Capítulo 27: Disneyland*u*

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Esto va por mi sueño frustrado de ir a Disney;-; #DisneyGirl.

No podía creer que estuviera en este lugar. Tantas veces había fantaseado con ir y al fin estaba aquí.

- ¡Disney!- chillé de emoción. Juraría que mis ojos tenían esa forma de estrella que salía en los animes que veía. Creí escuchar al señor Levi reprimir una risa.

Salí corriendo del carro seguida de Levi. Parecíamos padre e hija. Había puestos de comida, montañas rusa, comida, tazas giratorias, comida, botargas de personajes, MÁS COMIDA. Este iba a ser el mejor día de mi vida.

Subimos a varios juegos pero eso no evitó que el señor Levi siguiera con su cara seria y malhumorada. ¿Acaso no tenía la adrenalina cuando la montaña rusa bajaba en picada?, ¿no sentía las nauseas que daban al girar en las tazas giratorias?, ¿acaso este hombre no sentí nada? Pues yo sí que lo sentía. Eso incluye su mirada penetrante atravesando mi espalda. La sentía en todo momento. El señor Levi se había levantado muy distraído que, hablando de él, ya es mucho decir. Pero no fue el único pues yo también desperté con un sentimiento extraño después de un sueño que no lograba recordar.

Desperté con la ropa interior mojada, y no por cosas asquerosas, si no por fluidos que me avergonzaba si quiera pensar. Me bañé y tiré esa prenda sucia al bote, no quería saber nada sobre eso. Sabía que mi sueño estaba relacionado con ese "crimen" pero no me atrevía a recordarlo.

- ¿(TN)?- preguntó el señor Levi. En seguida levanté la mirada de mi plato.- ¿Estás bien?

- Sí.- respondí. Esa voz... Esa maldita voz...

- ¿Hanji ha hablado contigo?

- No después de la última vez. Lo siento.- agaché la cabeza.

- ¿Por qué siempre te disculpas?- preguntó de repente.

- ¿Perdone?- reaccioné.

- Siempre que te pregunto algo cuya respuesta es "no" bajas la cabeza y dices que lo sientes.- ese señor es muy observador.- En todo caso sería Hanji la que tendría que sentirlo, no tú.

- Lo siento...- susurré.

Nos quedamos en silencio por unos largos 10 minutos. Los diez minutos más largos y tortuosos de toda mi vida en los que sólo me dediqué a comer.

- ¿No querías subirte a todas las montañas rusas?- preguntó el señor Levi. Asentí.- Mira, esa tiene poca fila. Apresúrate en comer, yo apartaré los lugares.

Jamás había comido tan rápido en toda mi vida. Seguro vomitaría pero ¿qué esa no era la intención? Caminé a paso veloz hasta la atracción y me abrí lugar hasta el señor Levi

- Lamento las molestias que se está tomando para cumplir mis caprichos, señor Levi.- dije. Antes de que dijera lo mismo que hace rato continué, tenía que decirle todo lo que sentía en ese momento.- Y agradezco todo lo que Petra y usted hicieron por mí, creo que nunca podré pagarles lo suficiente para-

- Con saber que al menos YO te hice reír es suficiente para mí.- interrumpió Levi tapando mi boca.- Además, a Petra le agradas. No creo que seas un problema para ella.- no pude evitar que un par de lágrimas se escaparan y bajo la mano del señor Levi yo estaba sonriendo. Sentí que mi corazón desamarraba las cadenas que lo abrazaban y volvía a respirar.

- Gracias...- susurré con una voz apenas audible. Él quitó su mano y yo limpié mis lágrimas.- En este tiempo que llevo viviendo con ustedes empecé a verlos como si fueran mis padres... y usted es el mejor padre que pude haber tenido.

Él pareció sorprenderse y se quedó inmóvil por unos segundos. Se dio la vuelta y me dio la espalda. ¿Había dicho algo malo?

Justo antes de subirnos, Levi se dio la vuelta y me miró fijamente con esos ojos fríos que a veces parecían cambiar de color: un día estaban grises y conforme pasaba el tiempo se tornaban azules y luego, como si estuvieras esperando a que una pintura seque para darle otra capa, cambiaban a un verde acua que parecía brillar en la oscuridad.

¿Por qué me fijaba en sus ojos justo ahora?

Puso ambas manos en mis hombros y luego una de sus manos acarició mi mejilla. Sus dedos pasaron hacia mi nuca y me acercó más a él mientras igualaba mi estatura. Juntó nuestros labios y su lengua jugueteó un poco con lo que yo le permitía de la mía. Ni siquiera se molestó en cerrar los ojos. Después se separó y me miró con decisión.

- Entiende por qué no puedo ser tu padre.

Después de tus Alas: Mi Hilo Rojo (Levi y Tú)Where stories live. Discover now