ellos era el paraíso a comparación de estar en la casa aislada de la alfa.

Abrió su armario y tomó lo primero que encontró, se cambió con ello, pero no sin antes agregarle su toque.

(...)

—No sé si eres tonto o simplemente me quieres matar con todos los disgustos —Robert apretó el volante hasta que sus nudillos se volvieron blancos.

—Tal vez eso sería pertinente ¿no lo crees? —preguntó casualmente con los brazos cruzados y una mirada aburrida en su rostro.

—¿Y entonces quien te mantendría? —su sonrisa burlona revolvió el estómago de Louis— ¿Quién crees que querría a un omega inútil como tú? Al parecer aún sigues creyendo que alguien te elegirá y desechará la oportunidad de conseguir algo mejor.

Trágicamente Omega|Larry Stylinson|OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora