Capítulo 6

5.7K 414 42
                                    

POV CARRICK

¡Infierno! ...

Es la única palabra que se me ocurre para describir lo que hemos vivido estos últimos días. Después de que mi hijo desapareció en ese maldito accidente, solo han sido horas de agonía tras otra. Tuve que llamar al padre de Anastasia, para que viniera al Seattle de inmediato, por suerte Kate tenía su número, la pobre tuvo una descompensación de su presión debido al stress. Tuvieron que sedarla y mantenerla incomunicada por su propio bien. No puede tener emociones fuertes en este momento.

Grace, ¡Mi pobre Grace!, esta inconsolable. Mia trata de calmarla y estar pendiente de ella, creo que es su manera de apaciguar su propio dolor. A las 8 a.m. del sábado, Taylor nos llamó para comunicarnos la noticia; encontraron al Charlie Tango totalmente destruido y quemado a consecuencia de una explosión. Todavía no se han hechos las pesquisas de lo que ocurrió.

Ros Bailey estaba siendo llevada por un equipo de Medivav al hospital de Seattle, y mi hijo... mi pobre hijo... encontraron un cuerpo cerca de la explosión.

No puedo pensar en eso, sin que me den ganas de llorar. ¡Maldición!.. ¡Esto no puede estar pasando! ... ¡Dios! ¿Qué jodida cosa te hemos hecho para que nos castigues de esta manera? ¡Ningún padre debería pasar por esto!

¿En que orden natural de la vida, nos dice que los hijos deben morir antes que los padres?... ¿No se supone que debemos ver a nuestros hijos crecer, estudiar y formar su propia familia?...

Estoy encerrado en el despacho de la casa, sin dejar de pensar en todo lo que ha pasado, en mi vida, como profesional... como padre... intentando, tratando de recordar ¿En qué me equivoque?

Cuando me casé con Grace, nuestro sueño era el formar una familia grande y cuidar de nuestros hijos, en ese entonces vivíamos en Detroit, y durante un par de años buscamos tener hijos biológicos, pero nunca se pudo. Al parecer tanto Grace como yo teníamos problemas para concebir hijos...

Fue devastador para nosotros, sobre todo para Grace, que siendo pediatra, veía bebes, junto con sus madres todo el tiempo. Añoraba ser madre más que nada en el mundo, y yo veía su sufrimiento día con día.

Tanto fue así que decidí tratar de buscarle una solución a nuestro problema, y así se lo dije: "Grace, debemos darle amor a un hijo. No importa que no sea biológicamente nuestro, igual será fruto de nuestro amor. ¡Adoptemos un Niño!".

Sonrío al recordarlo. Yo solo dije en voz alta lo que en su cabeza ella ya tenía decidido, incluso ya investigaba casas de adopciones, aun sin preguntarme, ella sabía que no me opondría a su felicidad.

Después de una larga espera, y una amplia revisión de nuestros antecedentes, Elliot llego a nuestras vidas. Era un pequeño de unos tres años, su cabello rubio rizado y sus hermosos hoyuelos, era un chico muy risueño y amoroso. Sus padres biológicos murieron en un accidente, y nadie quiso reclamar al pequeño. Fue así como el estado de Michigan nos dio nuestra partida de adopción y trajimos a nuestro primer bebé a casa.

Mis suegros estaban encantados con su nuevo nieto, Grace sonreía todo el tiempo y yo estaba feliz por eso. Me sentía un padre orgulloso de su pequeño, deseoso de transmitir y enseñar a mi hijo todo lo que aprendí de mi padre, el béisbol, el futbol, excursiones, la pesca... Las tradiciones familiares, cumpleaños, Acción de gracias, Navidad...

Ambos nos dimos cuenta, que nuestra vida juntos era mejor teniendo a nuestro hijo con nosotros. ¡Un hijo del Amor!

Vivíamos felices los tres, no me hubiese cambiado por nadie en este mundo en ese momento. Entonces, una noche Grace me llamo para que fuera a buscarla al hospital, ella se encontraba de guardia y estaba atendiendo a un niño, que según los cuchicheos de pasillo, estaba muy maltratado, era un caso grave de desnutrición, y mientras escuchaba pensé ¿Cómo alguien puede hacerle eso a un niño?

Aprendiendo a Vivir Sin TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora