Capítulo 10

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El día fue muy aburrido y lleno de tareas, como sabía que mañana me tocaba irme a la pijamada, debía adelantar lo más posible, detesto que se me acumule la tarea, entre cuaderno tras cuaderno me di cuenta que ya eran las 3:00am y yo seguía ahí como un búho, me espanté, no suelo dormir tan tarde, así que guardé todo y me dispuse a dormir.


Dormir tan tarde no me ayudó nada, terminé despertando a mediodía, y fue porque Cameron estaba del otro lado de mi puerta gritando que me despertara porque debía limpiar, como él cocina a mi me toca limpiar, es lo justo, así que entre gruñidos y quejidos logré levantarme de la cama y pedirle a Cameron que se callara, él me dejó el trapeador en la entrada de mi habitación... era lógico, pleno mediodía y la casa completamente sucia, es mi único quehacer, así que no podía rechistar, adormilada y en pijama todavía, hice caso omiso al trapeador y dejándolo exactamente donde Cameron lo colocó, bajé a desayunar, ya después de comer y terminar de despertar fue que me cambié y me dispuse a limpiar.


Por fin había terminado, estaba exhausta, moví algunos muebles para cambiar un poco el orden de la sala, acomodé mi habitación y guardé la ropa que Cameron lavó, no podía más, apenas toqué mi cama caí dormida hasta que dieron las 6:00pm aproximadamente, salté de la cama recordando la pijamada y corrí a guardar mis cosas, en eso la puerta se abre y al dirigir mi mirada a ella, me topo con Cameron y su mirada de cachorrito. 

—¿En serio vas a dejar a tu hermanito solo? —formó un puchero. 

—Solo será esta noche, además, duermes como oso hibernando, ni notarás mi ausencia. 

—Si lo haré... Tus ronquidos me harán falta. 

—Yo no ronco. 

—Oh, claro que si lo haces, pareces un puerco, oink oink —me reí y lo golpee en el brazo—. ¡Auch! Y luego los hombres somos los que las maltratamos ¡son ustedes, hijas de Satanás! 

—¡Ey! —volví a golpearlo. 

—¡Abusiva! ¡y yo que iba a extrañarte! Me siento indignado, adiós —se dio media vuelta y se fue dando pisotones. 

Entre a mi habitación, tomé la mochila y procedí a bajar, cuando estaba tomando las llaves de la casa escuché pasos agitados bajando por la escalera, era Jason, se estaba terminando de abotonar la camisa y tomaba sus cosas a gran velocidad, me saludó, luego miró hacia arriba y gritó. 

—¡Mamá, iré a casa de Stella, no me esperes despierta! 

—¡Más te vale que uses condón, en lo que haya un diablillo corriendo por la casa antes de tiempo te vuelvo los testículos un nudo! —gritó en respuesta desde arriba. 

—¡No todo en la vida es sexo madre, vamos a ver un maratón de películas, pervertida! 

—¡A mi me respeta, y es sólo una advertencia, no quiero a un mini Jason tan pronto! 

—¡Sí mamá, adiós! Adiós Maddie —besó mi mejilla y salió a toda velocidad, parece que iba tarde.

Me despedí de Cameron y me fui caminando según lo que decía la dirección, no quedaba muy lejos, solo a unas cuantas cuadras, al ver la hora me fijé que apenas son un cuarto para las siete, aquí oscurece tarde, así que todavía se ve un poco claro. Llegué a una casa doble planta color crema, con las columnas de un color salmón extremadamente pálido, las rejas eran negras y gigantescas, parecían la de las casas antiguas, aunque claro, la estructura de las casas de esta urbanización están basadas en las casas de los años setenta. Toqué el timbre y espere unos minutos balanceando mis pies, me hablaron a través del intercomunicador. 

You Are Beautiful ©Where stories live. Discover now