Capítulo 12

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—¡Vamos, si puedes, confío en ti, vamos Madison, pedalea! 

Pedaleaba con todas mis fuerzas tratando de aprender a manejar bicicleta mientras Jason me empujaba, pero me dio miedo y solte los pedales, así que Jason perdió el equilibrio por el cambio de velocidad y ambos caímos. 

—¿Estás bien? -me dijo a un lado de mi en el suelo, me tocaba la cara.

—Estoy bien, tranquilo, no ha dolido.

—Me has asustado ¿como se te ocurre soltar los pedales? 

—Lo siento... Me he asustado.

—Tranquila, algún día lo lograrás, muchos intentos por hoy, vayamos a comer algo de lo que traje. 

No se como pude acceder a que me enseñara a manejar una bicicleta... ¡Ah si, ya recordé!


Flashback


—¿Qué hacemos primero?

—Lo primero que se hace es calentar, estiramientos, trotar, eso. 

—Vale. 

Estábamos estirando —o mejor dicho, yo imitaba lo que él hacía— mientras escuchábamos música, la cual yo desconocía, pero era pegajosa. 

—¿Cuál es esa canción? 

—Elastic Heart. 

—¿De quién es?  

—¡De la maravillosa Sia! 

—¿Te gusta Sia? Pensé que... 

—¿Qué porque soy hombre no escucho a Sia? Soy lo suficiente hombre para admitir que amo a Sia, Skylar Grey y a Katy Perry.  

—A mi me gustan ciertas canciones de ellas, pero esa en específico nunca la había escuchado. 

—Tranquila, pensé que me juzgarías, muchos lo hacen. 

—¿Y por qué debería de hacerlo? -sonrió. 

—Te propongo un trato. 

—¿Otro más? -se rió. 

—Sí, pero este es mejor. 

—Vale. 

—¿Quisieras aprender a manejar una bicicleta? 

—Sí, pero no. 

—¿Cómo? 

—Me gustaría, pero al mismo tiempo no, me da miedo. 

—Pero yo te ayudaré, confía en mi.

—Primero dime que tienes en mente. 

—Para hacer los ejercicios más divertido, haré el número que tu me digas de abdominales, si lo logro, aprenderás a manejar bicicleta conmigo, y si no, te compraré los dulces que tu quieras. 

—¿Todos los que quiera? Hecho. 

—¿Cuántas abdominales entonces? 

No creo que haga muchas, además el dijo que tenía tiempo sin hacer ejercicio... 

—Trescientas abdominales. 

—¡¿Trescientas?! 

—Sipi —suspiró por mi respuesta. 

—Está bien. A darle.

Luego de varios minutos ya llevaba doscientos cincuenta abdominales y yo no dejaba de comerme las uñas, yo estaba «detente, detente ya, ahora sí detente, hazlo, ya». Pero seguía. 

You Are Beautiful ©Where stories live. Discover now