No tardó ni media hora en recogerme, y nos fuimos andando al Starbucks.

— ¿Y cuánto tiempo lleváis juntos? — le pregunté mientras le daba un sorbo a mi batido de chocolate.

— No llega a un mes— le sonreí pero no me salió una felicitación por mi parte—. Sé que se te hace raro que Dani y yo no estemos juntos, pero él no estaba tan enamorado de mí. En su mente había aún una persona, que nunca me mencionaría. Lo decidimos dejar, pero estamos bien así, siendo amigos.

— Lo siento— fue lo único que se me ocurrió—¿Y bueno? ¿Cuándo me presentarás a tu novio?— le pregunté, mostrando el interés que realmente merecía. Era mi mejor amiga y me alegraba de todo lo bueno que le pasaba.

—Cuando tú quieras— una bonita sonrisa empezó a relucir en sus labios.

—Esta noche podríamos cenar en algún sitio.Si quieres, claro— le propuse sonriente.Ella se limitó a aplaudir y a sonreír como una loca— ¿Eso es un sí? -

— Eso es un "vete a tu maldita casa que a las ocho pasamos a recogerte".

—¡Vale vale!— dije alzando las dos manos— Ya me voy— me levanté, dejé el dinero justo y me despedí—. Anda, chao guapa.


Llegué a casa y subí corriendo a sacarme algo para esta noche, que por cierto no tenía ni idea de a dónde iríamos. Cuando estaba rebuscando algún que otro atuendo para la ocasión, alguien llamó a mi puerta, la cual se encontraba abierta.

— Adelante— dije sin mirar a ver quién era.

— Hola— me saludó una tímida voz, me giré y vi a Jesús.Suspiré.

— ¿No has visto mi cartel al entrar?Ya sabes, el que está pegado en la puerta— le señalé.

—No.

— Pues, ¿a qué esperas? Míralo— le volví a señalar la puerta, sólo que esta vez con la cabeza.

—Voy— se levantó suspirando—. Ya está— dijo cuando terminó de leerlo para sí y volvió a entrar; se sentó otra vez en en la cama. Moví la cabeza a ambos lados impaciente.

— No, creo que no lo has leído bien— le dije y rodó los ojos—. Hazme el favor de levantarte y leer lo que pone.

— Joder— se levantó de un salto rabioso y lo leyó en voz alta—. Si te llamas Jesús Stone García, ya puedes darte media vuelta e irte por donde has venido— terminó— ¿Contenta?— me miró.

— Pues no estaría si me hicieras caso.

— Estoy cansado de estar así— me dijo.

— Adiós Jesús— ni lo dudé.


— ¡Timbre! — gritó Dani desde el sofá.

— Ya voy, eso es para mí— dije bajando las escaleras mientras me ponía el último pendiente que me faltaba— ¡Ah, eres tú!

Me encontré a Elisa sonriente, luciendo un vestido plateado de flecos, tacones negros altos y maquillada hasta las cejas. Vamos, parecía que se había salido de un circo.

— Me equivoqué— dije dándome la vuelta para dirigirme al salón—. El paquete no es para mí, sino para Jesús.

— ¿Para mi hermano?— preguntó extrañado Dani.

— Sí— le respondí. Sentí la mirada de Jesús puesta en mí—¿Qué?

— Nada, que no te soporto— dijo Jesús. Elisa apareció en el salón y se acercó al sofá donde se encontraba sentado Jesús.

— ¿Es aquí la casa de Irene?— esa voz ya sí que no la reconocía.

Un chico rubio, de ojos azules, entró por la puerta que Elisa había dejado abierta. Me percaté de cómo Elisa recorría cada centímetro de su cuerpo con la mirada; también vi cómo la mandíbula de Jesús llegaba al suelo de la sorpresa; y ya por no hablar de Dani, el cual parecía contenerse de levantarse y soltarle un puñetazo al que acaba de entrar.

Claro que sabía quién era. Era él, el chico de Instagram. Me llamó la atención que me sonara tanto, pero más aún la foto que subió de un tatuaje de un rayo detrás de la oreja.

— Sí,  soy yo— me levanté y sonreí.

— Bueno, soy David, el novio de Yasmina.

Y me terminaste gustando #1Where stories live. Discover now