43. Pocas horas

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43. Pocas horas

Observó cómo la mujer de cabellos dorados llevaba una torta con una vela en sus brazos hasta alcanzar a la pequeña niña que estaba sentada en la mesa del comedor diario. Lily sonrió, recordaba con perfección ese cumpleaños. Ella se sentía un espectador tercero, no podía tocar nada concretamente y nadie la veía ni escuchaba. Simplemente observaba.

La niña, que cumplía seis años, reía mientras su familia le cantaba el feliz cumpleaños. Lily sintió nostalgia. Observó también cómo su hermano Dean, después de terminar la canción, tomaba con su dedo índice parte del pastel y se lo comía.

—¡Dean! —se quejó la Lily de seis años y Sam de siete. Pronto llegó su madre a aclarar las cosas y a repartir porciones entre los tres niños. Lily sonrió con ternura.

—¿Lily? —preguntó una voz externa.

Lily sabía que estaba soñando. Con el veneno, cada uno de sus sueños se hacían cada vez más reales, e incluso a veces confundía la realidad con el sueño. Pero también sabía reconocer cuando alguien o algo del sueño no pertenecía al escenario o a los personajes. Esa voz le llenó el pecho. Salió de la casa, dejando a la familia Winchester tranquila en la cocina comiendo de la torta.

Al salir de la casa en su sueño, observó a alguien ahí parado, enfrente a la casa. Lily abrió los ojos con grandeza, sabía que él no era parte del sueño. Corrió a abrazarlo, sin importarle las consecuencias. El de gabardina le abrazó de vuelta, ocultando su cara en el cuello de la joven. Lily sintió sus ojos picar, había estado sin su ángel dos largos días, lo extrañaba.

Se separaron y unieron su mirada, verde y celeste como uno.

—¿Cómo me encontraste? —preguntó ella, pero luego recordó que todo eso era un sueño, Castiel no estaba con ella realmente.

—Eso no importa —respondió el morocho. Tenían poco tiempo, Moah descubriría de su conversación privada dentro de minutos—. ¿Estás bien? ¿Te hizo daño? —Lily negó con la cabeza—. ¿Dónde estás?

—Es un edificio extraño... No he salido de lo que sería el sótano —explicó ella. Cuando salió a cenar con el Seguidor, lo cual le hizo enojar cuando ella mencionó el tema de dejar su plan, no había visto la parte externa del edificio donde estaba ya que Moah le había transportado de un chasquido de dedos al restaurante—. Es un lugar viejo, está construido con rocas grandes y mohosas... Pero no sé nada más... ¿Tú no puedes encontrarme?

—No... Te está ocultando de mí... —señaló el ángel decepcionado de no poder interactuar con rapidez. Sin previo aviso, tomó las mejillas de la rubia y presionó sus labios contra los de ella en un corto beso—. Resiste, ¿si? Te encontraré.

—Rápido, que en menos de un día Moah...

Castiel puso una mano en su mejilla, acariciándola levemente con su pulgar. Lily olvidó sus palabras, estar con el ángel de esa manera era especial. Quería que fuera real, que no se despertase y estuviese en esa habitación celda. Lily cerró los ojos y se inclinó ante el tacto del morocho, queriendo que éste nunca se fuera.

—Lily —llamó con ternura. Ella abrió los ojos—. Te quie...

—¡Despierta, Lile!

Gruñó al abrir los ojos. No sólo por el hecho de que le impidieron escuchar las dos palabras más hermosas del universo salir de aquél ángel que amaba, sino porque el portador de la voz no era ni más ni menos que su ex novio el traidor.

Admitía que dormir en esa habitación era mucho mejor que dormir en la celda. Bajó las piernas e ignoró la persona que le seguía hablando. Iba ignorar a Brady por el resto de su vida. Como debió hacer desde un principio. Incluso puedes matarlo, le recitó esa voz. Y en ese entonces, ella realmente matarlo. Todo el esfuerzo que ella y sus hermanos hicieron para impedir el plan de Moah, Brady lo mandó al caño. Brady la secuestró y la dejó en aquél lugar hasta el gran show.

Black Wings [Supernatural]Where stories live. Discover now