v e i n t i t r e s

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Con el paso de las semanas, descubrí que el recién llegado se llamaba Frank y que nadie sabía cómo había acabado ahí, porque se negaba a hablar de ello y todavía más de sus padres.

...

"La hermana Mary dice que no podemos subir a la azotea." Me detuvo una voz a mitad de las escaleras que llevaban a dicho lugar.

Me giré, ligeramente molesto porque lo último que necesitaba era que uno de esos niños me sermonease sobre lo que podía o no podía hacer, y me encontré con aquel chico.

"No sé quién es esa Mary, pero voy a subir igual." Respondí, girándome de nuevo y dejándole ahí plantado.

Oí como balbuceaba algo, como si intentase encontrar las palabras para detenerme, y, al no encontrar nada, me siguió hacía arriba.

"¿Cómo puedes no saber quién es? Llevas aquí más tiempo que yo." Preguntó incrédulo, sentándose a mi lado, al borde de la azotea.

Seguramente era por eso que no dejaban subir a nadie aquí, la barandilla que debería haber se había desmoronado y ahora no había nada que protegiese ni asegurase que no cayeses al vacío desde una sexta planta. Y no convenía exponer a niños depresivos -algunos incluso suicidas- a este peligro.

"Simplemente no me importa, no me interesa saberme el nombre de toda esta gente si luego me voy a ir de nuevo."

Frank me miró atónito unos segundos, el viento revolvía su desordenado pelo y el sol incidía sobre sus ojos verdes, haciendo que se viesen más claros de lo que eran, y luego sonrió burlonamente.

"Ah ya, tú debes de ser Gerard. Cambias de familia cada dos meses y, si mal no recuerdo, los últimos fueron asesinados."

"En realidad, los maté yo." Solté, esperando que eso lo asustase lo suficiente como para que se alejase de mí.

Parecía un buen chico, pero yo nunca dejaba que nadie se acercase y, aunque prácticamente no sabía mucho más que su nombre, sentía cierta atracción hacía él y sabía que estaba mal; porque no podía permitirme dejar entrar a nadie en mi vida.

Sin embargo, la reacción del moreno fue totalmente inesperada. En vez de asustarse o mirarme sorprendido, sin esperarse aquello, se echó a reír despreocupadamente.

"Me caes bien. Eres mucho más divertido que cualquiera de esos ahí dentro." Comentó, moviendo los pies que colgaban del precipicio y observando sus converse negras -lo único en condiciones de la ropa con la que llegó.

"Y tú mucho más descarado." Contraataqué, decidiendo dejar como una broma el asesinato de mis padres adoptivos.

"Oh, no has visto nada, puedo ser mucho más descarado." Dijo, mirándome con una gran sonrisa, recordándome a la de un niño de cinco años, ilusionado y feliz.

"¿Ah así?" Me reí, observándole divertido.

Sabía lo que estaba haciendo, había vivido lo suficiente como para poder reconocer a alguien ligando obstinadamente conmigo, pero no dije nada, porque era divertido ver sus ojos brillar juguetonamente y, en el fondo, me alegraba de que esa mirada triste hubiese dejado de inundarlos.

...

Nunca me había supuesto un gran esfuerzo alejar a la gente de mí, solo era cuestión de ser cruel o distante y, a los pocos días, la gente ya no quería saber nada más de ti. Pero Frank era diferente. Él seguía regresando a mi lado, no importaba que dijese ni como lo tratase, era como si fuese capaz de ver a través de mis barreras y darse cuenta de que en realidad solo estaba fingiendo para quitármelo de encima y, además de descarado, también era persistente y testarudo.

✧ i'm dying to live ✧ || נαℓεx #1Where stories live. Discover now