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"La mentira y el engaño siempre tienen fecha de vencimiento. Nada duele más que ser decepcionado por la única persona que creíste jamás lo haría."


—Hoy es el día –la voz de Klaus es lo primero que escucha tres días después del incidente, cuando este entra por la puerta de la habitación.


Dena alza la ceja, expectante. — ¿Hoy es el día para qué?


—Para matar brujas –responde adentrándose, el ambiente tenso entre ellos–. Específicamente a la bruja Bennett.


— ¿Vas a matar a Bonnie Bennett? –inquiere haciendo el amago de levantarse de la cama.


No puede matarla, amor mío.


— ¿Cuántas brujas Bennett hay en este pueblo? –Klaus se acerca cauteloso en su dirección, deteniéndola antes de que si quiera pueda poner los pies en el piso–. Si, ángel, voy a matarla. Esa niña es una amenaza, posee el poder de cien brujas canalizadas –le toma la mano con delicadeza–. Así que hoy, como hay una agradable fiesta en el preparatoria y ella va a estar ahí, ¿qué mejor que aprovechar la oportunidad y sacarle el corazón?


— ¿Acaso te asusta? –lo mira directamente a los ojos, ligera burla en su voz–. ¿Te da miedo una brujita de diecisiete años? ¿No se supone que eres inmortal, cariño?


El original se arruga las cejas, resoplando ante el tono de burla en la voz de su esposa. —No le tengo miedo a nadie –Dena alza la ceja de nuevo–. Soy inmortal, sin embargo, el poder que posee la bruja Bennett puede noquearme lo suficiente para que encuentren una forma de matarme.


—Mátala entonces –dice con indiferencia. Dena no estaba de acuerdo con eso, ella necesitaba a la bruja Bennett con vida, pero sabía que si protestaba contra Klaus iba a terminar como la vez en que Elena fue el tema de su conversación–. Una bruja más, una bruja menos, ¿cuál es la diferencia?


Klaus sonríe de lado, tirando del brazo de Dena hacia él —Ninguna –susurra sobre su mano antes de depositar un casto beso que dura apenas unos segundos–. ¿Cómo estas hoy?


Dena aprieta la mandíbula apartando la mirada y tirando de su mano lejos del toque del vampiro. —Estoy bien.


Sabe que sus acciones hacen que Klaus no crea en sus palabras y el aire se vuelve pesado. —Dena.


—Klaus no –lo corta, sabiendo de ante mano a donde iba la conversación.


—Han pasado tres días –continua ignorando su protesta–. ¿Vas a decirme que fue lo que paso ese día?


La pelinegra se tensa notablemente. No quería hablar de ese tema, no ahora, no nunca, por sus propias razones que la delatarían. Habían pasado tres días desde el encuentro con los Salvatores, tres días desde que terminaron por consumirla, por encadenarla, tres días desde que Klaus la había encontrado por alguna razón a las afueras del bosque, retorciéndose, gritando y llorando, en un estado realmente lamentable. No habían hablado del tema y cada vez que el original lo sacaba a colocación Dena estaría más que dispuesta a evitarlo distrayéndolo de alguna otra manera no apta para menores, aun si el ambiente entre ellos era tenso. Y es que Klaus no solo la había encontrado en ese estado lamentable, sino que Dena no había estado vestida como la había visto en el departamento de Alaric, sino que su ropa se había cambiado por un par de pantalones y blusa manchadas y rotas, la piel la tenía llena de quemaduras y sangre, y sus ojos eran la viva imagen de dolor vivo.

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2019 ⏰

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Salvatore ➳The Vampire Diaries [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora