16.

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19.07.21

JESÚS

Irene.
Camión.
Irene.
Camión.

Mis ojos pasaban de uno a otro, mientras que mi corazón latía tan rápido que dolía. Sentía que la única persona que me importaba se me escurría de las manos, porque yo mismo había dejado que eso pasara. Mis pies se habían quedado clavados en la acera y a partir de ahí no quisieron seguir más. Se rindieron y esperaron un final trágico que no quería que pasase. Sentía que no podía hacer nada y eso era lo peor así que sólo recé.

Y pasó.

Dani apareció corriendo por mi lado y salió disparado hacia donde se encontraba Irene. Justo cuando pensaba que el camión se llevaría por delante a los dos, ocurrió todo lo contrario.

Dani se había lanzado a Irene consiguiendo así apartarla de en medio. Ambos cayeron a la tierra que había en el lado de la carretera. Estaban a salvo. Sentí alivio pero culpabilidad, sobre todo culpabilidad. Por si fuera poco, no había sido capaz de correr en su dirección porque otra vez, me había antepuesto a mí antes que a ella. Y fue ahí cuando comprendí que eso no podía suceder más.

—¡Chicos!— grité corriendo hacia ellos. Cuando llegué vi que Irene era la única con los ojos cerrados y yacía al lado de Dani. Me detuve en seco y no fui consciente de que mi hermano estaba hablándome hasta que carraspeó la voz y habló de nuevo:

— Que estoy bien, gracias por preguntarme— pero mis ojos no podían apartarse ni un segundo de ella.

— Precisamente por eso no te he preguntado.Vamos, ayúdame, vamos a casa— sugerí cuando me recuperé del estado de shock.

IRENE

Saqué la cabeza a la superficie. Miré a todas partes y me encontré en mitad de un océano inmenso. Volví a mirar para todos los lados en busca de lo de siempre, pero llegaba lo mismo antes de encontrarlo.
Oscuridad.
Comencé a sentir cómo me faltaba el aire debido al pánico que sentía, y antes de cerrar los ojos por completo, avisté un rayo en el cielo. Después, oscuridad otra vez, al mismo tiempo que sentí que algo tiraba de mí debajo del agua.

Mis ojos se abrieron de golpe, mientras ahogaba un pequeño grito que en realidad nunca salió. Me desperté en mi cama, tapada hasta la cintura. Miré para ambos lados e intenté sentarme, pero sentí una punzada de dolor en el lado izquierdo de la cintura.

¿Qué había pasado?

Miré el reloj y vi que eran las ocho de la mañana. Intenté recordar cómo había llegado a casa si se suponía que estaba en la fiesta de Elisa, pero me vino toda la información de golpe acompañada de un fuerte dolor de cabeza.
El vídeo de Elisa.
La traición de Jesús.

No sé cómo reuní las fuerzas suficientes para bajar a tomarme una pastilla y así aliviarme de este dolor. Al llegar allí medio dormida, encendí la luz y todo se iluminó, obligándome a llevarme las manos a la cara al sentir tal molestia.

Me acerqué al armario y busqué la caja del Paracetamol. No la encontraba y debido a mi impaciencia sin querer tiré varias cajas de otras medicinas que habían mal puestas. Me agaché para cogerlas y cuando lo hice, las coloqué en su sitio -solo que esta vez bien puestas-. Busqué un rato más hasta que una voz detuvo mi búsqueda en seco.

–¿Buscas esto?—me giré con una mínima esperanza de que fuera Dani pero yo muy bien sabía que no era así.

— Sí— respondí borde. No me apetecía entablar ningún tipo de conversación con ese imbécil y menos echarle en cara todo lo de anoche, ya que eso suponía recordarlo. Simplemente mi dolor de cabeza superaba todo ahora mismo, y necesitaba aliviarlo ya—.Dámelo.

Y me terminaste gustando #1Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum