- La Hija De Los Sannin (Kakashi)

© -Parte; [2]

Jiraide: ¿Papá? ¿dónde se metió éste señor? -comenzó a caminar y a sentir el vapor del lugar- que calor hace aquí, y papá no aparece -habló irritada-

Habían llegado a las aguas termales hace poco y su padre se había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos, buscando presas para sus investigaciones, Jiraide voltea sus ojos y se pone roja al pensar eso, la hacía enfadar varias veces al día, además de que se tenía que soportar los insoportables gritos de las mujeres acosadas.

Después del ataque del Kyūbi Jiraide decidió ir por el mundo con su madre y su padre para entrenar, su padre y ella habían ido a konoha después de mucho tiempo, y su madre, bueeeno... Jiraide no sabía dónde estaba Tsunade por ahora.

Jiraide gira hacia un pasillo y logra mirar a un tipo con lentes oscuros, un niño rubio y su padre, quienes discutían por que...

Jiraiya se encontraba husmeando entre el baño de mujeres, llevándose así la vergüenza de Jiraide ¿Cómo era posible que un joven quería darle moral a su padre? eso la enfadaba aún más, además ese joven era Ebisu, un antiguo amigo suyo y hacia que sintiera más vergüenza aún.

Ebisu: ¡está husmeando el baño de mujeres viejo! -lo señala-

Jiraiya se gira y hace un jutsu de invocación donde aparece un sapo naranja con azul.

Ebisu: qué rayos...

Ebisu impresionado fué envuelto en la larga y bizcosa lengua del sapo enviándolo al suelo y dejándolo tirado, el sapo vuelve su lengua dentro de su boca tranquilo, no había hecho mucho esfuerzo para derrotar a ese hombre.

Jiraiya: ¿qué sucede contigo? cálmate, no querrás que nos atrapen tonto -comienza a reír-

Jiraide: Padre -Jiraiya se asusta y se cae del sapo- ¿qué estás haciendo? -con ambas manos en su cadera-

Jiraiya: Nada.. nada hijita -sonríe y se vuelve a subir en el sapo-

Jiraide observa a Ebisu tirado en el suelo inconsciente, y a un niño rubio observándolo, éste estaba enfadado, y sus ojos azules echaban chispas.

Jiraide: <es muy parecido a Minato-sensei> Padre, dejaste a Ebisu inconsciente. ¿porqué lo hiciste?

Jiraiya: Fué sin querer -lo mira sin importancia alguna-

Niño: ¡Bien hombre sapo! ¿qué fue todo eso? ¿quién se cree que es? -lo señala-

Jiraide: Y ahí va de nuevo -voltea los ojos- no debió preguntarle.

Jiraiya: Me alegra que preguntes -movía su cabello- soy un ermitaño de la montaña Myōboku. El espíritu sabio e inmortal -el sapo se movía- ese soy yo, el sabio de la montaña del sapo.

Niño: ¿Montaña del sapo? -atónito-

Jiraiya: Exacto -el sapo desaparece y el queda de pie- y ella es mi hija la princesa de la montaña de los sapos.

Jiraide sonríe saludando al muchacho quien la miraba sorprendido, no solo por que era muy linda, si no también por que era una chica alta, o el era muy enano... o solamente había conocido mujeres bajas.