Capítulo 10: Integración

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Era casi medianoche cuando un hombre me saco de el castillo, uno de los que había visto ayer, Angus. Caminamos por un camino obscuro, la única luz era la vela en la mano de Angus, y aun asi casi no se veía. 

No tenia frio, pero deseaba haber traído un abrigo, para cubrir el vestido  -que aunque traía algo abajo seguir siendo muy revelador- , y también para protegerme de los mosquitos. Los pequeños bastardos estaban bebiendo mi sangre mas rápido que cualquier vampiro.

Repentinamente cuando miré hacia arriba estábamos en un claro forrado con probablemente un centenar de velas blancas, todas iluminadas, colocadas en el suelo. Hablando de el riesgo de un incendio forestal. Angus, me señalo a la izquierda.

En el centro del claro había un altar de piedra del tamaño de una pequeña mesa de comedor. Tragué saliva y camine hacia el altar. Una vez que llegué a la losa de piedra y puse mi mano sobre ella, los sentí. Había lobos por todas partes. Sabia que estaban por ahí pero mientras mis dedos tocaban la piedra, los sentí en mi interior. Quite mi mano enseguida.

"No, déjala allí," dijo con voz ronca James, a mi izquierda. Me aleje y lo observe. Usaba la misma camisa de manga larga y pantalones oscuros que había usado antes, excepto que no llevaba zapatos. Ni yo lo hacia, o por lo que sabía, tampoco el resto de la manada. Tenían que estar conectados a el suelo, la tierra.

Una docena de hombres lobo, todos en forma humana, salieron del bosque. Todos ellos eran grandes y musculosos y sólo llevaba pantalones blancos. Uno tenía una gran cicatriz, de aspecto desagradable de color rojo y otro que me llamo la atención, porque él era el hombre más cercano a mí y James, tenía el cabello totalmente blanco. Nunca había visto a un hombre lobo que se viera tan viejo. Fue raro, los lobos generalmente brillaban con la salud hasta el día de su muerte.

La manada formo un círculo alrededor de nosotros, sus cuerpos un hombro a hombro, sus rostros rígidos, la luz de las velas haciendo su cabezas más grandes y hacia que dieran mas miedo de lo que en realidad daban.

Después, James comenzó a hablar, sus dos manos sobre el altar. Sólo que las palabras no eran las palabras que había oído a mi padre hablar, cuando tuvimos nuestras ceremonias en casa. Estas fueron las palabras en la lengua antigua. Aún así yo sabía lo que estaba pidiendo, el decir, aproximadamente. El envío de una solicitud a la tierra para dejar que me convierta en parte de esta manada, este territorio.

"Arriba", dijo James, sus palabras cortando de manera tan abrupta que en un primer momento no me di cuenta que me estaba hablando a mí. "Arriba", dijo de nuevo una vez que sus ojos habían encontrado los míos 

Miré el altar de piedra. Que había sospechado que era para mí, los altares eran diferentes a los de mi antigua manada. Me levanté en la piedra, la mano de James me obligo a acostarme de espaldas.  Una vez más sentí la conexión intensa hacia la manada, un zumbido dentro de mí. En todas las partes en las que mi espalda tocó la piedra sentí un leve cosquilleo, como pequeñas descargas eléctricas. 

"Voy a decir el resto en Inglés," dijo en voz muy baja. El susurro fue tan cerca de mí que hizo que un escalofrío pasará por mi espina dorsal. Yo quería que susurra más cosas en mi oído, cosas prohibidas, cosas dulces.

"Gran espíritu, nos hemos reunido aquí para darte una nueva hija de esta tierra, de este territorio," James comenzó, yo miraba a las estrellas. En los Hamptons que nunca habían sido tan brillantes. "Por la sangre de la tierra," Cerré los ojos, sabiendo lo que venía. "- te pedimos que la aceptes."

Hubo un fuerte dolor en mi mano izquierda, James tomó mi mano sangrando fuera de la piedra por lo que mi sangre podría gotear en la tierra. Esto era parte del ritual de la integración, que había visto a mi padre realizar.

"Por la sangre de la alfa ......", dijo y corto su mano con el mismo cuchillo con el que había cortado en mí. ".... te pido que sea mía."

Dejó que su gota de sangre cayera en la tierra por encima de la mía, luego tomo un poco de su sangre con el pulgar de su mano sana, puso el pulgar sangriento entre en el hueco de mi cuello. "En mi sangre ella ha nacido esta noche. A los ojos de el Gran Espíritu y todos los reunidos, que todos ahora saben que ella pertenece aquí, a mi".

Cuando su voz se detuvo había mas viento. Entonces se hizo la oscuridad, no sólo porque cada vela en el claro se había apagado, pero también porque el zumbido de mi cabeza me hacia imposible ver.

Yo había nacido en mi manada, nunca había sido integrada. No había habido la necesidad. Había nacido con los lazos a mi manada. Sólo que ahora se habían roto, como si alguien hubiera cortado algo que siempre había sido parte de mí. Cortarlo en pedazos. Y ahora los pedazos estaban tratando de atarse en otra cosa, gente nueva.

Una docena de personas nuevas, mi nueva manada, se convirtió en solido, y todo en mi, sin embargo, todavía había dolor. Un dolor insoportable.

Grité.

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Gracias por leer :)

Autora: Alyssabrandon


The Hard Mate (Incompleta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora