— Perdone la tardanza maestro – me recargo contra el marco de la puerta esperando alguna respuesta.

— Pase alumna, y que no se vuelva a repetir – Habla el maestro a la misma vez que yo entro y tomo asiento.

Miro a mi alrededor y no reconozco cara alguna, aunque eso no me sorprende pues las únicas personas a las que conozco son a Ross, unas dos o tres chicas con las que de vez en cuando socializo y Styles, aunque este último sigue siendo un pesado conmigo.

Entrecierro los ojos intentando copiar algo que el profesor apuntó, fuerzo mis ojos intentando descifrar la tipografía del maestro, sumando a eso también había olvidado colocar mis lentes de contacto dificultándome aún más el copiar; sin duda hoy sería un día difícil.

La última clase antes del primer receso acabó y la maestro dejó que saliéramos, mi cabeza había comenzado a doler debido al sobre esfuerzo que mis ojos habían hecho.

— ¡Oli! – llamó Ross captando mi atención. Volteo a verla y camino hacia ella tomando asiento a su lado.

— Hola Ross – saludo una vez que estoy sentada.

— Te ves cansada, ¿estás bien? – dirige una de sus manos a mi frente comprobando que no es fiebre de la que se trata.

— Si, solo no estoy teniendo un buen día. Para empezar me levanté tarde, vine corriendo desde casa así que llegué sudando y a pesar de mi esfuerzo por no llegar tarde tuve cinco minutos de retraso y adivina que; ¡a la genio de yo se le olvidaron los lentes de contacto! Hice un esfuerzo sobrehumano con mis ojos primero para descifrar la letra de los maestros y luego para saber lo que escribían. Ahora siento que mi cabeza explotará – froto mis sienes haciendo un masaje para disminuir el dolor de cabeza.

La morena suspira y entorna sus ojos mirándome y negando con la cabeza una y otra vez. — ¿Acaso olvidaste que guardaste unos lentes en tu casillero por si olvidabas los de contacto? – una vez dicho esto plasma su palma sobre su frente exaltada.

— Cierto, no lo recordaba – río nerviosamente.

— Olivia Margareth Russel, no tienes remedio – se burla mi amiga.

— Cuando acabe el descanso voy al casillero y me los pongo, gracias por recordarme Ross, me has salvado de una gran jaqueca – agradezco un tanto avergonzada.

— Hoy Tomlinson se comportó mejor conmigo, raro ¿no lo crees? – agrega mirándome a los ojos.

— Si, y mucho. Eso es nuevo – confieso sorprendida pues este seguido molesta a la morena haciéndole pequeñas bromas y comentarios que la hacen enfadar.

— No se si alegrarme o preocuparme más, podría estar planeando algo malévolo en mi contra – comenta con cierto temor fingido en sus palabras.

— No creo que sea capaz de hacerte algo pesado, el no es así – razono.

— Pero el tiene algo contra mí, pareciera que le divierte verme enfadada – se queja soltando un bufido.

— Puede que le gustes. Desde mi punto de vista le gustaste desde el primero momento y como no sabía como acercarse a ti sin sentirse apenado o incómodo decidió hacerlo mediante bromas y molestando, después una vez que haya perdido la pena se acercará a ti con otro fin – Una vez dicho esto sonrío volteando a ver a Ross, esta última está un tanto sorprendida y con las mejillas sonrojadas.

WolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora