—Me corresponde cuando ya me canse de que sigas lastimando a las personas que amo.


Dena se ríe con suficiencia. — ¿Personas que amas? Niña, tú no sabes que es amar, solo eres una mocosa que se hace la mártir y busca la atención de dos hombres que ven a su antigua zorra en ti.


—Elena, solo cállate –Stefan pidió.


Elena caminó hacia ella, quedando a dos metros de distancia cuando Stefan se interpone en su camino, tomándola del brazo. Dena sabe que Elena solo es una estúpida niña que busca llamar la atención, sabe que solo está diciendo esas cosas para molestarla, para hacer ver a Damon y a Stefan que una vez más ella tiene razón, que Dena no es más que una perra egoísta que no los ama, y aunque sea razón, Dena también sabe que están entrando a terreno peligroso. Sus manos aprietan con fuerza el reposabrazos y algo en su pecho empieza a burbujear.


— ¿Y que si realmente no sé lo que es amar? Pero tú no te quedas atrás –espetó–. Fingiste que moriste, los dejaste solos –el odio en las palabras de la doppelganger perfora los odios de todos los presentes–. Dejaste que sufrieran, dejaste que lloraran tu pérdida. Los traicionaste, rompiste tu promesa.


Dena escuchó como algo se quiebra en su interior y su cuerpo entero se sacude leve en un escalofrió, la respiración se le atora en la garganta y las voces en su cabeza exclaman indignadas ante la herida invisible que se empieza a abrir, una que jamás debió de volver a ser tan sensible. Elijah nota con sorpresa como los ojos de Dena se han vuelto tan helados y carentes de emoción, no hay nada de brillo en ellos, solo dos orbes tan rígidos y vacíos.


— ¡Ya basta, Elena! –Damon exclamó, enfrentándola. Su ceño fruncido–. ¿Estas demente? ¡No tienes derecho a decir nada de eso!


— ¡Claro que lo tengo! –golpeó el pecho ajeno con brusquedad–. ¿Cuántas veces tengo que repetírselos? ¡Abran los ojos! ¡Ella es una mentirosa, es una arpía, solo se preocupa por ella!


Damon le dispara una mirada en llamas. —Cierra la maldita boca, tú no tienes derecho. Podrás ser novia de Stefan, pero nada más. Tú no tienes ni idea, Elena, no tienes ni idea de nada.


—Coincido con Damon –Elijah murmuró, sin apartar la mirada de Dena, quien se mantiene mirando a la nada–. Creo que deberías de medir tus palabras, querida, tal vez odie a Klaus en este momento, pero a Dena no y tú no te acercas ni al principio de la verdad –reganó con fiereza–. No saques conclusiones solo escuchando una pequeña parte de la historia, solo por el odio irracional que tienes hacia ella.


— ¿Odio irracional dices? –gruñó ofendida–. Ella quiere matarme y...


— ¿Qué es lo quieren de mí?–Dena habló con voz alta apática, causando un escalofrió en los presentes–. Hablen antes de que mi poca paciencia se acabe y desgarre la cabeza de Elena antes de la luna llena.


— ¿Consideras que, cuando dicen algo a lo que no puedes responder, es el momento de hablar? –Bonnie delimita, siendo la primera en realmente percibir el ambiente tenso en el aire. Sus ojos verdes miran atentos a Dena.

Salvatore ➳The Vampire Diaries [1]Where stories live. Discover now