26;

4.1K 338 47
                                    

—Mientes –Bonnie habló por primera vez, sus ojos verdes centrados ella.


Dena ladeó la cabeza, su sonrisa acentuándose un poco más en sus labios. — ¿Por qué lo haría?


—Porque tú siempre mientes –acotó lo obvio, la seguridad pintada en su voz–. Eso es lo que haces.


—No deberías de estar tan segura de ti misma, brujita –señaló a Elijah con un movimiento de cabeza–. Puedes preguntarle a mi amigo pijo aquí y él va a confirmártelo.


Las cabezas se movieron en dirección a Elijah, quien solo atino a hacer una mueca que nadie supo diferenciar.


—Me gustaría decir lo contrario, pero es cierto –respondió el original–. Ella es una Mikaelson, Klaus se casó con ella casi medio siglo atrás.


— ¿Cuándo... –Damon murmuró con voz ronca y Dena se percató de que el rostro del vampiro era una combinación de amargura, incredulidad e ira–. ¿Cuándo paso eso?


Dena alzo una ceja. — ¿Importa acaso? O ¿Estas triste porque no te invite a la fiesta, Damon?


—Responde –dio un paso adelante, su cara totalmente crispada.


—Nueva Orleans, mil ochocientos ochenta y cuatro –Dena sonrió aún más cuando los ojos de Stefan y Damon se abren como si fueran a salir de su lugar–. Tuve que matar mi tiempo mientras tú te lamentabas por Stefan y lo seguías a escondías por toda la ciudad. Al final termine casándome con un original, sorprendente ¿no crees? Fue una gloriosa época.


—No –sentenció, incrédulo–. Es imposible que te hayas casado con Klaus, tú volviste conmigo cuando active mis emociones y estuvimos en Nueva York hasta que regresamos al pueblo y...


— ¿Y qué? –lo alentó con sorna, sabiendo de ante mano que Damon no iba a decir en voz alta el hecho de que habían regresado al pueblo para ser sometidos a ser ratas de laboratorios–. Te aseguro que Klaus se enojó como el mismísimo infierno y que no eres realmente su persona favorita. No después de que su querida esposa corriera al primer llamado de su querido padre, dejándolo solo para ayudar a un bastardo con problemas de superación emocional.


—Ya veo –la voz de Elena corta en la habitación, el tono despectivo presente–. Entonces, cuando tuviste suficiente de Damon, fingiste tu muerte y lo abandonaste por un vampiro psicópata.


Dena la miró con atención mientras se tensaba notablemente al igual que Damon.


—Deberías cerrar tu linda boquita, querida –bisbiseó entre dientes.


—Elena –se metió Damon.


— ¿Por qué? ¿Te duele que diga la verdad? –Elena continúo hablando, haciendo oídos sordos al vampiro.


—Tú no sabes nada, Elena –apretó con sus manos los reposabrazos–. No te inmiscuyas en cosas que no te corresponde.

Salvatore ➳The Vampire Diaries [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora