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"Después de todo, hasta la persona mas mala puede amar y ser amado con intensidad"


La puerta se abrió rompiendo el gélido silencio que permanecía en el lugar cuando la madera rechinó. Elena se asomó, mirando con cautela todo a su alrededor, deteniéndose en una de las escaleras que dividían al patio trasero del bosque.


Se quedó plantada en su lugar mientras el frio aire de la noche rozaba su piel expuesta, hasta que apretando los labios y tomando un suspiro dio la orden a sus pies de avanzar. Se detuvo en el inicio de las escaleras no muy convencida y se hincó para poder sentarse junto al vampiro, este no dijo nada, ni siquiera la miró, simplemente permaneció con la vista perdida entre los arboles del oscuro bosque mientras sostenía la botella casi vacía de bourbon y con la mano libre hacia un puño.


— ¿Qué estás haciendo aquí? –preguntó mirando hacia donde el contrario veía.


—Ya sabes –la voz ronca le causo escalofríos–. Viendo las estrellas... oyendo al universo reírse de mí –soltó sarcástico interrumpiéndola cuando se percató de que iba a responder–. ¿Qué quieres, Elena?


—Nada –respondió bajo, sin atreverse a mirarlo–. Solo quise hacerte compañía.


Damon resopló antes de beber de la botella. —Vete, no te necesito.


—Nunca dije que me necesitaras –le golpeó con el hombro juguetonamente, intentando aliviar el pesado ambiente pero ante el gruñido del vampiro se quedó quieta–. Lo siento.


—Eres una pequeña bola de disculpas y problemas, ¿no es así? –dijo entre dientes–. Y aun así después de todo lo que dije estas aquí, Elena –la miró de reojo–. No deberías. Tú me odias.


Elena se abrazó a ella misma. —Yo no te odio.


—Una vez dijiste que era un bastardo impulsivo que se iba a quedar solo para toda la vida. Supongo que tenías razón.


—No seas tan duro contigo mismos –pidió.


Damon guardo silencio hasta que una suave risa salió de sus labios.


—Tu realmente no tienes remedio –negó con la cabeza, apretando más su puño–. ¿Por qué siquiera estás hablando conmigo después de todo el alboroto que cree? Fui un idiota.


—No lo sé, supongo que estás en lo cierto y realmente no tengo remedio.


Ambos guardaron silencio segundos después, disfrutando de la brisa helada. Elena no estaba muy segura de que decir a continuación, Stefan tenía razón cuando dijo que tratar con Damon en ese estado era un camino sin luz. Había transcurrido algunos días desde que tuvo que correr a la habitación donde estaba Dena para detener otra pelea en la que ambos hermanos estaban involucrados, al principio no había entendido con claridad que había pasado para que otra vez tuvieran un enfrentamiento, pero al mirar los muebles destrozados y oler el ligero aroma a podrido que permanecía en la habitación bastó para que sus bellos se erizaran en alerta. Fue cuando Damon le metió un puñetazo a Stefan gritando que se alejara de la cama que pudo ver el motivo de la disputa.

Salvatore ➳The Vampire Diaries [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora