The Selection. 8

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Me desperté un poco atolondrada, pero rapidamemte me despejé. Salí de la bañera, me puse lo primero que pillé y salí haciéndome un moño.

-Ditte-escuché exclamar a Christina, pero veía todo borroso-, ahora mismo te iba a llamar.

-Espérame un segundo-pedí y volví a entrar al cuarto.

Rebusqué entre los bolsillos de la maleta la caja con mis gafas. Me las puse cuando las encontré y todo volvió a formarse delante de mí.

-Creo que deberé acostumbrarme a llevarlas otra vez, si no quiero joderme la vista-informé a Chris, ella me sonrió.

La seguí hasta el vestíbulo, donde ya estaban las demás haciendo un corro. Aparte de los murmullos, se oía el leve jadeo de un perro.

-Ian y Aqua han ido a llamar a alguien-me dijo Christina, asentí.

-¿Y Fiona?-se encogió de hombros.

-Nadie la ha visto.

Nos acercamos a las chicas, y cuando estuve lo suficientememte cerca, lo reconocí.

-¡Txoko!-me abalancé al interior del círculo, donde estaba Séphora intentando acercase a él-. Aléjate, deja que respire. Está atontado.

Séphora se me giró y me miró con cara de pocos amigos.

-La niña perfecta acaba de llegar, como no-exclamó-. Buena en los deportes, en los idiomas, no me extrañaría que fueses buena en los estudios, con buenos contactos y ¡Buena con los animales!

-Añade a esa lista de cosas que sé hacer que tienes, buena en combate de cuerpo a cuerpo-Lo siento Séphora, pero estoy irascible y tu quieres pelea...- y añade a la lista de cosas malas, haber nacido. Ese es mi defecto, ahora si me disculpas.

Me giré hacia Txoko y le extendí la mano, me olió y poco a poco se fue acercando.

-¿Crees que eres la más indicada para mandar a alguien, aunque seas la más querida?-negué con la cabeza y me levanté.

-Me creo la más indicada para mandar a alguien, porque -lo llevo en los genes, quise decir, pero no podía-, bueno, porque se me da mejor que tu. Niña flor.

-¿Cómo me llamaste?-se llevó una mano al pecho ofendida.

-Niña flor, ¿Te lo repito?-frunció el ceño-, te explico. Eres como una flor, estás radiante la primera semana y poco a poco te vas marchitando, ¿Y qué queda?, un tallo con corazón y sin caparazón.

-¡¿Cómo te atreves?!-gritó y me levantó la mano.

-Atrévete a tocarme, si te crees tan fuerte-solo estaba metiendo cizaña, pero lo necesitaba.

Antes de que el impacto llegara a mi cara, la cogí de la muñeca y le puse de rodillas en el suelo. Cual marioneta de trapo.

-Tienes suerte de que no hagamos daño a la gente-le susurré al oído-, porque si no, no estarías tan tranquila.

Cuando la iba a soltar, un grito me interrumpió. Aunque las demás se giraron, yo no lo necesitaba, conocía demasiado esa voz. Camille.

-¿Te has vuelto loca?-en un suspiro estaba a mi lado-, sabes que esto se podría interpretar muy mal.

Solté a Séphora con un pequeño empujón, haciendo que se cayera hacia delante. Judith y Dania no tardaron en ir a su rescate y la acercaron al príncipe.

Me encaré a Camille, era divertido pelear con ella, ninguna de las dos era rencorosa, por lo que se nos pasaba rápidamente. Pero desde aquella navidad desde hace tres años...

The Selection  [2da parte en proceso]Where stories live. Discover now