Capítulo 9

698 45 5
                                    

Era la hora de dormir, pero yo no lograba pegar un ojo, me encontraba en mi habitación sosteniendo una foto enmarcada de Cameron y yo cuando éramos pequeños, con mamá y papá, extraño mucho esos momentos, me hacen mucha falta, es triste no tener a tu padre delante de ti observando tu examen y que te diga «estoy orgulloso de ti» a los ojos. También es difícil aprender nuevas recetas de cocina y en el transcurso no tener a tu madre regañandote porque lo estás haciendo mal, y es mucho más duro anhelar todas las noches su beso de despedida, ver como te sonríe, te apaga la luz y te dice «estoy aquí, todo estará bien, descansa mi niña» la última vez que recuerdo que me haya dicho eso fue cuando era pequeña y temía dormir con la luz apagada, mis lágrimas empezaron a mojar la foto... mientras más tiempo pasa, menos están con nosotros, más ocupados se encuentran, recuerdo que al principio llamaban todos los días para ver cómo estábamos y todas las noches para despedirse, ahora llaman semanalmente y es si pueden. A veces me pregunto como sería todo si ellos no se hubieran asociado con Electronic&Tecnology a lo mejor no estuviéramos así, antes por nada del mundo se perdían nuestros cumpleaños, ahora sólo nos dicen «lo siento, luego te lo compenso» ¿pero cuándo? Yo no quiero regalos ni dinero, lo que deseo es tiempo con ellos, y eso es lo que menos pueden darme. 

Unos golpecitos se escucharon del otro lado de la puerta. 

—¿Maddie? —era Cameron, se le notaba tristeza en la voz. 

—Vete, por favor —un nudo en la garganta no me permitía hablar sin que se me quebrara la voz.  

—¿Maddie, puedo pasar? 

—No, por favor, vete. 

—No me iré hasta que no me abras la puerta, Madison, por favor. 

Me levanté de la cama, quité el seguro y me volví a lanzar a la misma colocándome las colchas encima para que no me viera. 

—Madison, por favor no llores... 

—¿Cómo sabías que estaba llorando? 

—Te grité si querías golosinas y no apareciste, sabia que algo te sucedía. 

—¿Por qué todo es tan injusto? —sorbí mi nariz. 

—No lo sé, pero oye, al menos tenemos padres, al menos me tienes a mi, muchas niñas les gustaría por lo menos tener una familia. 

—No me saques eso en cara que me haces sentir aún peor. 

—Lo siento, pero es la verdad, siempre que me siento mal pienso en ello y se me pasa, puede que no estemos con nuestros padres, pero al menos te tengo a ti, no podría quejarme, eres mi hermanita, así que por favor ¿dónde está esa sonrisa de todo estará bien? 

—Se me perdió ¿me ayudas a encontrarla? 

—Pues aquí está —me quito la colcha y me abrazó. De esos abrazos que te muestran que siempre estarás protegida, que te dicen que todo estará bien, con Cameron me siento protegida —. Todo estará bien, yo estaré aquí, siempre. 

—¿Lo prometes? —susurré. 

—Lo prometo —besó mi coronilla y se quedó abrazándome y acariciando mi cabello, así hasta quedarme profundamente dormida.


Desperté a la mañana siguiente con un sabor amargo en la boca, detesto eso, me dirigí al baño y de una vez comprobé que Jason no estuviera ahí. Me acerqué al espejo y note que tenía los ojos hinchados y con ojeras, me veía un poquito demacrada, tomé mi crema para ojeras y me apliqué un poco, me bañe, me desenrede el cabello y fui en toalla casi corriendo a mi habitación, me puse lo primero que encontré y baje a desayunar, de camino hacia la cocina escuché unas voces en la sala, no entendía lo que decían y tampoco estaba interesada en saber, sólo sé que ahí en el mesón estaban Cameron, Abi, Jason y su padre desayunando, la señora estaba por sentarse con ellos, lo curioso fue que apenas sintieron mi presencia se callaron, me pareció muy extraño de su parte, pero no le di importancia y seguí mi camino a la cocina, abrí la nevera y la alacena y saqué lo que veía más apetitoso, me estaba preparando un sándwich de pavo con jamón y queso, mayonesa y una pizca de mostaza, era un pan baguette entero, así que lo corté a la mitad y guarde una mitad para el instituto, y la otra para comerla aquí, me serví zumo de naranja, tomé una manzana y me fui a desayunar, al sentarme noté que estaban comiendo unas cuantas tostadas con queso, las cuales se veían provocativas, pero me daba vergüenza pedirles alguna ya que yo tenia mi desayuno –mi exagerado desayuno– así que preferí comerlo sin decir absolutamente nada. 

You Are Beautiful ©Where stories live. Discover now