Black Wings [Supernatural]

20. Un lirio de significado especial

20. Un lirio de significado especial

Los dos hermanos quedaron callados. Dean miraba la madera, usando las yemas de sus dedos contra las imperfecciones de ésta. Seguía pensando en lo que les había confesado Lily. No estaba enojado, después de todo su verdadera madre había muerto hace muchos años, cuando él simplemente tenía cuatro años. Por lo tanto, el enojo no estaba en su vocabulario en ese exacto momento.

Tenía bronca y lástima. Bronca hacia su padre y todo lo que vivió Lily hace un año en su mundo. Su padre tal vez no se ganaría el premio al mejor padre, pero que Lily se sintiera traicionada por el John de otra dimensión implica que él tenía algunas mismas actitudes. También tenía bronca hacia su otro yo, ¿acaso él no hizo nada para ayudarle? Y después la lástima la sentía porque Lily era dulce tal vez por todo lo que había sufrido. Desde que llegó a su vida, las cosas parecieron más fáciles pero a la vez más complicadas. Debían enfrentarse a otra criatura probablemente más poderosa que los ángeles, pero puede que Lily necesitaba ese cambio de realidades.

No hablaba del destino porque lo único que había hecho el mismo era arruinar las vidas de él y su hermano. No, hablaba de que podía ser algo bueno que Lily cayera en sus vidas. La rubia necesitaba el apoyo que en su dimensión no tenía, y ellos podrían usar una luz en sus oscuras vidas. Podía ser que se complementaban.

Lily volvió a la biblioteca. Después de confesar su secreto de lo que ocurrió esa noche, la rubia había empezado a sollozar y ésta no se calmó hasta que Castiel la acompañó al baño a que secase la humedad de sus mejillas. Dean debía admitir que su amigo sí cuidaba de ella y por un momento pensó que si amenazarlo había sido una mala idea.

Sam se quedó sentado en su lugar mirando sus manos. En su mente pasaban miles de cosas, probablemente las mismas cosas que pasaban por la mente de su hermano. Bronca y lástima.

La rubia volvió a sentarse en la silla y miró al castaño quien había permanecido sentado durante su ausencia. Luego dirigió sus ojos verdes hacia su otro hermano quien estaba parado tratando de liberar la nueva ira en sus venas. Castiel quedó en el marco del pasillo que dirigía hacia las habitaciones, sabía que Lily necesitaba ese espacio para desahogar sus penas con sus hermanos.

-Lo de mamá no era lo único que quería confesarle -admitió rompiendo el incómodo silencio entre los cuatro.

Dean volvió a sentarse con el pecho congra el respaldo de la silla y sus brazos por encima. Su expresión era dura, si Lily llegaba a confesarle alguna otra cosa que su familia de otro mundo había hecho mal, iría personalmente a la dimensión para patearle el trasero a su otro yo.

Sam la miró fijamente tratando de adivinar por sus gestos o el tono de su voz lo que diría a continuación. Lily necesitaba ser escuchada. Y sabía que él era una persona más de escuchar que Dean. Con sus ojos verdes intentó trasmitirle apoyo y fuerzas para soltar lo que sea que le estuviera molestando.

-Sam, tú lo entenderás más que Dean... -explicó antes de unir sus ojos con los del castaño—. Ese ex-novio con el cual quería mudarme -habló con una voz fina y apenas audible—. Era tu mejor amigo del instituto, Tyson Brady... Pero todos le decíamos...

-Brady -terminó la frase. Sus ojos se ensancharon recordando la vez que él mencionó a Brady en frente a Lily y ésta pareció descomponerse. Ahora entendía el porqué. Si bien había conocido a Brady en la universidad, parecía que en la otra dimensión su relación era algo distinta.

Dean recordó vagamente el nombre del sujeto. Hacía tiempo, en la época en la que ambos luchaban contra Lucifer y el Apocalipsis, cuando debían encontrar el jinete Peste, recordó que Crowley les había ayudado a localizar a la perra del jinete. Y ése mismo era el amigo de Sam de Stanford lo que podía complicar las cosas. No habían tocado el tema de Brady después de que Sam lo matara y no tenía intención de abrir esa herida.