8. Sentimientos ocultos

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8. Sentimientos ocultos

Lily se probó las diez camisas y Dean sonrió e hizo un gesto afirmativo a cada atuendo. Luego de eso, se pasaron otras dos horas más buscando remeras básicas de distintos colores para combinar con las camisas. Unas negras, otras grises, verde opaco, azul marino, blanco crema, entre otros. Lily pareció comprar toda la tienda.

Luego de la vestimenta básica, pasaron a buscar zapatos y abrigos. Dean admitió que si iba a cazar o aprender a defenderse, necesitaría zapatos cómodos y prácticos. Unas botas cortas eran adecuadas, Lily eligió tres modelos sencillos. Uno marrón claro, otro de un tono más oscuro y finalmente unas negras. Como abrigo eligieron dos camperas de jean, una más clara que la otra, y una de tela parecida a la de Sam que la rubia utilizó aquella mañana.

Dean ya no tenía fuerzas para cargar toda la ropa, así que fueron a pagar, cuando estaban en la fila, Lily se desesperó y preguntó por la plata. No quería gastarles todo lo que tenían, pero Dean le tranquilizó diciendo que el dinero no era problema.

Dean debía admitir que ir a comprar ropa fue más divertido de lo que creía. Después de que Lily accediera con sus gustos, buscaron juntos ropa para la joven. La rubia se divertía al ver las remeras vergonzosas que Dean le mostraba con una sonrisa pícara. Y ella le mostraba ropa interior vergonzosa mientras él bromeaba diciendo que le quedarían lindas unas pantis con unicornios y arcoíris.

En ese momento, la rubia olvidó que estaba en otro mundo. La situación era tan normal y divertida, que no pensó en los problemas. Se olvidó por completo de Moah y Amy, se olvidó que estaba en otro mundo en el cual ella no había nacido. Se olvidó de todos sus problemas.

La relación sin duda iba mejorando, tal vez más de lo que Lily esperaba en una salida. Después de los momentos incómodos, Dean era el mismo idiota que bromeaba con ella com cualquier cosa. Ese Dean le agradaba, y parecía feliz. Lo único que ella quería es que su familia fuera feliz, después de todo el drama y las tragedias que pasaron aquellas versiones de sus hermanos, merecían algo de felicidad y diversión barata.

Dean admitió para sus adentros que la rubia era una excelente amiga si se proponía dejarle entrar. Era divertida con su gran sentido del humor, y Sam tenía razón. La única amenaza que Lily presentaba era comerse su tarta, cosa que toleraría por un buen arreglo luego. Se sintió algo idiota al desconfiar tan abruptamente de su hermana de otro mundo. No le pediría perdón a Lily, porque él no se acostumbraba a decir eso. No podía expresarse a la hora de hablar de sentimientos. Pero trataría de recompensarle por cómo la había tratado esa mañana.

A eso de las seis de la tarde, ambos salieron de la tienda. Dean levaba muchas de las bolsas y Lily peleaba para que le dé un par.

-¡Se te van a gangrenar los dedos! -le gritó la rubia tratando de quitarle algunas bolsas, pero le era imposible. Dean era mucho más alto que ella y tenía más fuerza.

-¿Se me van a qué? -preguntó confuso evitando el agarre de Lily. El cazador sabía muy poco de términos médicos y poco le importaba. No necesitaba conocimientos científicos o médicos para patear traseros sobrenaturales.

-Gangrenar. -repitió la joven dejando de luchar.

-Eso te lo has inventado. -señaló el cazador sin preocupación.

-No lo he hecho. Cuando cortas la circulación de tus extremidades como las piernas, brazos o dedos -insistió en el último—, las células se mueren y se te gangrena. La piel se pone de un color negro verdoso y se esparce. La única solución es cortarte la parte gangrenada de tu cuerpo.

-Dios, eres una enciclopedia de cosas raras -se quejó Dean rodando los ojos—. Como Sam -agregó al final en murmullos. Ya tenía suficiente de nerd en un hermano como para tener otra hermana nerd.

Black Wings [Supernatural]Where stories live. Discover now