—¿Quieres? —me ofreció Jason extendiéndome una tostada. 

—No, gracias. 

—Vamos, vi como la mirabas, si quieres me das un pedazo de tu sándwich y yo una tostada. 

—Está bien —intercambiamos y me sonrió. 

Comimos en silencio y a veces intercambiábamos miradas los unos con los otros, era extraño. 

—Y... ¿que tienen para hoy? —preguntó la señora a Adams. 

—Hasta ahora nada, los exámenes inician la semana que viene —respondió Abi. 

—Que buena semana de cumpleaños Maddie —espetó Jason sarcásticamente. 

—Lo sé —suspiré. 

—Niños, el autobús llega en cinco. 

—¡¿Qué?! —exclamamos los tres a unísono, terminamos de desayunar a gran velocidad y corrimos a la parada como alma que lleva el diablo. 


Llegamos corriendo a la parada y el autobús ya estaba saliendo, así que no pudimos alcanzarlo, pero Jason lanzó su mochila al suelo y corrió detrás del autobús, por suerte éste aún no había adquirido mucha velocidad, a lo que Jason pudo alcanzarlo y gritar que se detuviese, el autobús se detuvo y él nos hizo señal de que fuéramos rápido, llegamos y el autobús abrió sus puertas, agradecimos, pagamos la tarifa y nos sentamos en nuestros habituales puestos, Jason estaba transpirando y con la respiración agitada, no pareciera que tuviera mucha resistencia física. 

—Parece... Que tendré que... Volver... A ejercitar —hablaba entrecortado. 

—¿Hace cuánto no haces ejercicio? —inquirí. 

—Desde hace cuatro meses aproximadamente. 

Wow... 

—¿Quieren hacer ejercicios conmigo el domingo? 

—No me gusta hacer ejercicio... —admití. 

—Vamos, anímate, no te arrepentirás. 

—Yo me apunto, dijo Abi. 

—No sé... 

—Por favor, será divertido, enserio. 

—Está bien, iré, pero si no me gusta no volveré a acompañarte. 

—Te gustará, será divertido, ya verás. 

Abi nos observó intercaladamente, elevó una ceja y luego exclamó. 

—¡Cierto! No podre ir, tengo cosas que hacer... Lo siento, vayan ustedes sin mí. 

—¿Qué clase de cosas? —inquirió Jason observándola con una mirada cómplice. 

—Eh... Cosas las cuales no recuerdo justo ahora, pero se que estaré ocupada. 

—¿Segura que no puedes acompañarnos? 

—Segura al cien por ciento. 

—Tú te lo pierdes, luego no te quejes cuando andes como vaca y ni moverte puedas —se rieron, yo solo agache la cabeza, lo de vaca me lo tome muy a pecho, y parece que lo notaron, dejaron de reír al instante —. Oye, era una broma, no fue mi intención, no pensé que... —suspiró—. Soy un estúpido, enserio discúlpame, no pensé lo que decía, no importa como se vea, todas son hermosas, por favor perdóname. 

—No importa... 

—Sí importa, se que te dolió, enserio que no fue mi intención, no tiene nada de malo que no estén en forma, siguen siendo lindas, tú eres linda, por favor sonríe, no me gusta verte así y mucho menos saber que yo soy el culpable de ponerte así, perdóname... 

—Tranquilo, no importa, enserio. 

—Perdón... 

—No te disculpes, estoy bien, tranquilo. 

—Bueno... —tomó su mochila y procedió a bajarse, no me di cuenta que ya habíamos llegado.

Abi se fue detrás de él y le dio un golpe muy sonoro en la nuca, el se rascó y siguió caminando cabizbajo. 


Yo sin embargo me dirigía a mi clase tratando de alcanzar a Abi, pero ella se encontraba pensativa, en nuestro camino distinguí a Rebecca, la cual se encontraba con Logan hablando en los casilleros, al notarme extendió su mano hacia mi a modo de saludo, gritó mi nombre, se disculpó con Logan y se acercó a nosotras, Abi me dijo que me esperaría en el aula, intercambió una mirada fulminante con Rebecca y siguió su camino. 

—¡Hola! Si vas a ir ¿cierto? 

—¿Es hoy? 

—No, mañana ¿lo habías olvidado? 

—Sí, lo siento... 

—No te preocupes, pero no me falles ¿vale? Te estaré esperando ¡adiosito! 

—Adiós..? —me dirigí a mi salón. 

Abi me guardó mi puesto poniendo su mochila en él, una vez me senté, bufó. 

—Sinceramente esa chica no me pinta nada bueno, cada que la veo mi sexto sentido me alerta que tenga cuidado. 

—Tranquila, solo quería recordarme que hoy es su pijamada.

—¿Desde hace cuánto tiempo se hablan? 

—Desde el día que me defendió en el autobús.

—¿Ella de casualidad ya te conocía?

—Creo que no, nunca me había dirigido la palabra. 

—¿No te parece extraño que de un día para otro te haya empezado a hablar? 

—Pues ahora que lo dices... Si, es extraño, pero no se... ¿A lo mejor quería conocerme? 

—¿De un día para otro? Aquí hay gato encerrado.

—¡Silencio en la clase! —exclamó el profesor y tuvimos que dejar nuestra conversación ahí.



*************************

~Andrew en multimedia~


Espero que les esté gustando, no olviden comentar y pinchar la estrellita, se los agradecería mucho! <3

You Are Beautiful ©Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu