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Katherine estaba harta de que pensaran que no sabía nada del plan que tramaban contra ella, sabía que el que estuviera en esa fiesta solo era nada más que una emboscada para distraerla, pero ya estaba harta, iba a conseguir esa piedra lunar. Y no le importaba si mataba a todos los presentes en la fiesta.


No lo estaba haciendo porque ella quería, lo hacía porque debía de hacerlo.


Tenía que conseguir esa maldita piedra antes de que terminara la noche o terminaría en una bolsa negra quemándose en el infierno.


Sus ojos escanearon el lugar y siguió la cabellera rubia de Caroline cuando la vio a lo lejos. El antifaz le picaba la cara y quería quitárselo, pero si lo hacía posiblemente alguno de los Salvatores la reconocería y todo su plan se iba a ir por el desagüe, así que se apuró en alcanzar a la rubia. A la cual empujo contra la pared, tomándola por el cuello, cuando dobló en una esquina de la casa.


—Caroline, hola –saludó con gracia, la contraria abrió los ojos con sorpresa–. Verás, diría que es un placer verte dos veces en un día pero estaría mintiendo, así que iré al grano –presionó más su agarre– Presiento que esto es una emboscada contra mí, lo cual me esta haciendo enfadar y que las repentinas ganas de matar a quien sea crezcan casa vez más, por eso vas a decirme quien tiene la piedra lunar –ordenó–. Ahora.


—Yo no sé quien la tiene –respondió.


Katherine soltó una carcajada. —Casi me la creo, cariño. Pero vamos, no hay que mentirle a alguien mayor –gruñó–. Dime quien la tiene.


— ¡No lo sé! –chilló la rubia, tratando de quitar las manos de Katherine de su cuello.


La morena apretó más el agarre, alzándola unos centímetros del suelo.


—Voy a matarte si no me dices –golpeó su cabeza con la pared, causando un quejido de dolor en la rubia–. ¡Dime!


— ¡La tiene Bonnie! ¡La tiene Bonnie!


—Así que ella la tiene –murmuró–. Ahora, ¿en dónde está la bruja Bennett?


—No sé –escupió con rabia.


Volvió apretar el agarre en su cuello, dejándola sin aire. —Otra vez con lo mismo, Caroline. ¡Dime en donde esta!


— ¡Bien, te lo diré!


La doppelganger sonrío y soltó a la contraria, quien tomó una bocanada de aire, pero no alcanzo a tranquilizarse, pues Katherine la había tomado del brazo, obligándola a caminar. Rodó los ojos cuando escucho los sollozos de la chica mientras subían las escaleras de la mansión Lockwood.


— ¿En qué habitación está? –le preguntó.


—En esa de en frente –murmuró.


Soltando el brazo de la rubia, Katherine abrió la puerta de la habitación, entrando sin mirar atrás. Apenas puso un pie en la habitación su cuerpo tembló levemente y algo en su estómago se contrajo. Volteoó cuando escucho la risa que soltaron detrás de ella, notando que era Caroline quien reia sin parar.

Salvatore ➳The Vampire Diaries [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora