Capítulo 1: Verbotten

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Ya son casi las 3 am y el antro en donde estamos sigue abarrotado de gente.

Si bien ando acompañado de Ria no puedo evitar sentirme sólo. Me falta mi hermano... Mi Bill...

La situación entre ambos ha sido bastante tensa desde que discutimos a causa de Ria: ella me reclamó por no darle suficiente tiempo por estar con mi hermano y con la banda y Bill se le fue encima. ¿el resultado? El no me habla y ella se volvió neurótica.

Ya pasó un mes desde que incline la balanza hacia mi novia y el me gritó ese: "¡Bien gran hermano! Me cambias por una vagina y un par de tetas" y estoy desesperado, porque no se nada de él.

A pesar de que Gustav y Georg hablaron a mi favor para que regrese al departamento, Bill se niega a acceder a verme o al menos cogerme el teléfono y la situación empeora con los ya cotidianos cambios de humor de Ria.

La madrugada empieza a dar a la mañana...
Manejo por la ciudad con mi novia como copiloto, totalmente dormida debido al alcohol y al extasis. Yo no bebí ni mucho menos me drogue, lo que menos necesito en estos momentos es aturdirme. Tengo que tener la mente bien despejada para la tarde.

Iré a buscar a mi hermano y lo devolveré a casa a si sea a rastras. Sabía que está opresión en el pecho no sólo emanaba de mi. Sabia que yo también le hacía mucha falta como el me hacía mucha falta a mi.

El semáforo cambio a rojo y me detuve aunque fueran las 4 de la mañana. El tiempo se me hizo ameno mientras imaginaba nuestro encuentro: Seguramente el se pondría terco como una mula, inflando los cachetes haciendo un puchero mientras yo le explicaba mis razones y le pedía perdón por todo lo ocurrido. Luego seguro bajaría la guardia cuando le dijera todo lo que significaba para mí... y en ese instante aprovecharía para empujarlo al coche y traerlo conmigo a si me golpeé.

La idea me hizo gracia.

Despeje mi cabeza mientras me autoacariciaba la sien y volteé a la izquierda por mero reflejo y me congele.

Por un momento me vi, corriendo asustado por esa estrecha callejuela con 5 hombres que me superaban en estatura detrás de mi, con apenas una playera de hilo y sin zapatillas cuando afuera hacia por lo menos unos 5°C. El miedo me invadía, lo sentía en cada poro de mi cuerpo recorriendome en forma de sudor frío.
Gritaba mi nombre para mis adentros... Gritaba "¡Tom salvame!"...

Luego de eso al fin pude darme cuenta que aquel que corría y pedia ayuda no era yo... ¡era Bill!

Tras La Pared/Saga Behind The Souls - Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora