2. ¿Niñera?

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2:40 pm

Mamá, voy a DiTony que me apetece comer aquí. No te preocupes, estoy bien.

Y después de enviarle el mensaje, apagué el móvil.

Tengo dieciocho años y vivo con mis padres en una casa que está bastante bien y que la verdad, no puedo quejarme. Para mis padres aún sigo siendo su niña pequeña, aún teniendo mayoría de edad que en teoría ya muy pequeña no eres.

Siempre he dicho que cuando llegase el día en que ya tuviese mis queridos dieciocho años, me hubiese gustado irme a vivir a un pisito pequeño de éstos acogedores, acompañada de mi amiga Summer donde nadie nos pudiera molestar: donde pudiéramos hacer de las nuestras y que nadie nos dijese nada, es decir, irnos y volver a casa a la hora que nos diera la gana sin tener que consultarle a nadie, o que nadie nos dijera que no deberíamos bebe, fumar, ir a discotecas... Aunque a decir verdad, no sé a qué ha venido lo último, ya que ni bebo ni fumo, ni tampoco voy a discotecas, y eso es algo que a mi amiga, la verdad... le fastidia mucho. Porque Summer está obsesionada con la fiesta, la música, el salir cada dos por tres... pero eso no es lo mío.

Al cabo del tiempo me paro a pensar y me voy dando cuenta de las cosas. Hay que buscarse la vida para llegar a ser alguien, y por eso el hecho de estar tan aplicada en los estudios. Quiero sacarme el bachillerato y así poder ir a la universidad y poder estudiar de lo que quiero, que es la psicología. Quiero ser psicóloga, me gusta escuchar, me gusta ayudar y dar consejos (aunque yo misma no me los aplique). Para conseguir lo que quieres hay que estudiar mucho y dar lo máximo de ti, y algo bueno que tengo es que nunca me doy por vencida hasta que consigo lo que quiero.

La mañana de instituto había sido demasiado extraña. Mi yo interior había sacado su lado malo (por decirlo de alguna manera) y se había defendido diciendo la jodida verdad. No suelo hablar así, es más, no suelo meterme en malos rollos con nadie. Pero Stacy ya había sobrepasado la línea y no podía aguantar ni una sola palabra más que pudiera ofenderme por su parte. Mucho había aguantado como para seguir así lo que quedaba de curso.

Llegó la chica a mi mesa con su típico conjunto de camarera, y un sombrero grande con una pizza de mentira dentro del sombrero, donde salía un papel que ponía "DITONY". Me reí por lo que tenía que llevar la pobre chica en la cabeza, pero que en realidad era gracioso.

—Hola—me saludó con una sonrisa—. ¿Qué le pongo?

—Hola—le devolví la sonrisa—. Una pizza prosciutto, por favor—asintió mientras apuntaba en su papelito, para luego alejarse dejándome sola y hambrienta.

Eran las tres y media cuando me acabé la comida. Aún era pronto para ir a casa, así que decidí caminar un rato y pararme en el primer parque que viera cercano.

Hoy hacía muy buen día y eso provocaba que tuviera una calor impresionante. Me senté en uno de los bancos viejos y observé a mi alrededor; habían niñas y niños jugando con la arena mientras unas madres conversaban con otras.

—Hola—escuché decir a alguien a mi lado. Miré de dónde provenía esa voz—. ¿Cómo te llamas?

No pude evitar sonreír. Era una niña de unos siete u ocho años, o eso es lo que aparentaba.

—Me llamo Giselle, ¿tú cómo te llamas?

—Loren.

Era una niña súper bonita. Tenía el pelo color castaño y lo llevaba bastante largo, y con él traía una celpa con purpurina.

—¡Pero qué bonito nombre, Loren!—hizo una risita.

—Muchas gracias, el tuyo también es bonito—me cogió de las manos—. Me gustan tus anillos, ¿puedo probarme uno?

Polos Opuestos |PAUSADA y REESCRIBIENDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora