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EDITADA 20.07.21

IRENE

Cuando llegamos a casa, lo primero que hice fue irme directa a la ducha. Necesitaba quitarme esa sensación de suciedad por todo el cuerpo. El plan al final no había sido solo pasar la mañana por un monte, después decidimos comer en un bar en el que nos esperaron Dani y Álvaro -más distantes de lo normal- y finalmente, pasamos la tarde en la piscina de la casa de Elisa. La verdad era que no estuvo mal el día, pero ella y Álvaro simplemente eran la compañía que no quería tener las veinticuatro horas del día. Y por no hablar del numerito que me había montado en la montaña: había fingido un empujón por mi parte hacia el precipicio donde casi se cerraba el ciclo de su vida.

Cuando sentí el contacto del agua en mi piel, me estremecí. ¡Qué placer! Al salir me puse mi pijama que constaba de una camiseta ancha de la sección de tíos que me había comprado hacía unos meses.

Necesitaba acostarme y dormir del tirón, pero mi cuerpo me pedía el vaso de Nesquik de todas las noches. Porque sí, siempre Team Nesquik nunca team Colacao.
Sabía a gloria no, lo siguiente. Fregué el vaso y me dirigí al salón, donde se encontraba el dúo dinámico sentado en el sofá.

— Buenas noches chicos— me despedí de ellos con una pequeña sonrisa que mostraba lo cansada que estaba. Ellos se volvieron.

— ¿Ya te vas a acostar?— preguntó Jesús, quien sostenía en la mano el mando de la televisión.

— Sí— dije en un tono de lo más seco. Con Jesús las cosas no sabría decirte si estaban bien o mal. Yo diría que estables, pero no me gustaba mostrarme tan amable con él después de todo. Tiempo al tiempo.

— Jo, ¿y no te quedas aquí con nosotros a ver una película? — ahora era Dani quien pretendía retenerme un rato en salón, pero me negué.

— Estoy agotada. Buenas noches— le dediqué una sonrisa a Dani antes de girarme y volver a subir las escaleras.

Las escaleras en ese momento se me hicieron interminables, deseaba llegar tanto a mi habitación que sentía que se alargaban. Cuando estuve delante de la puerta de mi habitación, algo -mejor dicho, alguien- hizo que me detuviese:

— ¿Sabes si le pasa algo a Irene?— era la voz de Dani.

—Ni idea— le contestó Jesús—. No creo, hoy la he visto muy bien. No me ha mandado a la mierda en ninguna ocasión, y si no lo ha hecho, entonces es porque está bien— puse los ojos en blancos pero me hizo gracia el comentario—. De todos modos, si le pasara algo eso lo sabrías tú. No yo.

Dani no contestó y me hubiese gustado estar cerca para observar las caras y muecas que hacían mientras entablaban esa conversación.

— Mientras yo estaba con Álvaro en el bar, ¿ha pasado algo entre Elisa e Irene?— pareció ignorar lo último que había dicho Jesús, ya que estaba empeñado en saber si me pasaba algo.

— Sí— para mí sorpresa respondió sincero. Bien, Jesús.

— ¿Ha sido grave?— obvio, casi se mataba . Y casi nos mataba del susto.

— Sí— vale, no iba mal encaminado.

— ¿Qué ha pasado?— como la conversación se ponía interesante, me acerqué a los escalones y me senté en el primero empezando por arriba.

— Al principio de la mañana estaba todo el rato con Elisa y Álvaro. Es cierto que de ella he pasado un poco porque su hermano me cae tan bien que las conversaciones con él fluyen solas. El caso es que cuando se ha ido contigo, me he puesto con Irene a hablar de lo ridículo que eres a veces.

— Subnormal— le cortó Dani y tuve que llevarme la mano a la boca para reprimir una risa.

— Pero tranquilo que eso ha sido poco, después le he estado preguntando que si estaba cómoda y todo eso. Iba todo genial hasta que cuando la he vuelto a ver, se encontraba con Elisa. Las dos solas, solo que Eli estaba literalmente al borde de la muerte. Casi se caía por el precipicio y decía que era Irene quien la había empujado— menudo espectáculo se había montado ella, en serio. No había reaccionado porque me había quedado flipando con su capacidad de incluso arriesgarse a morir para que le hicieran caso a ella.

— ¿Y a quién has creído?— a Elisa. Pero la respuesta no llegó y supuse que la dijo en voz baja y no la oí— ¿Te gusta Irene?— la pregunta de Dani fue inesperada y tuve que contenerme para no levantarme y bajar para oírlo mejor.

— No— era de esperar, pero dolió igual. No sabía por qué me sorprendía pero sí que era cierto que había veces que notaba que me miraba como si yo fuera especial.

Decidí que lo mejor era irme a la habitación, pasaba de seguir escuchando cosas que eran casi tan obvias como la tabla del uno. Quizás ese "No" rotundo era lo que necesitaba para recalcarme que no tengo que sentir nada por él. Solo cariño, como hermanos.
Al fin y al cabo, eso es lo que éramos.

JESÚS

— ¿Te gusta Irene?— me preguntó Dani con un tono bastante juguetón. Agradecí haber dejado nuestras diferencias porque así podía hablar con él con temas como este tranquilamente. Sin embargo, las palabras no salían.

—No— pero sabía que Dani insistiría. Esta conversación la tuvimos hace dos años, y no acabó bien. Debía ser sincero porque ya era todo más que obvio. Tras un largo silencio, respondí—: Estoy enamorado de ella.

El silencio volvió a reinar entre nosotros, pero duró poco ya que un mensaje de WhatsApp me llegó. Me levanté del sofá y fui a por el móvil. Era Yasmina. Me metí en el chat y observé que eran fotos que me había hecho con Irene cuando había ido a asustarla. Eran preciosas. Ella era preciosa.

— ¿Qué ves, Jesús?— debí de estar embobado un rato ya que no vi como se acercó y me quitó el móvil de las manos. Suspiró y se pasó la mano por la cabeza—: ¿Sabes? Lucha por ella, en esta foto se ve que estás loco por Irene. Pienso que se merece algo mejor que nosotros, pero tú eres capaz de hacerle tan feliz que mereces intentarlo con ella.

Las palabras de Dani me hicieron soltar una lágrima. Él era muy importante para mí, y después de una pelea gorda que tuvimos hace tiempo en la que estuve apunto de perderlo, que me dijera todo eso, me daba la paz que nunca había tenido.

— Si estás enamorado de Irene, ¿cómo es que confías en lo que ha dicho Elisa y no ella?— la respuesta la solté sin pensar porque era obvio. O al menos eso pensaba.

— ¿Qué persona se arriesgaría a hacer algo así? Se podría haber matado— había sido horrible la escena, sobre todo los gritos que le soltaba yo a Irene.

De repente, mi hermano volvió a mostrarme mi móvil. Esta vez, amplió la foto y se percibía mejor las miradas y la cercanía: estábamos a centímetros.

— Hasta a mí me molesta cómo la miras— hubo silencio—. Hay química, y hay reciprocidad. Cuando hay esas dos cosas, es donde uno ha de quedarse.

Dicho eso, se fue.

Y me terminaste gustando #1Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon